'V3nganza': Deseo mortal VII
Criticar una película como 'V3nganza' es muy fácil. Terriblemente fácil. No hay más que decir que la ha escrito y producido Luc Besson, quién lo puso a huevo el mismo día que confesó que había tardado un fin de semana en escribir el guión de 'El beso de dragón'. Corría ese mismo año 2001 cuando su leyenda comenzó a forjarse, pues hasta entonces su Europa Corp. seguía siendo una empresa eminentemente francesa. Pero el éxito de entre otras la mencionada cinta con Jet Li, que dicho sea de paso no estaba pero que nada mal, le descubrió la viabilidad de asaltar el mercado internacional a través del arma más mortífera jamás concebida: la inteligencia. La suya.
A bote pronto relacionar el nombre de Luc Besson con lo que conocemos como inteligencia puede resultar extraño. Puede, pero no lo es: Besson es un tipo muy inteligente. Prueba de ello es que sabemos perfectamente quién es. Inconfundiblemente. Prueba de ello es que se crece a cada crítica. Irremediablemente. Y prueba de ello es que a muchos -me incluyo- nos gustaría ser él. Confesadlo. En los últimos 15 años el dueño de la mayor y más potente productora europea, la mencionada Europa Corp. capaz de mirar a los ojos a Hollywood de igual a igual (y sin apartar la mirada), ha desarrollado una línea de producción que, como si fuera esto una empresa juguetera, llega a tiempo por Navidad para poder brindar con champagne.
Hasta aquí que hemos llegado, y de momento nada nuevo: todos hemos visto alguna vez algo producido y/o escrito por Besson; nos acordemos o no; nos diéramos cuenta o no. Al galo se le conoce por respaldar principalmente -que no exclusivamente, que también tiene su corazoncito- un modelo de cine de acción sencillo y directo dirigido a una audiencia internacional, tanto que, como si fuera lanzar una moneda al aire, resulta imprevisible cuando lo sencillo, directo e internacional será muy efectivo... o cuando lo sencillo, directo e internacional será todo lo contrario. El prolífico susodicho es quién más leña le hecha al fuego orgulloso -no es para menos- de ser capaz de improvisar una película en un fin de semana.
A todo esto... se estrena la última (o la primera de 2015), 'V3nganza', tercera de una franquicia con dos precedentes igualmente concebidos por la misma unidad creativa formada por Besson y su fiel Robert Mark Kamen. Y como la también bessoniana franquicia de 'Transporter': las primeras fueron unas sorpresas muy resultonas que nos descubrieron a Jason Statham y Liam Neeson como héroes de acción, mientras que las segundas aportaron a la ecuación un punto socarrón golosamente desenfadado. ¿Qué queda para la tercera? Los restos, o casi ni eso: tirar por la borda el crédito obtenido en las anteriores entregas. Ni la arrolladora frontalidad de la primera ni el halo burlesco de la segunda. Y ahora a por la serie de televisión y un reboot, ¿no?
'V3nganza' vendría a ser una derrama que convierte a Bryan Mills en otro Paul Kersey, y a Liam Neeson en la misma sombra en la que acabo convertido Charles Bronson: un rescoldo que ya no sorprende; peor, que ya no hace gracia. Pero aún peor: en un derivado que como este se podrían hacer mil, sin conexión con las anteriores y hecho con desgana y compromiso por un motivo, abrazarse al conformismo de morir de éxito a lo Nicolas Cage. Y entonce Neeson, que nunca ha sido Jason Statham y menos lo será con 60 años, se convierte en un guiñol de un teatrillo callejero que a poco que tuviéramos prisa ni veríamos cual escaparate de alpargatas. Porque al igual que Leslie Nielsen el anteriormente conocido como Liam Neeson...
Lanzar una moneda al aire... y tocar el Besson malo, el de toma el dinero y corre. Tras las cámaras el mismo culpable de la tercera de 'Transporter', Olivier Megaton. Él o su montador, quién sea el empeñado en cambiar plano cada milisegundo para que sólo intuyamos, supongamos que ocurre. Hasta en eso Michael Bay tiene estilo -pensarán los detractores de Bay-: no es trepidante, es aburrido. Como aburrido acaba siendo una cinta que, parece, se conforma con poner un 3 a su casillero que demuestra que, una vez más, nadie como Forest Whitaker para sustituir a Morgan Freeman en el futuro: parece que ahí en pantalla está haciendo algo, aunque la mitad de las veces no haga nada.
Nota: 4,0
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
No decepciona, pues las expectativas no son muy altas. Nota: 5,5.
Parecía que con las peripecias de Bryan Mills en 'Venganza: Conexión Estambul', ya no se iba a ver más al personaje interpretado por Liam Neeson y se dedicaría a otras cosas. Pues no. Quedaba una última lección que impartir.
Se vuelve a retroalimentar la trama y reaparece un personaje que apareció en la primera y fue mencionado en la segunda; es decir, Stuart, el nuevo novio de Lenore, quien ahora tiene el rostro de Dougray Scott (el villano de la segunda 'Misión Imposible') reemplazando a Xander Berkeley, de quien ignoro el motivo de que no volviese.
Lenore (Famke Janssen) también será más protagonista que nunca, pero para ello tienen que matar al personaje, lo cual reincide indirectamente en un error que se ha repetido a lo largo de las tres películas, el cual es que algunos actores se infrautilizan. Ese ha sido el caso de la mencionada Janssen o de un secundario de lujo como Leland Orser, quien tiene algo más de tiempo de lucimiento aquí. Lamentablemente, quien sufre ese defecto es ahora Forest Whitaker, interpretando a un detective con un perfil tan básico que lo podría haber interpretado cualquiera, despreciando a un gran talento como el actor de 'El último rey de Escocia'.
Al menos, sigue siendo entretenida. La historia de que Mills fuera ahora objeto de una trampa introduce un matiz que refresca a la trilogía y tiene un giro hacia el final que no esperaba, aunque lo podía intuir nunca tuve la certeza absoluta. Además, tenemos otra destacada escena de persecución que reluce el producto; esta vez en una autopista.
Se cierra una trilogía de la que realmente destacaría la primera entrega, mientras que las otras dos son un buen complemento que no desmerecen del todo al original. Es evidente que no son películas muy trabajadas y a algunos actores se les podría haber sacado más provecho, pero la valoración general del conjunto no es, ni mucho menos, un horror y sí las de unas películas que mantienen el tipo.
6