Como era de esperar, 'Los Pitufos 2' viene a ser más o menos como era 'Los Pitufos 1', producción a la que prácticamente no mejora en ningún aspecto. Tampoco lo pretende, si bien la reedición sin más de un mismo patrón viene a señalar, por definición y defecto, una cierta sensación de empobrecimiento por la pérdida de la novedad y el factor sorpresa. Para el caso importa poco, pues se trata de una de esas producciones para todos los públicos (más pequeños) en las que importan más bien pocas cosas, siquiera el qué se ha comprado Brendan Gleeson con su cheque. Es lo que es, y como tal cumple con cierta suficiencia aunque a su paso no cause ninguna emoción digna de ser pitufada. Siempre me he preguntado que pasaría si a un producto como este se le pusiera interés además de dinero. Qué pasaría si en vez de dirigirla alguien como Raja Gosnell la dirigiese alguien con talento; o al menos, alguien con más talento que el de una maceta. Y es que leer el nombre de alguien como Gosnell es toda una advertencia para todo aquel con edad para leer su nombre, amén de una enorme declaración de intenciones por parte de unos productores interesados lo justo en cualquier otra cosa que no sean las recaudaciones del fin de semana. El tal Gosnell, nombre que merece la pena conocer, no sólo ha dirigido la primera de 'Los Pitufos', sino que en su currículum se agolpan títulos como 'Solo en casa 3', 'Nunca me han besado', 'Esta abuela es un peligro', 'Scooby Doo', 'Scooby Doo 2: Desatado', 'Míos, tuyos y nuestros' y 'Un chihuahua en Beverly Hills'. No hace falta decir más.
'Los Pitufos 2' es, muy a grosso modo, la hermana tonta de 'Toy Story 2', esta sí una película de verdad, al menos en lo que su base argumental se refiere. No obstante la comparación es dolorosa, y allí en donde una, la que nos ocupa, se limita a ser simplemente la otra muestra intención, voluntad y orgullo por ser una (muy) buena película que, por su parte, pone en escena un papel bien escrito y algo más que unos brillantes efectos digitales. Los de 'Los Pitufos 2' son soberbios, sinceramente, pero en ellos empieza y termina la soberbia (y la ambición). El resto viene a ser la consabida y cotidiana explotación de una fórmula sin secretos, y que si bien no llega a aburrir tampoco entretiene como para que resulte pitufante, especialmente si nos da por plantarle cara como un adulto, algo ante lo que la cinta tiene poco que decir y/o hacer (siempre que no tengamos a un pequeño Azul al lado).
'Los Pitufos 2' reinciden en el éxito de 'Los Pitufos 1' sin ofrecer nada nuevo, fresco o relevante, siquiera voluntad por intentar algo o perfeccionar un modelo original que se repite tal cual, dando la sensación de que no se han planteado qué funcionaba y qué no en la primera, y sobre todo, si el éxito se debía al buen nombre de la creación del dibujante belga Peyo o a los méritos de la producción en sí misma. A una mala siempre nos quedará la Aldea Pitufa, en donde al principio y al final se producen los mejores momentos. Y es que los Pitufos, con esos ojazos, son tan simpáticos como lo pueden ser los Minions, especialmente cuando se juntan en escena ciento y uno, y la fugaz visita a su lugar de residencia nos ofrece, tal vez, la prueba de que estos nunca debieron de salir de casa para dar el salto a un mundo real en el que los humanos siempre lo estropean todo.
Na na nana nana na na na naaaaaaaaaaaaaaa...
Nota:
5.0
por Juan Pairet Iglesias
También es cierto que a los niños les encanta. Los Pitufos no dejan de ser personajes entrañables que conquistan a los peques con su simpatía y amabilidad. Incluso de vez en cuando tienen un aire inteligente y sueltan frases como la que Papá Pitufo dice Pitufina: "No importa de dónde vienes, importa quien elijes ser". Pero no es suficiente. Esas gotas de brillantez son muy escasas y el resto de la película la rellenan con alguna que otra trama que no viene a cuento como el conflicto entre el protagonista y su padrastro.
Necesita mejorar. Un 5.