No se confundan: Aunque en sus títulos de crédito asome el nombre de alguien como Chris Columbus, 'Pixels' la podría haber dirigido cualquier amigo de Adam Sandler como Frank Coraci o Dennis Dugan. Tampoco es que Columbus sea un director especialmente significativo, pero su presencia en el proyecto, con créditos a sus espaldas como 'Solo en casa' o 'Harry Potter y la piedra filosofal', permitían albergar un pequeño margen de duda y esperanza ante la pregunta de rigor: ¿es 'Pixels' una cinta de aventuras familiar protagonizada por Adam Sandler, o es 'Pixels' otra comedia de las comúnmente conocidas con desazón como "de Adam Sandler"...?

Efectivamente, 'Pixels' es una comedia, otra más, protagonizada por un Adam Sandler que cual Peter Pan parece que no quiere crecer. El llamado cómico norteamericano parece obstinado en reincidir en un patrón caduco que la presencia de entre otros Pac-Man, protagonista de la mejor escena de la película, no logran disimular... no al menos del todo ni todo el rato. Porque al menos en esta ocasión tenemos una curiosa premisa que, dentro de lo estúpida que pueda ser, que lo es (sin necesidad de serlo per se en el mal sentido), presenta un rasgo distintivo que regala algunos momentos de invasión tan dignos como para que, de vez en cuando, la presencia de Sandler le pase relativamente desapercibida incluso a él.

El problema no obstante es que Sandler es además el productor, y por lo tanto con el patrocinio de Sony ha hecho del cortometraje de Patrick Jean un traje a su medida antes que una película, dando bastante razón a "aquellos famosos e-mails". O sea, ha diseñado un producto a la manera de Krusty el Payaso, plagado de numerosos errores de programación en lo que sería el paradigma de los malos hábitos de quiénes ven números en lugar de videojuegos. Y he aquí lo que convierte a 'Pixels' en un error de 90 millones de dólares: el esfuerzo se ha concentrado en pagar para poder ver en pantalla a unos "clásicos", no en darles algo (interesante) que hacer una vez hacen (breve y ocasional) acto de presencia, algo que permite que incluso sus créditos finales -que resumen la película en 8 bits- la pongan en evidencia.

'Pixels' es, en suma, una producción sin sangre dónde quién no parece vivir del cuento -Kevin James- parece estar haciéndolo de la necesidad -Michelle Monaghan-. Porque pagan: en 'Pixels' no asoma más valor que el del concepto que la respalda, enganche dilapidado al servicio del clásico producto impersonal, perezoso, estúpido y arquetípico que sobrevive, con lo mínimo, a base de chispazos ocasionales que apenas llegan a insinuar lo que podría haber sido... con voluntad en vez de dinero. El tipo de producto podríamos decir funcional que, irónicamente, sólo alguien como un Adam Sandler ya convertido en icono a lo Nicolas Cage podría salvar: sencillamente, ya le conocemos. Y el que avisa no es un traidor (del todo).

Nota: 5.0

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex