'Canallas' - Del barrio al barro
Se puede decir que 'Canallas' es una buena comedia que además de hacernos reír, dentro de lo que cabe, también puede pasar por ser una película muy decente... dentro de lo que se propone, que no es más que hacernos pasar un buen rato sin faltarnos al respeto (ni dar vergüenza ajena). Lo que consigue Daniel Guzmán con su segunda película como guionista y director, lo que se dice una comedia juguetona y hecha de buen rollo entre amigos que resulta mayormente simpática, y a ratos también divertida, además de siempre distraída.
En todo momento pasan cosas, en una caricatura en continuo movimiento, muy viva y alegre. Con una historia bastante elaborada, y que evita recurrir a fórmulas que nos hagan sentir lo habitual en la comedia cinematográfica de nuestro país: que estamos viendo un episodio alargado de alguna morcilla televisiva con demasiado gusto por el chiste fácil. El pero, siempre lo hay, es que esta especie de versión española de la comedia norteamericana tipo 'Resacón a Las Vegas' está protagonizada por un tal Joaquín González (y su familia).
O sea, sí pero a la vez, no del todo.
Se entienden (y aceptan) las intenciones. El tal Joaquín González no sólo se interpreta a sí mismo, sino que además es la base e inspiración de esta picaresca. Lo que bien podría considerarse una estimulante reinterpretación del concepto de biopic como fue en su momento, salvando las distancias, la de 'El gran Lebowski'. Ahora bien, ni él ni su familia son actores y aunque algo de gracia natural puedan tener (cuando se les entiende al hablar), al lado de Luis Tosar o del propio Guzmán su realidad se transforma en una acartonada falsedad.
Convertir a un secundario de una película de Álex de la Iglesia en protagonista tiene su precio, y el contraste acaba lastrando un poco la buena predisposición de todo (y de todos) los demás. Un poco, solo un poco (si no somos demasiado puntillosos). Porque por lo demás, si una comedia se mide en risas y buen rollo, 'Canallas' va bien servida siendo además una película que, como tal, mantiene la compostura y la decencia, algo que por desgracia no suele ser tan habitual como nos gustaría, ni en el cine de nuestro país ni en el de fuera.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex