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'Boiling Point' - Hierve más

Vía El Séptimo Arte por 06 de junio de 2024
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'Boiling Point' nos sitíua ocho meses después de 'Hierve'. Ocho meses después de que Andy Jones (Stephen Graham) sufriera un ataque al corazón, nos encontramos con la chef Carly (Vinette Robinson) peleando día a día por hacerse un nombre en un nuevo restaurante, el Point North.

'Boiling Point' también comienza como 'Hierve': Con un plano secuencia de diez minutos que nos reengancha a la causa como si tampoco hubieran pasado más de ocho meses entre la película y la serie. Diez minutos y ya estamos de nuevo dentro, en una intensa miniserie que aunque pasados esos diez primeros minutos prescinde del recurso del plano secuencia, hace suyas las bondades del estupendo filme original. Al menos esa es la impresión tirando de memoria. La frágil y siempre al borde del colapso memoria audiovisual actual.

Una impresión y/o recuerdo que además nos obliga a pensar muy a menudo en 'The Bear', obvio, a la que le une un más que evidente y notorio hermanamiento conceptual y espiritual. Hasta el punto de que habrá quien, desconociendo la existencia de 'Hierve', asuma que se trata de una suerte de remake británico cuando lo cierto es que, de serlo, sería si acaso más bien al revés. Tanto monta que monta tanto. Como si no hubiera restaurantes en más partes del mundo. Como si el lenguaje de una cocina profesional no fuera universal.

Como si no hubiera espacio en el menú para las dos. La comparación es inevitable, pero nunca odiosa. Ambas, dejando de lado preferencias personales, se ganan su derecho a sentarse a la mesa a través de su intensidad en la cocina, de su dinamismo narrativo y de su carácter coral. De su pasión por lo que retratan, el estres del mundo de la restauración por encima de cualquier otra historieta. Y que, como a menudo olvidamos como clientes pero rara vez como empleados, detrás de cada curro hay siempre una persona.

Personas por lo general más imperfectas de lo que deja entrever la aparente perfección de lo que se dice un trabajo (muy) bien hecho. Como al igual que ya lo era 'Hierve', lo es sin ir más lejos 'Boiling Point', una estupenda miniserie a la que sólo le podemos echar en cara su corta duración. Cuatro episodios de una hora de duración que saben a muy pero que muy poco. Como si fuera un menú degustación que si bien nos sabe a gloria, nos deja con ganas de ir al bar de la esquina -por ejemplo 'The Bear'- a seguir comiendo más.

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