'Aquaman y el reino perdido' - De la mar el mero y de la tierra el cordero
Al grano: 'Aquaman y el reino perdido' es claramente un downgrade respecto al primer 'Aquaman'. Una primera película que, recordemos, tenía una cualidad rara de ver, en especial hoy en día: un orgullo a lo "pecho palomo" que la volvía irremediablemente entrañable y que provocaba que todo le saliese más o menos bien. Hasta detalles como el del pulpo tocando la batería. Es complicado no disfrutar de esta grandilocuente space opera subacuática marcada por una colorida y abrumadora retórica visual tan prominente, desmesurada y libre de prejuicios como decididamente a medias de lo pulp, lo kitsch y lo que sólo funciona en la página de un cómic.
Esta segunda parte, obviamente, como toda secuela, intenta repetir la jugada pero sin embargo ni todo le funciona ni lo que le funciona lo hace igual de bien. Parece, de hecho, más una imitación inconsistente e irregular que un derivado. Todo parece lo mismo pero al mismo tiempo, todo parece distinto. Venido a menos. Demasiado tontorrón y trivial. Es, casi, como si en 2018 hubiéramos conocido a alguien "de pedo" y hubiéramos pensado que todos los días serían una fiesta. 'Aquaman y el reino perdido' no es la resaca, sino el día en el que te toca conducir y reparas en lo poco estimulante o divertido que puede ser aguantar las borracheras de otros.
Este Aquaman me gusta y me cae bien, y me gustaría poder ver las cosas de otra forma. Pero no puedo, la decepción no me deja. Y es fácil, es tentador, es recurrente señalar sus heridas de guerra. Y sí, le ven demasiado las costuras, pues todo lo que en la primera era pasión en esta es rutina. Un trámite algo inconexo. James Wan de vez en cuando asoma en una película que parece dirigida por su asistente. Un eco no muy logrado en el que parece que nadie disfruta, y en el que a aquel pulpo tocando la batería le han dado algo más que hacer, rompiendo, quien sabe, si además del hielo también la magia. Ese "pecho palomo" ya no funciona, o no funciona de manera tan gallarda.
De alguna manera, repito, ver 'Aquaman y el reino perdido' es como compartir una noche de copas con unos (des)conocidos estando sobrios. La propia película, sea por naturaleza o a consecuencia de, se muestra de dicha incómoda manera. Desubicada, resignada. Sin pretensiones puede colar como apañado salvatardes de serie B, pero es innegable que el glamour de la primera no está presente. Siquiera a nivel visual, que a pesar de unos efectos en general de nuevo muy logrados luce un poco de andar por casa. Como en verdad lo parece toda la película una vez desprovista de ese "factor X" que transforma una cutre fiesta de disfraces en un espectáculo.
'Aquaman y el reino perdido' es una decepción tan entretenida y resultona como inestable y frustrante. Me gusta expresarlo de esta manera: si hubiera sido la primera no hubiera habido una segunda... y si hubiera habido un universo que seguir expandiendo, igual, de todas formas, después de todo, tampoco se hubiera seguido expandiendo. Es, a su vez, el motivo por el que el cine de superhéroes ya no está de moda: no hay brillo ni júbilo en su mirada, sólo un vacío digital que ni su esforzado reparto puede o sabe cómo llenar. Un eco, una rutina, un vacío, un Taika Waititi (de nuevo) mal graduado. Un punto y final con más pena que gloria que si flota es porque no se ha ahogado.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Le doy un 6 porque me lo pasé bien... pero me alegro de que al fin haya terminado este universo. A ver qué tal el nuevo.
En el ya cada vez más lejano año 2013 se nos presentó la primera piedra de un edificio llamado 'El hombre de acero' con Henry Cavill como Clark Kent/Kal-El/Superman llevando la capa roja y la 'S' en el pecho. Lo que parecía un principio prometedor con otros personajes igual de prometedores por medio como Ben Affleck interpretando a Bruce Wayne/Batman o Gal Gadot como Diana Prince/Wonder Woman ha terminado casi 11 años después echando el cierre por falta de paciencia y malas decisiones del estudio Warner Bros. Y el cierre que tenemos es lo que se podía esperar, mediocridad.
Jason Momoa era uno de esos integrantes del universo ya extinto que parecía llegar para quedarse con una interpretación de Arthur Curry/Aquaman con un rollo heavy metal con su melena y barba poblada sin perder la esencia del personaje, pero la calidad de la película no depende de él, sino de lo que los creativos como el director James Wan o el guionista David Johnson puedan hacer (y lo que les dejen hacer) y supone este filme un cierre digno, pero bastante lejos de lo que, bajo mi punto de vista, debería haber sido.
Un filme este en el que regresan la mayoría de actores de la primera película de 2018, salvo Willem Dafoe, para una continuación que parece una expansión de la narrativa de aquella con Black Manta buscando venganza y Orm como aliado a la fuerza contra el personaje interpretado por Yahya Abdul-Mateen II y su ejército de acólitos en el que destaca Randall Park (visto en las películas de Ant-Man) como uno de los villanos a su pesar. Aparte de eso, se ve lo que se puede esperar de un largometraje de estas características como mucho mundo submarino y acción, pero profundidad (BaDumTss) en el guion muy poco; parece que lo más importante es el tema padre-hijo, pero ya.
Dentro de este universo de Warner Bros/DC ya extinto hay entregas peores que esta. En este caso, no decepciona en el campo del entretenimiento y los efectos especiales, mas no supone una aventura que deje con la boca abierta y es más bien un desafío para el superhéroe que no le supone un gran obstáculo. Seguramente, de haber tenido un universo en el que las cosas hubiesen ido en su tiempo y construyendo poco a poco esta cinta podría haber sido algo mucho más y mucho mejor. La realidad es la que es dejando una despedida y cierre de este universo que deja un sabor de boca no horrendo, mas, ni mucho menos, muy satisfactorio. Sobre todo cuando el villano en esta ocasión parece más un ente como el cambio climático que contra un villano en sí mismo pareciendo que Aquaman lucha contra la nada.
5
Menuda decepción. He flipado la verdad. Es como una copia barata de Thor. Ni siquiera los efectos especiales valen la pena.
La aprobaré por el buen recuerdo de la primera entrega. Un 5.