Recuerdo cuando allá por el verano de 1997 llegó a los cines el primer 'Men in Black' como una adaptación del original de Lowell Cunningham, todo un acontecimiento y uno de los grandes estrenos de un verano en el que Will Smith todavía era el Príncipe de Bel Air y ver escrito el nombre de Steven Spielberg como productor en un cartel aún era de fiar. La cinta fue todo un éxito comercial además de un filme muy simpático y entretenido, quizá no tan interesante como cabía esperar pero sí una de esas producciones que si uno pilla en la tele no le importa dejar de fondo cuantas veces hagan falta. Cinco años después llegó la "inevitable" secuela derivada de un éxito que en base a la conciencia amoral de Hollywood obligó a producir una secuela "a cualquier precio", y el resultado fue un producto de tan mal recuerdo que si lo pillo en la tele directamente lanzo el aparato por la ventana... en fin, que diez años después de aquel traspiés se ha decidido recuperar la franquicia con un tercer título que cierre la supuesta saga (y deje paso al reboot en tres, dos, uno...), y la principal pregunta a responder de cara a todos aquellos posibles contribuyentes, ¿es como la primera o es como la segunda? Pues ni como la primera ni como la segunda... si bien está claro que a la tercera tampoco se ha hecho honor al crédito de quienes la apadrinan.Detalle muy representativo: Quien me ha preguntado por 'Men in Black 3' no me ha preguntado si la película es buena o mala, sino como he dicho en la introducción si esta se parece a la primera o a la segunda. Y esa es la pregunta. A estas alturas creo poder afirmar que el grueso de los habitantes de este planeta, ya sean humanos, alienígenas o imbéciles, no esperan gran cosa de este tercer título que igualmente creo poder afirmar nadie echaba en falta, y del que también creo poder afirmar que no cabía pedir mucho más que cumplir como un digno pasatiempo a la altura de quien es su nombre más relevante, Will Smith, verdadera alma máter de una función recuperada del olvido por motivos puramente comerciales sin que por ello, ojo, tengamos por qué lapidar al producto per se... si bien nos lo pone en bandeja, pues su alto presupuesto y su grandes ambiciones comerciales no parecen haberse visto reflejadas en una ambición artística similar.
Han vuelto del pasado, sí, pero no para salvar el futuro: los dos filmes precedentes no han dejado tras de sí un legado que permita suponer que este regreso sea como para marcar la fecha en el calendario, y a la postre Rick Baker seguirá siendo más conocido por la fantástica transformación de 'Un hombre lobo americano en Londres' que por sus no menos notables efectos y diseños para esta franquicia, los mismos que en esta tercera entrega y aliñados de nuevo con unos buenos CGI vuelven a robarle el protagonismo a los muñecos de carne y hueso. Eran otros tiempos como también lo eran los años 90 cuando cabía esperar algo de un Barry Sonnenfeld que se había ganado un respeto gracias a las dos entregas de 'La familia Addams', el mismo que posteriormente ha dilapidado en filmes como '¡Vaya vacaciones!' o 'Wild Wild West', esta última una película con la que digan lo que digan yo al menos me distraigo lo suyo, todo sea por la siempre simpática presencia de esos socorristas cinematográficos llamados Will Smith y Kevin Kline, que no por los travelling de un Sonnenfeld que poco aprendió de los Coen.
¿Pero es suficiente tener a alguien como Will Smith al frente para dar por bueno el precio de una entrada? No confundamos los términos, que el pasárselo más o menos bien no tiene por qué ser a consecuencia de haber visto una buena película. Smith, sea en unas correctas 2 ó 3 dimensiones merecedoras de no haber sido retrasadas al 2013, se echa sobre los hombros buena parte de la suerte de una producción que ante todo apela a la buena voluntad del público, la de aceptar por su propio bien que lo que se va a proyectar a continuación es una simple distracción que no causará ninguna brecha en el continuo espacio-tiempo de la vida de nadie. A partir de ahí la deriva argumental de una historia. cuya credibilidad flojea a la mínima ocasión -y a la que mejor no darle demasiadas vueltas... no vaya a ser que tengan que beber ingentes cantidades de leche para superarlo-, puede ser dejada de lado en favor de unos cuantos chistes, efectos especiales y detalles conceptuales que permitirán a J salvar a K, sea al que da vida Brolin sea al que da vida Jones, y con ello al público sortear el escollo de 100 minutos de millonario metraje que se olvidarán a la de uno, dos y tres... pero que no ofenden como los de su predecesora.
Lejos de la tan loable causa que proclamaba el filme original, proteger la Tierra de la escoria del universo, 'Men in Black 3' es una producción que deja un sabor agridulce por cuanto es tanto lo que ofrece como lo que en ella echamos en falta, o más. Su falta evidente de un destino creíble al que conducir su trama una vez Josh Brolin se vuelve parte activa de la misma, y que no sea el de una resolución un tanto forzada (y ridícula) que dote de sentido a lo que a partir de ahora se presupone trilogía, puede inducir al ocasional aburrimiento de una producción inconsistente e irregular, y que a pesar de algunos detalles ciertamente interesantes (lo del personaje multidimensional tiene su gracia) parece resuelta más por trámite que porque alguien haya encontrado en ella algún valor moral que disimule la más cruda de las realidades hollywoodienses: El gusto de la industria por los blockbusters cobardes, fáciles e inofensivos. Y eso es lo que es 'Men in Black 3', una producción de consumo rápido a la que Will Smith le pone el aliño y que olvidaremos, sí, pero con la que podemos disfrutar si tenemos a bien obviar que es como ir al restaurante de Ferran Adrià para que nos sirvan una hamburguesa del McDonald's...
Nota:
6
Por Juan Pairet Iglesias
Mejor te muevo el comentario al hilo de su Crítica correspondiente. :guiñar
No hay mucho mas que decir, si disfrutastes las otras esta se te hará agradable, y si no, aún así, entretiene.
Un 6.5
Nota: 5
Para empezar decir que no entraré en comparativas con las dos anteriores. Las recuerdo entretenidas pero ya lejanas y aunque quería darles un revisionado, si con las pocas películas que veo ultimamente para verme una tengo que verme tres no lo haría en la vida.
Esta tercera película profundiza en la relación entre los agentes J y K (Will Smith y Tommy Lee Jones) y porque con los años (para el agente J desde siempre), K se ha hecho tan serio y poco comunicativo. Un peligroso prisionero escapa de la cárcel lunar y viaja al pasado a eliminar al veterano agente, para vengarse de que le cortara un brazo. El protagonista será el único que recuerde de su existencia y tras convencer al resto, deberá viajar al pasado para evitarlo donde conocerá a la versión joven de su compañero interpretada por Josh Brolin.
Cinta ligera que no tiene puntazos excesivamente ingeniosos ni divertidos pero que en su conjunto es muy entretenida. Destaca su buen ritmo narrativo, los efectos especiales, las apariciones alienígenas y un gran final que redondea de forma acertada la trilogía. Personalmente además me gusta mucho todo el tema de viajes en el tiempo y las paradojas que esto crea y tiene cosas bastante interesantes al respecto e incluso algunas paródicas.
Fácil de ver, muy digerible y más que recomendable para un rato de cine de entretenimiento sin grandes pretensiones.
Nota: 5.5