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'Martha Marcy May Marlene': Starring Sean Durkin

Vía El Séptimo Arte por 26 de abril de 2012

Atormentada por dolorosos recuerdos y sufriendo una creciente ansiedad, Martha escapa de la influencia de una secta y regresa a casa para vivir con Lucy, su hermana mayor, y Ted, el marido de ésta. Desesperada, Martha intenta asimilar el estilo de vida de la clase media-alta. Pero acosada por constantes pesadillas, su retorno al mundo real no está resultando cómodo. Mientras asume su soledad, la paranoia resquebraja su existencia. Finalmente, desciende a un vertiginoso estado de pánico cuando comienza a sospechar que alguien sigue todos sus movimientos.

Hará exactamente un año que en Cannes había puestas muchas expectativas en la Sección ''secundaria'' Un Certain Regard. En ella iba a presentarse la que a priori debía ser una de las cartas más potentes de todo el festival. Se trataba de 'Martha Marcy May Marlene', premio a la Mejor Dirección el en último Festival de Cine de Sundance, lo cual no deja de ser una muestra del poderío del cine norteamericano, ya sea a través de sus grandes productoras, ya sea a través de una cada vez más monstruosa (en el buen y en el mal sentido de la palabra) maquinaria independiente (muestra del poder americano en el sentido que no deja de ser por lo menos curioso el que en el presunto mejor certamen cinematográfico del mundo, se eche mano de productos oficialmente ya presentados). A parte de esto, saltó alguna que otra alarma de peligro, pues a estas alturas todos conocemos lo desafortunadas que acostumbran a ser las decisiones del Jurado de dicho certamen, que tienen la manía de dejar en el rincón del olvido las perlas con las que se topan cada año.

La sombra del indie yankee es precisamente el arma de doble filo con la que se nos presenta 'Martha Marcy May Marlene', título que hace referencia a los diversos nombres que va adoptando su protagonista a lo largo de la historia narrada. Y es que sale a la palestra -una vez más, y van...- el debate sobre la definición y límites de un cine independiente que ha tenido en su consolidación -o consagración- un peligrosísimo compañero de viaje que le ha llevado a convertirse en algo similar al ''enemigo'' contra el que un día luchó. Resultado: lo que tenía que ser alternativo; lo que debía alejarse de lo (pre)establecido ha cocinado un mainstream propio al que a estas alturas ya se le ve el plumero. Así, uno ya intuye las poses de los actores, el momento y la duración en la que se va a producir el silencio profundo de turno, la manera en que se va a echar mano de la banda sonora...

La ópera prima de Sean Durkin no escapa a esa sensación amarga, aunque también es importante recalcar que esta película que sigue los pasos de una adolescente que vuelve a casa después haber estado viviendo dos años en una comunidad sectaria, se crece en la memoria de un espectador que -eso sí- tiene que saber sobreponerse a lo desconcertante de su estructura narrativa y al cripticismo de ciertos tramos de la historia. Es esta pues una de estas propuestas que no pueden devorarse cualquier ''domingo-por-la-tarde'', sino que más bien exigen ser degustadas cuando la ocasión sea propicia. En efecto, el desarrollo lento de la trama (a la que van quitándosele las capas de misterio a fuego muy lento) puede llegar a ser exasperante, y lo que es peor, puede dar a entender que Durkin vaga sin un rumbo definido.

Nada más lejos de la realidad. Jugando constantemente con el desenfoque (clase maestra en este aspecto) y moviéndose con suma elegancia entre un presente y un pasado cada vez más indisociables, Durkin muestra una madurez impensable en una ópera prima, dibujando con calma y precisión una América no muy distinta a la retratada en otra de las sorpresas indie de la temporada pasada, 'Winter's Bone'. El fantasma de una experiencia traumática que cuesta de borrar da pie a un relato a veces confuso, a veces desesperante, sobre la familia, el abandono y el peso del pasado. Una película cuyos valores se ven reflejados en la hipnótica belleza y talento de Elizabeth Olsen, y que por ubicación y otros aspectos que no pueden mencionarse aquí, recuerda ligeramente a la obra maestra de Michael Haneke 'Funny Games'. Una película que exige más de un visionado para poder captar todo lo que tiene a ofrecernos, que no es poco, y que augura un futuro muy prometedor para su creador. Sean Durkin, recuerden su nombre.

Nota: 6,4 / 10

por Víctor Esquirol Molinas

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