'Una paloma se posó en una rama a reflexionar sobre la existencia': Una y no más Santo Tomás
Por regla general se suelen catalogar las películas en sacos según donde se proyecten. Están las películas de estreno masivo mundial, algo así como será la próxima película de Star Wars. También hay las películas que debido a su peculiar e independiente estilo sufren una distribución menos espectacular, las llamadas películas indies como por ejemplo es la "Mud" de Jeff Nichols. Y en otro saco, quizá muy poblado pero poco conocido, se amontonan esas películas de Festival que muchos, por ser de esta naturaleza, le roban la oportunidad de ser vista prejuzgándola.
Este es el caso de la ganadora del León de Oro en el Festival de Venecia, una película dirigida por Roy Andersson, quién completa su trilogía sobre la existencia humana con un título de lo más peculiar; “A Pigeon Sat On A Branch Reflecting On Existence”, que viene a ser al español algo así como “Una Paloma Se Posó En Una Rama A Reflexionar Sobre La Existencia”. Si el título no deja indiferente, la película no iba a ser menos.
“Una Paloma Se Posó Sobre Una Rama y Reflexionó Sobre La Existencia”, o “la de la paloma”, como muchos la han abreviado para facilitar su entendimiento y comprensión, es un entrañable ente cinéfilo de carácter surrealista cargado de una gama cromática fría y opaca que abraza cariñosamente a todas esas vidas errantes que hay por el mundo. La película constituye las correrías tristes de dos vendedores de artículos de broma y juguetes que simbolizan el fracaso con silueta humana. No hay coherencia, sino inteligencia peculiar.
No hay una trama lineal donde se suceden hechos como reacción a otros hechos, sino una trama ambigua y chanante que no sigue ningún un arco argumental sólido y donde los hechos se suceden porque a Roy Andersson le da la gana. Y cuidado, que esto no deja de ser lícito y, además, un acto de valentía artística plausible. Pero hay quién, como a muchos otros, el humor de Muchadada Nui le parezca insoportable, y no pasa nada por esto.
Con unos planos dignos del mismísimo Wes Anderson, sólo el planteamiento de la escena en cámara ya transmite un encanto que va a prosperar por un tiempo en nuestra memoria. La cinta se sienta orgullosa del despropósito que es, puesto que lo mismo hay una estupenda caricatura de la ciega y fallida cruzada de Napoleón contra Rusia como el pago general de una cuenta en un bar por medio de besos. Las situaciones son histriónicas pero totalmente serias.
Es un tipo de humor que no busca la risa sino la aprobación, que no depende de la carcajada sino de la mueca de comprensión. Andersson traslada el Carnaval de Cádiz a Suecia (esto es una burrada inimaginable pero se puede comprar, crean estas líneas) e intenta divertir a propios y extraños o por lo menos crear inquietud. Y lo cierto es que la película gusta, que no enamora, y se deja ver, pero tampoco quiere uno repetir. Una y no más Santo Tomás.
Nota: 6,75
Por Jesús Sánchez Aguilar
Es que..., ¡ni inspiración para ponerla verde, me queda!
Y el pensamiento constante, que venía a mi mente, eran los sketchs de José Mota y como le daban mil vueltas a esta pretensión de humor irónico, negro y agudo a quién más le valdría haber sido memez blanca ordinaria pues, su efecto hubiese sido de mayor disfrute y diversión.
Porque, ninguna de ambas vas a encontrar en este supuesto retrato sobre la existencia humana y su reflexión cotidiana y vulgar, sin pretensión, ni sentido, ni dirección, sólo incomprensión ante las enormes alabanzas vertidas que encuentras inexplicables, dado que tú sólo observas un patetismo escénico sin gracia ni talento, absurdidad soporífera y cansina que pone a prueba tu paciencia, desespero y aguante, y que soportas por amor al séptimo arte y al respeto de no comentar nada no visto porque sino ¡ahora me había tragado la película entera!
Un gordo y otro-no-flaco, como líderes bufones de esta payasada por la que circulan vendiendo artículos de broma, extras secundarios para escenas hilarantes según aquellos que hablan desde las alturas del peloteo y la repetición de la opinión de expertos porque, quién vea humor, acidez, inteligencia oculta o la barbaridad exquisita que se les ocurra, o ha visto otra película o, simplemente escribe por seguir la corriente de quien recibe dinero por ello.
Porque, en pocas ocasiones ha habido tanta distancia entre la crítica y el público, caminos de andadura opuesta por los cuales unos acabaron contentos, muertos de risa/los otros muertos por agotamiento, asfixia, somnolencia y ardor de hallarse en el mismísimo infierno.
Incluso, he vuelto a releer las magneficiencias escritas y relatadas sobre la misma y, realmente certifico que, hay opiniones diversas ¡tantas como colores! y, aún así, creo que los colores se quedan escasos ante los comentarios subjetivos sobre la misma pues, encontrarás desde quien hace una lectura magnífica sobre el ser humano, su vacío anímico, insignificancia y pequeñez, de metáfora niñas haciendo pompas de jabón, a quien vea una estupidez insoportable, un fastidio cargante que a nadie desea.
"Humor..., un término relativo, cuasi indefinible e inabordable por naturaleza propia; el humorismo es una manera de enjuiciar las situaciones con cierto distanciamiento ingenioso, burlón y ligero que se acerca a la comicidad sin ser lo mismo; no hay humor sin pensamiento"; mi pensamiento confirma que éste no se presenta, que tomó el primer vuelo y se fue de vacaciones donde, la observación de este relato ha sido tortura tan insufrible y tomé tanto distanciamiento que ¡casi me salgo de la sala!
Por otro lado, si..., "la diversión es una actividad que produce placer y nos aleja de las preocupaciones y el aburrimiento" pues ¡si que la he acertado para relajarme y pasar un buen rato!
Y lo más triste es que realmente acudí con ganas de verla, nada más oír y leer sobre ella se despertaron mi ilusión y apetencia y ¡he que aquí estoy! intentando compensar el palo recibido con esta fútil escritura que sigue sin borrar la decepción y desengaño sufridos en primera persona, un cariño de esperanza ingenua aniquilada sin piedad, antipático encuentro del que cuesta recuperarse, tostón de cita que estropea la noche y echa a la basura el encanto terapéutico de ver una película.
"Una paloma se posó sobre una rama a reflexionar sobre la existencia", ¿qué árbol era?, ¿tenía nombre la paloma?, ¿estaba sola o en compañía?, ¿pidió permiso para tal osadía?, porque..., ¡ya puestos y dados los resultados!, que de explicaciones es lo mínimo que se puede inferir a la palomita dichosa que, ya podría haberse dedicado, como el resto de sus congéneres, a ir al parque y comer semillas o migas de pan pues ¡ni con un mirlo blanco se arregla esto!
Hay una expresión, muy recurrente y cotidiana, utilizada para cuando quieres dejarlo con tu pareja, "no sois vos, soy yo"; Roy Andersson, rompo contigo pues, indudablemente ¡eres tú, no soy yo!
Nota: 2,5
Se puede ser más faltoso, pero habría que entrenarse para ello. Una cosa es que a ti no te guste, que no le encuentres gracia, emoción, talento o lo que sea, y otra cosa es que no le pueda gustar a nadie más, que quienes así lo expresen vivan necesariamente en la impostura.
Es una manera de pensar asquerosamente totalitaria.
Una genial forma de hablar sobre una de las mejores películas del año. Chapeau.