'Argylle' - Se ha escrito una de espías
Desde que en 2014 dirigiese 'Kingsman: Servicio secreto' da la sensación de que Matthew Vaughn, al igual que James Cameron con 'Avatar', no ha hecho otra cosa. Como en efecto así es, siendo que las -por ahora- tres películas de la franquicia ensombrecen cualquier otro filme que haya podido hacer antes... al igual que James Cameron con 'Avatar' (y sus secuelas).
De ahí que comparar 'Argylle' con la franquicia de 'Kingsman' sea tan fácil como creer que ambas se ambientan en el mismo universo. Es instintivo. Es natural, simple, cómodo. Ambas comparten las mismas virtudes y defectos, los mismos vicios. Las mismas expectativas y las mismas ambiciones. El mismo estilo, tono y sabor. Y en gran medida, también, los mismos resultados.
Los mismos excesos, siendo 'Argylle' no obstante más parecida al primer 'Kingsman' que a sus secuelas, por más que el gusto de Vaughn por hinchar sus producciones, intentar abarcar más de lo práctico y la acción gamberra y afrodisiaca sigan tan intactos y vigentes como a menudo al borde del colapso. Aunque sólo sea por su relativa modestia y moderación...
... en el lanzamiento de lo que es evidente se plantea como el comienzo de otra posible franquicia. Dentro del eficiente y muy resultón divertimento jocoso y ligero que claramente es no supone un gran problema, salvo, precisamente, por la sensación de ser un producto en exceso industrializado. De que Vaughn, en realidad, tiene más de productor que de director.
Y que su arte, realmente contundente y estimulante durante las vibrantes escenas de acción, tiene tanto de molón como de impostado. Un exceso de artificio que no afecta a una disfrutabilidad similar a la de la franquicia de 'Kingsman', pero sí al calado de una propuesta que, en última instancia, y como viene siendo costumbre, no se siente natural.
Por decirlo de alguna manera, 'Argylle', como antes que ella 'Kingsman', bien podría ser el paradigma de ese "otro" cine del siglo XXI que parece concebido para triunfar en redes sociales. No tanto para ser disfrutado del tirón en una sala de cine, como para inmiscuirse y sobrevivir en la cultura popular a través de memes y tiktoks de fácil y gozoso reenvio al por mayor.
Uno se lo pasa bien, y disfruta (a pesar) de sus consabidos excesos. 'Argylle' cumple de sobra como el bravo y dinámico blockbuster sociofestivo que es. Pero, en resumen, uno tiene la misma sensación que cuando sale de comer de un restaurante de comida rápida: si bien se ha quedado a gusto (a un módico precio), la sensación es que ha comido pero no alimentado.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
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Aunque, claro, también parece surgir la pregunta sobre si esta producción se ha vuelto demasiado comercial, más orientada al éxito en redes sociales que a la experiencia cinematográfica.
A pesar de ello, su vibrante acción y entretenimiento seguro que hacen pasar un buen rato, aunque tal vez no alimente tanto como una comida gourmet.
Interesante reflexión!
"Vitriólico".