Ojalá hubiera visto 'Abierto hasta el amanecer' sin saber de qué iba. Sin embargo, para bien y para mal, según se quiera mirar, su campaña de promoción se basó "en reventar" lo que bien se hubiera podido considerar un spoiler (de inciertos resultados). No había lugar a engaños y/o desengaños: no era una película de Quentin Tarantino, sino una de Robert Rodríguez.

Lo mismo podemos decir de esta 'Abigail', película cuya teórica sorpresa, giro o as bajo la manga está siendo también la base de su promoción. Es, de hecho, su reclamo principal... y casi el único. Así, al igual que en la mencionada película de 1996, no hay engaño ni traición. Quien avisa no es cabrón, y 'Abigail' es lo que vende que es... aunque eso, en gran parte, la deje un poco vendida.

Porque no deja de ser un largo preámbulo que al igual que sucedía por ejemplo con 'Lo que la verdad esconde', no funciona con la misma eficacia si de antemano sabes dónde está un truco que, por otro lado, es lo que estás esperando: una especie de whodunit en el que el fuego se enciende cuando los demás personajes, que no el espectador, descubren quién es el asesino.

Siendo como es una de esas películas concebidas como excusa de cara a un tercer acto que las dota de fundamento, la impresión es que le cuesta arrancar y que cuando lo hace no compensa del todo, por más que su sed de sangre sea tan bienvenida como su clara falta de pretensiones de lúdica serie B o la presencia socarrona de Dan Stevens, sin duda el MVP del partido.

Complicado no pensar en la mucho más constante, intensa y refinada 'No respires'; complicado no pensar también en la anterior 'Noche de bodas' de unos "Radio Silence" que tras su decepcionante paso por 'Scream' parecen no haber evolucionado, estando más para hacer una cualquiera de Blumhouse que algo con más enjundia como una nueva de 'Alien'... como Fede Alvárez.  

Y es que dejando al margen el gore o la entrega de su reparto, 'Abigail' no acaba de valerse por sí misma como película, siendo un sobreexplicado e irregular producto poco inspirado en lo audiovisual, además, lastrado por su descarado intento por llamar la atención de la generación "TikTok", lo que pone en duda su honestidad y eficacia como una desinteresada serie B pasiva-agresiva.

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex