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'Un gran equipo': Catenaccio

Vía El Séptimo Arte por 25 de abril de 2013

¿Le son familiares las clásicas comedias norteamericanas del montón al servicio de la cara conocida de turno que, a partir de lo que es una idea antes que una historia, siguen un molde predefinido a través de una serie de situaciones más o menos prototípicas? Pues básicamente lo mismo pero a la francesa es 'Un gran equipo', una película bastante sencilla, modesta y humilde aun a pesar de contar con un reparto de primera división, y de aspiraciones tan apreciables como prescindible es el resultado final que ofrece de puertas afuera. Al menos cabe agradecerle la ausencia de una prepotencia que puedan hacer de ella un palo mayor que los de Munich o Dortmund. Porque al menos en esta ocasión no se trata de ganar sino sólo de jugar, y en ese sentido 'Un gran equipo' sabe a lo que juega, y eso suele ser un punto a favor a la hora de intentar mantener la categoría.'Un gran equipo' cuenta la historia de Patrick, una antigua gloria del fútbol que a los 50 años ve cómo ha fracasado estrepitosamente en su intento de dar un nuevo giro a su vida. Sin empleo, alcohólico y arruinado, ni siquiera tiene el derecho de ver a su hija o de tener algún sitio donde caer muerto. Obligado por un juez a encontrar un empleo estable, sólo tiene como opción partir a una pequeña isla bretona para entrenar al equipo de fútbol local, donde necesitan superar las tres próximas rondas de la Copa para reunir el dinero suficiente para salvar la fábrica de conservas, el soporte básico de una comunidad que sin ella se puede dar por acabada. Patrick Orbéra, no obstante, se enfrentará rápidamente a un obstáculo aún mayor: transformar a los pescadores en futbolistas casi profesionales... por lo que decidirá llamar a sus antiguos compañeros para disputar así una última pachanga aun a pesar de que el tiempo también ha pasado para ellos.

Si me conocen es posible que ya lo sepan: dos más dos son cuatro, y cuando me da por echar mano de la sinopsis para rellenar la crónica... es que o bien no me han pagado lo suficiente como para que intente sodomizar la voluntad de mis supuestos acólitos o bien no hay mucho más que decir que lo que no se diga solo. Baste un par de brochazos para matizar el titular y cualquier otro comentario bien puede ser considerado superfluo e irrelevante. Como lo es 'Un gran equipo', un filme superfluo e irrelevante, lo que no quiera decir que no pueda ser disfrutado en alguna medida como el simple pasatiempo que es, siendo más que posible que los aficionados al balón pueden encontrar en ella el filme relativamente simpático que es. Al fin y al cabo no se trata más que de pasar el rato con una sonrisa en la boca, de buena gana, y aunque la gracia quede a merced de unos pocos chistes y el desaprovechado carisma de sus protagonistas (al menos delante de las cámaras, que uno se imagina su rodaje como una fiesta).

'Un gran equipo' es una producción bonachona, fácil y ligera, de esas que nunca optarían a ningún título pero que para servir de comparsa en un torneo de verano puede valernos. Podríamos, tal vez, hacer mella en la falsa modestia que siempre asoma en este tipo de productos que, con la excusa de servir como meros pasatiempos, parece que nunca se esfuerzan sobre el césped como para rendir a la altura de lo que indica su potencial, por no hablar ya de su nulo intento por sorprender con algún giro de guión que no entre dentro de la táctica de siempre, o de sus piscinazos melodramáticos a lo Diego Costa de nula credibilidad. Podríamos, pero el grueso del conjunto es tan liviano e irrelevante que acusarle por su descarado empleo del catenaccio con la bilis saliéndonos por la boca sería como darle relevancia a lo que dice Mourinho, como si la tuviera. Tampoco nos gusta el fútbol los viernes o los lunes, pero aun así hay días en que lo hemos visto... y nos hemos distraído con él, ¿o no?

Nota: 5.5

Por Juan Pairet Iglesias

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