Toda historia que se precie de serlo se encuentra bajo el influjo de aquel que hace las veces de narrador, estando siempre la experiencia supeditada al quién o cómo estén contadas, y en menor medida, a cuál es el objeto de su narración. 'Sólo ellos' se basa en una novela autobiográfica del periodista deportivo Simon Carr, renombrado en la cinta como Joe Warr, un buen punto de partida siempre propicio para el desarrollo de relatos amables bañados por la condescendencia narrativa.
La principal razón de la existencia de ‘Sólo ellos’ es Clive Owen, protagonista y productor ejecutivo, omnipresente a lo largo de todo el metraje y el cartel de una cinta concebida para demostrar su potencial artístico como intérprete. Y su interpretación resulta tan correcta y apreciable como lo es la producción en su conjunto, un bienintencionado, sobrio y efectivo film donde no hay nada especialmente relevante que destacar, ni para bien ni para mal, más allá de la solvente presencia del citado Owen, y que se deja ver con la misma facilidad con la que caerá en el olvido.La historia de un hombre obligado a replantearse su existencia a través de la reelaboración del concepto de paternidad tras la pérdida de su media naranja es un buen anclaje sobre el que desarrollar un drama sentimentaloide. Carne de sobremesa para cualquier telefilm al uso, la sobriedad de un cineasta como Scott Hicks salva su devenir dramático mediante una puesta en escena adulta, ágil y comedida que rechaza los excesos en favor de una línea narrativa sutil y concisa, muy centrada y ajustada sin perder nunca de vista el sentido melodramático del relato, y con ello las miradas y silencios que adornan a sus personajes, apenas se deja caer en manos de la peligrosa incitación a la lágrima fácil o el recurso forzado.
A favor y en contra un tanto de lo mismo, su sobria profesionalidad deviene en una cierta frialdad impersonal que le resta emotividad a una apuesta que transita terreno firme sin arriesgarse a caminar más allá de sus propios límites. Relato amable pues que acaba siendo algo blando y superficial, una versión acomodada que sin perder su consistencia, por contra, sí que pierde por el camino algo de credibilidad al hacerse demasiado evidente su orquestación como drama al son de una idea preconcebida. Loable y apreciable, sin embargo, y con más de un apunte interesante, es un film entretenido y centrado con el suficiente poso dramático y narrativo como para satisfacer expectativas, por otro lado, eso sí, nada ambiciosas.
Sin grandes artilugios, al ritmo de la música de Hal Lindes y las canciones de Sigur Ros, el dúo Hicks & Owen ofrecen una convincente pieza cinematográfica, repleta de buenas intenciones y una realización solvente y eficaz. Un trabajo acertado que, no obstante, carece de una verdadera emoción que adorne un conjunto tal vez demasiado conformista para consigo mismo. Pero se deja ver, que es lo importante.
Nota:
6.5
por Juan Pairet Iglesias
La interpretación de Clive Owen está muy bien y el trío que forman es creíble. Vamos, que en definitiva estoy de acuerdo con todo lo que ha dicho Wanchope.
Nota: 6