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'Rams (El valle de los carneros)' - Islandia se cierne

Vía El Séptimo Arte por 12 de noviembre de 2015

Rams (El valle de los carneros)

Islandia, ese país que 7 de cada 10 personas citan como referencia de crecimiento político y económico cuando se habla del tema por excelencia en este país desde hace unos años, la crisis, no solo es Islandia por este motivo institucional ni tampoco, obviamente, por el frío que tiene que hacer por aquellos lares. Islandia viene, desde hace unos años atrás, asomando la cabeza entre la comunidad cinéfila europea muy poco a poco delegando todo su potencial en la figura de su mejor y máximo exponente, el director Baltasar Kormákur, director de una maravilla como es “The Deep” y de la reciente “Everest”, su primer gran tanto hollywoodiense tras sendos blockbusters de mejor y peor calado, como “Contraband” y “Two Guns”.

Parece que el éxito y el ímpetu de Kormákur en la industria cinematográfica ha incentivado a otro realizador en ciernes que responde al nombre de Grímur Hákonarson, que con “Rams (El valle de los carneros)”, firma su ópera prima (su anterior experiencia es un corto llamado “Wrestling”) en un ejercicio cinéfilo de muy loable resultado. La película es un pastel delicioso para la crítica por 3 puntos evidentes; su naturaleza independiente y desconocida de cualquier convención genérica, por el relato que cuenta, entusiasta tras un primer vistazo a su sinopsis, y por su recorrido, ya que viene de recibir alabanzas en Cannes y de triunfar en Valladolid, amén del sinfín de comentarios, reseñas y opiniones positivas vertidas por el mundo del séptimo arte sobre la cinta.

La película se desliza con naturalidad entre la contención y el humor negro (estos islandeses hacen cosas realmente increíbles), y por eso, cuando llega el último acto, a pesar de tener un alto contenido poético y de emoción debido a la sentimental oda dedicada a la familia que supone (imposible no acordarse del epílogo de la extraordinaria “Warrior” de Gavin O’Connor), asalta una brusquedad inesperada debido a un volantazo, más que un giro, al drama, que no destiñe el bello plano final que regala Hákonarson pero sí que roba un poco de ese estado cercano al placer emocional que brinda el mismo y que se ha conseguido luego de superar un excesivamente largo segundo acto donde el film se hace algo tedioso y repetitivo.

No obstante, “Rams (El valle de los carneros)” es una muy interesante película que no cala hondo en todo el metraje pero que sí abraza al espectador con un cálido amor fraternal al final de la cinta, es una curiosa estampa nevada y friolera de la vida rural en Islandia, un retrato peculiar y desenfadado de una ruptura del diálogo entre dos hermanos de avanzada edad y una didáctica clase sobre la trata de carneros en montes, establos y certámenes. Islandia quiere crecer, con tiempo, espacio y paciencia, pero con resultados más que evidentes de que tiene gente, recursos y talento para ser alguien en el cine en un futuro no muy lejano. Ya está por los EFA, que no es poco.

Por Jesús Sánchez Aguilar
@JesAg_


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