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'Una hora más en Canarias' - Buscando el otro lado de la cama

Vía El Séptimo Arte por 15 de julio de 2010

A David Serrano le sorprendió el éxito con el primer guión suyo que llegó a una pantalla de cine, 'El otro lado de la cama', una acertada y simpática producción que desde entonces ha marcado inexorablemente el resto de su carrera como guionista y director, y cuyos trabajos a pesar de contar con las mismas intenciones se reparten unos resultados tan dispares como los de sus dos incursiones tras las cámaras, 'Días de fútbol' y 'Días de cine', o el de la inevitable e impuesta secuela del título que le dio nombre dentro del cine español.

Con 'Una hora más en Canarias', su tercera incursión en la dirección si obviamos su cortometraje para la olvidable y olvidada cinta política 'Hay motivo', el director español intenta recuperar el espíritu que Emilio Martínez-Lázaro supo imprimirle a su primer libreto con forma de largometraje, esforzado y forzado empeño que sacrifica en su nombre y en gran medida la naturalidad que requiere toda buena comedia, y con ello la chispa de la espontaneidad aparente, condicionando un resultado final un tanto deslucido en favor de una producción artificiosa cuyas presuntas buenas intenciones se quedan lejos de concretarse, dejando demasiado al descubierto las vergüenzas de un film débil y excesivamente prefabricado que, aunque se deja ver, no pasa de mero comparsa fallido para un largo domingo de resaca.

Tras diez minutos de metraje queda claro que no estamos ante una revisitación de los logros de 'El otro lado de la cama', por más que durante su metraje no nos abandone su aroma en un constante intento por emplear el recuerdo, en baja resolución eso sí, de una jugada que dista de ser una fórmula de exactitud matemática. Serrano, quien evidencia una notable carencia a la hora de materializar sus funciones como realizador, juega a elaborar una ingeniosa comedia romántica con cierta aureola clásica y aparentemente inteligente, todo ello salpicado de algún que otro inserto musical con ínfulas de autor. Querer no es poder, y las limitaciones de la propia propuesta, un castillo de naipes en toda regla, no tardan en dejar en evidencia que no hay nada nuevo que ver en un film vacío a espaldas de su fachada, y que el reciclaje de ideas tanto ajenas como propias cuya puesta de largo visual carece de estilo no son suficientes para salvar un film cuya presunta entereza es más una cuestión de fé.

La falta de innovación por parte de esta producción que, no obstante, desde el principio no oculta sus intenciones, referencias y su apuesta por otro lado excesiva por un tono marcadamente light, se torna en una progresiva desidia en lo mostrado en la pantalla, un devenir un tanto alicaido a pesar de ciertos hallazgos conceptuales o chispazos ocasionales, casi siempre de la mano de sus actores secundarios, para un film acomplejado que no se atreve a buscar su propia personalidad, encorsetado en un patrón con el que vivir de rentas pasadas y que no acaba de arrancar, prometiendo una compensación al paciente espectador que nunca acaba de llegar por más de su intento constante en buscar la complicidad con el mismo espectador. No ayuda, especialmente, la aportación de un cuarteto protagonista poco inspirado que nunca empatiza ni con el relato ni con el público, ni de unos numeros musicales tan innecesarios como forzados, que si bien pudieran tener cierto punto casposo, interrumpen tal cual lo hace la publicidad en televisión y que rompen el ritmo de un relato que ni los necesita ni los demanda, y que más parecen una broma privada de Serrano para sus amigos que una aportación creativa para con su película. O tal vez, una acción impositiva y a la desesperada.

Ni con una hora más ni una hora menos, esta propuesta dejaría de ser una cinta fallida que nunca termina de funcionar. Se deja ver, su visionado no ofende y como pasable pasatiempo románticón cumple algo mejor que la media de las pueriles comedias románticas que suelen minar nuestra cartelera. Sin embargo, el propio film es víctima de su autoimpuesta limitación como vodevil ramplón que evita caer en la tentación de intentar ser algo más, desperdiciando elementos como el que uno de sus personajes sea capaz de, literalmente, flotar. Y es que 'Una hora más en Canarias' no es más que un conformista desecho del trabajo previo de Serrano que requería algo más de personalidad, voluntad y ganas. Pero bueno, siempre nos quedará el aire acondicionado.

Nota: 5.0

por Juan Pairet Iglesias

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Comentarios

  • Avatar de Krimhild
    Krimhild 17 de Julio de 2010, 06:26:11 PM
    Lo malo de haber tenido tanto éxito con dos películas como  "El otro lado de la cama" o "Días de fútbol" es que siempre se va comparar el trabajo posterior de Serrano con esos dos filmes y es poco probable que algo nuevo, del mismo director, lo supere.
    "Una hora más en Canarias" es aburrida. Si acaso tiene algún que otro punto de comedia con el personaje que interpreta Miren Ibarguren, pero en general es soporífera. Mira que me gusta el cine español y creo que en el campo de la comedia somos buenos, pero luego vienen estas cosas y me hacen perder la fe.

    Creo que a la película le falta interés por ser buena y personaje más creíbles, porque creo que la idea  es buena pero está mal desarrollada.

    Nota: 4
  • Avatar de Wanchope
    Wanchope 18 de Julio de 2010, 09:32:03 PM
    Cita de: Krimhild en 17 de Julio de 2010, 06:26:11 PM
    Creo que a la película le falta interés por ser buena y personaje más creíbles, porque creo que la idea es buena pero está mal desarrollada.

    Cierto. Es más, esto es algo en común que estoy encontrado en la mayoría de las últimas y más modernas películas españolas: una especie de excesivo conformismo tanto a nivel de guión como de puesta en escena. Por decirlo de alguna manera, y salvo excepciones, una especie de desidia hacia las películas por parte de sus propios creadores.  :nuse
  • Avatar de Ludovicum
    Ludovicum 23 de Noviembre de 2010, 09:31:24 PM
    Menudo truño. Un 3, por esto:



    :amor