Existe algo aún más difícil que hacer una comedia o un drama, y es que querer mezclas los dos géneros en una misma película, un siempre difícil equilibrio entre cuando hacer reír o cuando emocionar, o al menos sobre cuando intentar cualquiera de las dos cosas (no hablemos siquiera de congelar una sonrisa o cosas parecidas). Por esto mismo '¡Qué dilema!' es un film fallido de inicio, porque más que hacer lo intenta, y recordemos que si bien intentarlo es de valientes esto a su vez también es el primer paso hacia el fracaso pues, cómo bien decía Sean Connery en el alumbramiento de Bay como nombre a seguir "Los fracasados siempre alegan haber hecho lo que han podido. Los ganadores se van a casa y follan con la reina del baile..."

En esta ocasión Ron Howard, un director a menudo interesante y casi siempre eficaz, no se ha ido a casa y -perdonen mi lenguaje- se ha follado a la reina del baile, algo que creemos que tampoco consiguió el soso de Vince Vaughn con esa reina llamada Jennifer Connelly, limitada en los últimos años a que su belleza no pase de simple adorno prácticamente desde que el propio Howard le concediese la oportunidad de ser reconocida con un Oscar por algo más que su "mente maravillosa". Así pues el dilema de '¡Qué dilema!' no es saber si esta es una buena o mala película -debate para el cual podemos salirnos por la tangente para decir simplemente que acaba por ser incluso demasiado aburrida para ser sólo aburrida-, sino saber cuando se presupone que estamos viendo una comedia y cuando un drama, sin que la respuesta sirva para que los 105 minutos de su metraje nos duren algo menos que los 6300 segundos que, a groso modo, podemos llegar a ser capaces de contar durante la proyección...Se puede ser aburrido, e incluso se puede ser muy aburrido. También se puede ser cruel, e incluso se puede también ser muy cruel. Si lo primero lo asociamos a una película y lo segundo a la opinión de un espectador, el resultado puede ser tan tremendo... como injusto. Porque decir que una película como '¡Qué dilema!' es mala sin más es simplificar demasiado. En realidad, si hiciéramos una lista con los pros y contras que presenta muy probablemente el balance estaría equilibrado y el "Pasable" de FilmAffinity sería la opción más aceptable. Porque el problema del nuevo trabajo de Ron Howard no es que sea malo, algo en lo que no suelen incurrir sus largometrajes -no al menos formalmente-. El problema es que resulta insulso, anodino y, lo repetiré una vez más, tremendamenete aburrido, tanto que aún siendo mejor película que cualquier comedia romántica carece de la más mínima chispa que estas pueden llegar a presentar ocasionalmente. Traducido al idioma de Cervantes el resultado es una palabra: Indiferencia. Y se toma demasiado en serio a sí misma para ser una película que como comedia no hace gracia y como drama no emociona más que un anuncio de Tampax.

Así pues valoraciones al margen '¡Qué dilema!' es un film que cae en esa absoluta indiferencia que mata, literalmente, cualquier posibilidad por producirnos el más mínimo sentimiento, que no presenta estimulo alguno que cause algún tipo de reacción en el espectador. Y es que por no provocar no provoca ni rechazo, ni odio, ni nada por el estilo por lo que merezca la pena ser al menos cruel con ella, tan sólo ese tedio y aburrimiento que conduce a mirar constantemente el reloj e inducirnos a la paranoia en la que siquiera somos capaces de pensar en otra cosa más que en la sospecha de que las agujas están haciendo un poco el vago para reírse de nosotros. Y lo repetiré para que no haya dudas: Un crítico puede ser cruel, muy cruel, y suenen como suenen mis palabras mi intención no es despellejar viva una producción que no se lo merece. Pero las cosas como son, y estamos ante un claro ejemplo de una película a la que no podemos reprocharle nada, en la que todo es más o menos correcto, en la que no hay nada particularmente molesto... no al menos por encima de lo aceptado en una producción del "american way of life". Pero por alguna razón la mezcla no funciona, condenada a vagar por el limbo con la cruz de no ser amada ni odiada... Tan sólo ignorada y olvidada.

¿Hace falta que diga más? No creo, y toda cosa que pueda decir acabaría siendo darle vueltas a lo mismo. Aprecio a Ron Howard gracias a su labor en títulos que mi memoria recuerda con agrado como 'Willow', 'Llamaradas', 'The Paper (Detrás de la noticia)' o ya más cercana en un tiempo que se hace más breve que el visionado de la cinta la que quizá sea su mejor película (con permiso de 'Una mente maravillosa' o 'Cinderella Man'), 'El desafío: Frost contra Nixon', cinta que siempre agradeceré a Reporter haberme incitado a disfrutar. Pero el cine de Howard no es perfecto por más que su nombre parezca el de un verdadero autor con una caligrafía digna de competir con la de aquel que en su día se dijo era su referente, un tal Sr. Spielberg. No le alcanza más que para ser la sombra de este por más de su corrección, al igual que a '¡Qué dilema!' no le alcanza más que para ser la sombra de una película... a pesar de su aparente corrección. No sé ni que nota ponerle, por lo que siquiera se la voy a poner, hala...

Nota: NS / NC

por Juan Pairet Iglesias