Que una película como 'Tiburón 3D: La presa' sea mala es algo más que una posibilidad, incluso se podría decir que casi un derecho y lo menos que una obligación. Es lo habitual en este tipo de producciones, el poder ser catalogadas de forma impune como malas películas por el grueso de la población mundial sin que por ello el resto de la humanidad y público potencial tenga por qué rasgarse las vestiduras ni sentirse ofendido ante la perspectiva de ser observado con incomprensión por parte de aquellos que miran por encima del hombro al cine concebido al amparo de lo que popularmente se entiende como serie B. Claro es que a veces tienen razón, por qué no, y si bien 'Tiburón 3D: La presa' como cualquier otra producción tenía potencial para ser una producción disfrutable como por ejemplo lo era 'Piraña 3D' esta, sin embargo, se torna en un desastre de proporciones épicas. Porque ni siquiera es apta para ser disfrutada por los adictos al buen cine malo... y casi casi, ni tampoco por un grupo de amigos con alguna cerveza de más en la mano, lo que ya es decir.Es cierto que por lo general las críticas más divertidas de escribir son aquellas que nos permiten ir directos al cuello de la víctima sin eufemismos, educación o respeto que pueda protegerlas, ocasiones en las que nos sentimos liberados de toda responsabilidad moral como para obviar incluso la más mínima consideración básica hacia el trabajo desarrollado detrás de las cámaras: nos lo han hecho pasar tan mal durante su visionado que ahora son ellas las que lo van a pasar mal con toda la retahíla de sinónimos y demás variantes de todas las palabras malsonantes que se puedan relacionar con la mediocridad que nos vengan a la cabeza... ojo por ojo, y diente por diente, y no nos conformaremos con un simple "es una mierda" que en bien poco recompensaría la calidad de un visionado al que tal adjetivo se le queda pequeño. Y 'Tiburón 3D: La presa' merece ser vapuleada con saña, acritud y mala leche. Porque haciendo uso del tagline de 'Un golpe de altura' podríamos decir que "No es un linchamiento, sólo quiere recibir lo que es suyo".

Casi lo menos que resulta inconcebible encontrarnos con un filme como 'Tiburón 3D: La presa', una producción vergonzosamente triste, pobre y mala, todo sea dicho con educación, que no quede. Porque hay películas malas y hay malas películas, y dentro de ambas posibilidades hay películas que son malas de forma involuntaria, sea por el motivo que sea; películas que simplemente no daban más de sí y en las que nunca nadie debía de haber malgastado su dinero invirtiendo en ellas; películas malas a voluntad y conscientes de sí mismas y, por ende, disfrutables si se entra en el juego que plantean; y por último, sin duda alguna las peores, las que son malas pero se creen que no lo son y se toman en serio a sí mismas. Sí, 'Tiburón 3D: La presa' es de estas últimas, una producción que si bien no cuenta con ningún aliciente por el que mereciera la pena ser filmada encima, y además, da la sensación de que obvia su mediocridad inherente intentando creerse casi lo menos que un sosias de otro 'Tiburón', pongamos que el de Spielberg, cuando en realidad más parece un remake de 'Shark Attack 3: Megalodon'...

David R. Ellis, cuya carrera comenzó con ciertas expectativas tras visualizar con gracia las fortuitas casualidades que conducían hacia la muerte a todo el reparto de 'Destino final 2', mención especial para el brutal accidente que abría la cinta, se confirma como muy posiblemente uno de los directores más mediocres del actual panorama cinematográfico, candidato de honor a encabezar la lista de los realizadores que uno cree imposible contratar ni para filmar una de Uwe Boll quien, todo sea dicho, parece que con los años algo va aprendiendo, faceta en lo que ya le gana a Ellis. No sólo fue incapaz de sacarle el mínimo provecho a un filme hoy olvidado pero con todo a su favor para haber resultado toda una obra fundamental del cine basura moderno, 'Serpientes en el avión', sino que incluso casi acaba con la muy entretenida saga de 'Destino final' con una cuarta entrega tan floja que casi parecía una de 'Paranormal Activity'... y con 'Tiburón 3D: La presa' no mejora en absoluto, más bien todo lo contrario, un filme cuya apuesta visual y narrativa es realmente nefasta, sin absolutamente nada que pueda resultar mínimamente estimulante más allá del cuerpo de Katharine McPhee e incapaz de dotar de un mínimo fundamento a una ficción por demás tan ridícula que el simple hecho de tomársela por un segundo en serio ya indica algún tipo de trastorno mental.

Y es que dejando al margen lo que podríamos considerar como las partes de asumida medianía, aquellas en las que los que hacen de actores hablan como si tuvieran algo interesante que decir, las secuencias que debieran salvar la producción y ser aplaudidas como si fueran el decimotercer gol en liga de Messi en las que los cachos de carne con bañador ven sus aniquilables vidas en peligro resultan realmente patéticas, filmadas sin maña ni habilidad alguna para crear un mínimo ya sea de tensión o de algo, lo que sea pero que nos cause un mínimo no sé, de emoción... pero no, si acaso irritación, y es que aun entendiendo que sus mediocres efectos especiales sean la causa de su incomprensible torpeza -ojo a las dos apariciones de un súper tiburón volador que parece surgido de una spoof movie de Jason Friedberg y Aaron Seltzer... sin palabras- eso sigue sin justificar que alguien se haya atrevido a firmar con su propio nombre un filme lamentable que, para más inri, dicen que es en 3D, un 3D que no es capaz de hacerse valer más que el que hiciera gala 'Tiburón 3' en 1983 a la que cinta homenajea, voluntariamente o no, en su "explosivo" final. Y no hablemos de su argumento, que de tan simple... resulta simplemente absurdo, simplemente patético. Por no creérselo no se lo cree ni su guionista, si es que su irrisoria justificación no surgió de casualidad y ante la falta de un papel que justificase lo que es el filme, una exposición de un par de cuerpos serranos que, permítanme ser vulgar, no son capaces ni de enseñar el clásico ni mísero topless que al menos nos alegre el día...

Nada. Eso es lo que ofrece 'Tiburón 3D: La presa' a excepción de su notable cartel, desde ya una ilustre y firme candidata a presidir cualquier lista a lo peor de lo peor de lo peor, una producción de la más baja estofa y peor calaña. A uno se le viene la cabeza esos momentos en los que durante los años del VHS se disponía de manera completamente distendida a ver una película con un grupo de amigos con la esperanza de que esta fuera lo suficientemente mala como para hacer de la velada una noche de lo más memorable... y sin embargo se encontraba con un filme demasiado bueno como para reírse de él, o demasiado malo como para que siquiera te entrarán ganas de reírte ya fuera de él o no, y que te veías obligado a quitar si no querías que te amargase el resto de la noche y quién sabe si de tu vida. 'Tiburón 3D: La presa' es de estos últimos, de esas clase de filmes que de ser tan malos apenas te dejan siquiera margen como para estando en grupo reírte de él, e incluso si me apuras aún incluso con una cerveza de más o viéndola al abrigo de un festival de cine de género con todas las subespecies que en ellos se juntan. El terror acecha, si, porque uno pensaba que desde la erradicación de los videoclubes este tipo de filmes estaban en vías de extinción y parece ser que no, que aún quedan... y eso que hay crisis, manda huevos.

Nota: 1.0

Por Juan Pairet Iglesias