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'El mundo es suyo' - El cántaro y la fuente

Vía El Séptimo Arte por 19 de junio de 2018
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Admito que no me entusiasmó 'El mundo es nuestro', por decirlo de manera más o menos educada. Pero había en ella al menos dos cosas que merece la pena reivindicar (ahora más): Una autenticidad y una sencillez que en su conjunto, funcionaban. Al menos funcionaba. En 'El mundo es suyo' esa autenticidad y esa sencillez desaparecen, en una suerte de imitación y/o efecto colateral que en su conjunto, no funciona. Siquiera como producto desechable de temporada baja.

Y es que por más que lo intenta, incansablemente, no lo consigue. 'El mundo es suyo' no logra en ningún momento ser lo que espera y/o se esperaba que fuera. Peor, no logra hacer reír. En ningún momento. No al menos como se espera de una cinta que está constantemente, continuamente buscando que el espectador enseñe algo más que los dientes furtivamente, en lo que antes que una película es un sketch tan pírricamente alargado como un especial de José Mota. Y así todo el rato, toda la película.

Y es que aunque se deja ver hasta el final, lo hace con más pena que gloria: La de un filme claramente fallido, desenfocado y poco estimulante que cae continuamente en fuera de juego. En una versión poco inspirada de aquellos filmes de Pajares y Esteso. Poco que rascar y prácticamente nada de provecho, con la ausencia no ya sólo de frescura, ingenio, grandes momentos o de algún gag contundente, sino también de una dignidad que a duras penas se mantiene en pie al final.

Y quién sabe hasta qué punto se mantiene por lo que trae en la mochila, en lugar de por lo que ofrece este insulso intento a la desesperada por repetir una jugada... ¿tal vez fortuita?


Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex

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