'Millennium: Los hombres que no amaban a las mujeres' - Los directores que amaban al séptimo arte
David Fincher lo ha vuelto a hacer, una vez más, y suma una nueva joya a un brillante currículum que incluye títulos como 'Se7en', 'El club de la lucha', 'Zodiac', 'El curioso caso de Benjamin Button' o 'La red social'. Su nueva película no es la excepción que confirma la regla, que para eso ya está ese 'Alien 3', y con ella nos vuelve a regalar no sólo una gran película sino también uno de los mejores filmes del año. Y aunque que lo diga un ferviente seguidor del cineasta norteamericano como es un servidor siempre puede ser susceptible de estar supeditado a un exceso de entusiasmo, se admite, no me cabe duda de que cuanto menos 'Millennium: Los hombres que no amaban a las mujeres' no decepcionará a los fans del director -por ende tampoco a sus detractores-, quienes encontrarán en ella un filme 100% Fincher antes que un remake, ni a todo buen amante del cine (digamos que moderno, por si los puretas) que se dejará llevar por casi 160 minutos ininterrumpidos que ya les resulten mejores o peores reconocerán como eso que aman precisamente, como CINE, algo que no todas las que se hacen llamar películas pueden decir.
Es un hecho que la mayoría de las veces vemos una película condicionados de antemano de tal manera que en no pocas ocasiones una vez vistas tan sólo ratifiquemos lo que ya presuponíamos de ellas, o como dirían algunos, que nos llega el día en que somos conscientes de aquello de lo que ya eramos conscientes... En fin, salvo olvido imperdonable por mi parte desde que llevo escribiendo críticas (o desde que colaboro con la web, que lo mismo es) no recuerdo haber dado más que dos notas iguales o superiores al 9, una de ellas a 'La red social' (y la otra a una tercera parte...), dicho sea para calibrar que: a) este 'Millennium' era para un servidor uno de los filmes más esperados del año, si no el que más; b) salvo sorpresa y de las gordas iba a contar con mi beneplácito sí o sí, otra cosa era ya el grado de satisfacción. Ni decepción ni sorpresa, Fincher ha seguido las mismas directrices que han hecho de él uno de los autores fundamentales del cine moderno... aunque en esta ocasión no le sirva para alcanzar una excelencia a la que, no obstante, se acerca como es costumbre.
Lo mejor que cabe decir de un buen director es que sea capaz de hacer de cualquier material que le llegue a las manos algo propio, personal, distinto, poderoso, reconocible, cualidades que siempre se esperan además de alguien que se ha ganado el honor de poner su nombre en el cartel a cambio de, eso sí, la responsabilidad de siempre estar obligado a ofrecer algo más que un simple resultado correcto que sería interpretado como una mancha en su expediente (como pasó con la entretenida 'La habitación del pánico'). De Fincher cabe esperar de la misma manera que de por ejemplo Nolan porque hasta que se demuestre lo contrario ofrece a cambio, tanto por su soberbio e innato talento visual como por poseer un excelente sentido tanto narrativo como del ritmo, principal talón de Aquiles de numerosos realizadores surgidos de la publicidad y la música (¿les suena Tarsem Singh?), y que le hacen ser capaz como pocos de elaborar producciones tan consistentes, sólidas y solventes como esta 'Millennium'. Aun sobrepasando los siempre peligrosos 150 minutos de duración y manejando varias líneas argumentales no se encuentran ni altibajos ni gestos gratuitos ni minutos de más, un relato en constante tensión que atrapa ya desde los fantásticos títulos de crédito iniciales al son de ese "Immigrant Song", todo un golpe sobre la mesa nada más empezar, hasta la irrupción de unos créditos finales teñidos de cierta amargura que nos dejan en ese punto intermedio perfecto, satisfechos pero con ganas de más.
En este 'Millennium' encontramos un filme en el que no hay momento que no se note que Fincher se esconde tras las cámaras, en el que se pone de relieve que nadie mejor que el realizador de 'Se7en' o 'Zodiac' (esta última un filme incomprendido a redescubrir) para hacerse cargo de un thriller oscuro, perturbador e hipnótico que a pesar de su contenido por y para adultos hace gala de una elegancia formal inmaculada, de un respeto máximo tanto a la historia como sobre todo hacia el espectador, y donde lo peor que podemos echarle en cara es la existencia previa de otro 'Millennium'. Y no porque salga perdiendo en la comparación, más bien al contrario, sino porque al contarnos virtualmente la misma historia se pierde ese factor sorpresa para todo aquel que haya visto el (inferior) filme de Niels Arden Oplev que estrenado en 2009 lanzase a la fama (y a Hollywood) a Noomi Rapace. En ese sentido la versión de Fincher de la novela posiblemente sea más atractiva, equilibrada, constante, homogénea, completa... directamente, es mejor, aunque no es ya tanto entrar en el juego de a ver quien la tiene más grande si me permiten la grosería. Porque la Lisbeth Salander de Rooney Mara o el Mikael Blomkvist de Daniel Craig puede ser tan buenos y creíbles como los de Noomi Rapace o Michael Nyqvist, de hecho lo son, cada uno a su manera y cada uno en su película. Comparaciones al margen, sinceramente, es una cuestión irrelevante que en todo caso dependerá de cada uno sin que nadie deje de tener razón, y en función de los prejuicios que se puedan tener hacia la dualidad (y compatibilidad) de versiones.
'Millennium: Los hombres que no amaban a las mujeres' es básicamente un prodigio de narrativa, puesta en escena y ritmo, una elaborada y exquisita "delicatessen" cinematográfica de primera categoría. O lo que es lo mismo, básicamente es un filme de David Fincher ante y sobre todo. La perfección casi tan enfermiza como los cuentos que nos relata del hijo bastardo de Kubrick -independientemente del corazón que cada cual le aporte- sólo puede dar de sí una obra de estudio formal para cualquier aspirante a director, donde confluyen en una mezcla perfecta para el cine del siglo XXI estética e historia para avanzar de la mano durante el tiempo que sea necesario. El notable guión de Steve Zaillian, especialmente brillante en la concisión de sus diálogos y transiciones; el notable aporte de un inmaculado reparto donde no sólo sobresalen los dos excelentes protagonistas (atención a la conversación que se produce en su teórico clímax...); la constante, atmosférica y sugestiva banda sonora de Trent Reznor & Atticus Ross, cuya premeditada ausencia curiosamente coincide con el momento de mayor tensión; un montaje que fluye con naturalidad sin que nos percatemos de su existencia y/o injerencia en la historia... No son sino un suma y sigue, partes de esa máquina que es cada una de las películas de este realizador que no nos permite perderle ni un instante de vista. Fincher vuelve a presentar su solicitud... ¿a la tercera irá la vencida? No creo, la verdad, ni falta que hace ni quita para que este 'Millennium' sea capaz de presentarse ante nosotros cómo si la historia que nos cuenta pareciera nueva, o mejor aún, como si fuera otra película completamente distinta... como es en realidad. El problema, si acaso, es que no lo es, de ahí que no le alcance para ese 9 que se le podía intuir... pero lo dicho, problema si acaso, porque por lo demás es un filme imprescindible.
Nota: 8.5
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Debería leer el libro primero, lo se. Pero si es como dicen, la película está bien narrada. Me dejaré sorprender una vez más por algo bueno.
Saludos
Muchos fuimos los que nos tomamos como una mala noticia el que David Fincher viniendo de hacer grandes obras como La red social o El curioso caso de Benjamin Button anunciara que en los próximos años se iba a dedicar a adaptar unas novelas ya adaptadas previamente en Suecia, teniendo estas películas gran alcance.
¿Era necesario el remake? La respuesta es no por el hecho de la existencia de las citadas cintas y porque además y al menos esta primera, no supera a una antecesora que estaba más que lograda. De todos modos (y desconociendo los datos de recaudación) supongo que el director las hizo a sabiendas de que iba a sacarles beneficio por toda esa gente alrededor del mundo que no se acerca a cine que no sea el de E.E.U.U. y sobretodo por el gran público americano que se retuerce cual vampiro tocado por el sol si una película no está rodada en su lengua materna y tiene que leer subtítulos.
Que para mi la dirigida por Niels Arden Oplev fuera algo mejor que la que nos ocupa no quiere decir que esta no sea una buena película porque lo es y tiene bastante cosas a destacar. Sin entrar en comparativas eternas ni los detalles de que es igual o distinto de una o en otra (aunque por ejemplo la escena clave de la violación es mucho más cruda y realista en la sueca), lo que mayor miedo me daba es que para mi Noomi Rapace hacía un soberbio e irremplazable papel como Lisbeth y por suerte, me he encontrado con la grata sorpresa de que contra todo pronóstico Rooney Mara está a la altura. El resto del reparto está más que correcto pero como pasaba en la cinta sueca, ella destaca sobre el resto.
Pese a su larga duración no se hace nada pesada y la película mantiene un ritmo constante que no es que te tenga agarrado a la butaca pero si interesado y en la parte final es seguramente donde pisa el acelerador y ofrece los momentos más recordables con la precipitación de los acontecimientos y escenas como las del sótano o la persecución donde a su vez saca a relucir unos efectos especiales más que logrados aunque no sea evidentemente una película donde sean una constante. A destacar también su BSO con esos sonidos perturbadores que por momentos recuerdan a ruidos mecánicos o piezas de metal que chocan y producen melodías con los que el espectador tiene claro que vuelve a ser de Trent Reznor y Atticus Ross como ya pasara en La Red Social aunque aquella fuera superior.
La película arranca con unos grandiosos créditos al puro estilo James Bond y tirando de buen pulso y del citado ritmo constante, tiene en todo momento un aura de sobriedad y elegancia que resultan también dos de sus mayores cualidades.
Pese a todos sus méritos, no deja de ser un remake como decía seguramente innecesario, con el que pierde todo factor sorpresa y que está bien pero tampoco resulta notable. Personalmente quizá tenga más interés por las dos que le seguirán, que en sus versiones suecas parecían decaer y desperdiciar un material más que interesante que quizá David Fincher con su buen hacer y su estilo particular, pueda darle mejor provecho.
Nota: 6'2
Pd. cuenta con subtítulos en español.