Sin duda alguna y en toda la historia del cine, siempre ha habido actores capaces de llenar las salas de cine con que sólo su nombre aparezca en los créditos, cosa que las grandes productoras han explotado siempre.
Hasta la década de los 70 de hecho los grandes actores (o más que grandes, aquellos que llenaban las salas) estaban en nómina de las productoras que elegían en qué proyectos iban a trabajar éstos con la visión del negocio como fin primero (nunca último), actores como James Stewart, Clark Gable, Sophia Loren o Charlton Heston son sólo algunos ejemplos de esos actores que no sólo hicieron grandes películas y llenaron las salas para las productoras, sino que se hicieron grandes gracias a ellas.
A mediados de dicha década, el modelo de negocio evolucionó, pero no el objetivo del negocio (ése nunca ha cambiado y, lógicamente, nunca lo hará), de manera que aunque ahora eran los actores los que “elegían” los guiones, los estudios sólo enviaban a unos pocos esos guiones. Esto hizo que ahora las estrellas fueran tan famosas y rentables como lo habían sido sus últimos dos o como mucho tres trabajos, de ahí que de mediados de los 70 hasta finales de los 80, hubiese montones de estrellas “fugaces” del estilo de Eddy Murphy, Jean Claude Van Damme, o el mismo Stallone, pero muy pocas capaces de con su sola presencia atraer el público a las salas aparezcan donde aparezcan. Esas estilo Sean Connery, Paul Newman, Robert Redford y el único actual que consigue dicho honor aunque parezca mentira Will Smith. Como se puede ver, pocas mujeres han tenido el honor incluso de ser “fugaces” a partir de los años 70, pudiendo nombrar a Julia Roberts, Nicole Kidman y la mujer que protagoniza la película de la que hoy nos ocupamos como las tres únicas (a mi entender) que con su sola presencia sean capaces de llevar el público a las salas.¿Y por qué toda esta parrafada anterior? Pues para llegar a esto, a 'Salt', a una película de acción (normalmente territorio masculino) basada en una estrella que atrae gente a las salas (y que sin embargo lleva falda). Pero es que la apuesta no es arriesgada en ningún momento, ya que juegan la baza segura de saber que Jolie ya ha trabajado con éxito este género, véase la saga Tomb Raider, 'Sr. y Sra. Smith' o la más reciente 'Wanted', para darse cuenta de que el rol de chica dura y sexy le sienta como un guante. Y aunque esta SALT dista bastante de las anteriores, ya que se ha “suavizado” mucho ese lado Sexy (no del todo cosa de agradecer), en el lado de la acción no se puede quejar nadie, la hay para todos los gustos, tiros y explosiones. Con un tímido arranque más bien flojo, cuando se pone a correr el tiempo pasa volando y el ritmo vertiginoso no decae en ningún momento, intercalando de manera dosificada momentos de transición que el director utiliza para ir desarrollando una trama que no por ser manida deja de ser entretenida e incluso medio interesante en algunos momentos apoyada en ese infravalorado actor que es Liev Schreiber y en una Jolie por otro lado que no sólo se dedica a “hacer ejercicio”.
Aun así, y con todo, Phillip Noyce no es un director al que le guste el entretenimiento palomitero al uso, -véase el ejemplo de 'Juego de patriotas'- y siempre intenta ofrecer algo más con lo que le tiene. Y si hay algo que a Noyce le gusta más que la acción es el suspense, la intriga, los giros de guión que llevan al espectador a apreciar de distinta forma sus películas. Este artesano del engaño no ha perdido un ápice de soltura desde que nos sorprendiera con aquella inquietante 'Calma total' y desarrolla un guión lleno de giros (por otro lado esperados) y de agujeros con tanto oficio que utilizando la acción en beneficio propio consigue no dar tregua al espectador de manera que dichos agujeros aunque no son tapados, se disimulan con mucho acierto, tanto que hasta después de su visionado, en la soledad del que busca y medita lo que se le ha ofrecido no se da uno cuenta de que el barco flotaba pese a hacer agua por todos los lados.
Nota:
6.0/10
por elbombardero