No deja de tener su aquel el cómo la percepción de una película puede verse tremendamente influenciada por cómo ésta llega a ser vista por cada uno como espectador, una percepción que bien pudiera ser cuestionable en según qué casos que sin embargo en no pocas ocasiones el tiempo se suele encargar de colocar en su sitio. Porque es indudable que son algo más que una gran multitud los diversos factores que pueden afectar a nuestra siempre subjetiva opinión sobre llamésmole equis, condicionantes que entorpecen en muchos casos el baremo a emplear para evaluar los méritos de cualquier producto o elemento que sea puesto a prueba.
Esta reflexión viene a colación de la misma manera que el dilema en torno a qué fue primero, si el huevo o la gallina, también puede ser nombrado si hablamos de 'Los chicos están bien', o al menos así me lo sugiere mi percepción pues hablamos de una de esas películas que de haberse presentado sin ningún tipo de reconocimiento desde el otro lado del charco en forma de cuatro nominaciones a los Oscar, entre otras cosas, muy probablemente hubiera sido un visto y no visto que no hubiera causado revuelo alguno, una de tantas producciones más que correctas pero sin nada de particular por lo que se merezca que su fácil visionado tenga posibilidades de perdurar en el recuerdo colectivo.No, no es que el posible reconocimiento de terceros influya sobremanera en su impacto posterior, sino que influye en la predisposición condicionando un visionado al que quizá se le exige un punto extra a la hora de validar sus aciertos. Porque 'Los chicos están bien' es una de esas películas pequeñas, de corazón ineludiblemente indie y de buenas voluntades a las que les queda grande rivalizar con producciones con algo más de empaque como las firmadas por Fincher, Hooper o los Coen. La nueva película de Lisa Cholodenko entraría de lleno en ese tipo de películas que se saldan con un "interesante", eufemismo que vendría a convalidar el ni frío ni calor que causa una producción que sin ser para nada mala tampoco reúne méritos suficientes como para ser ampliamente reconocida, sin tapujos, como una cinta a tener muy en cuenta, y a la que si acaso el buen trabajo de su reparto es el que da la cara para otorgarle el beneficio de la duda, y en la quen no por casualidad sobresalen los tres nombres con más pedigrí de su cast quienes dotan de volumen y consistencia unos personajes fácilmente vulgarizables.
Resulta bastante cómodo su planteamiento, entretenido su desarrollo y simpáticas algunas de las situaciones. No obstante, el film no escapa de la propia corrección que de un tiempo a esta parte atenaza buena parte del llamado cine independiente norteamericano, un tipo de cine ya demasiado consciente y condicionado de sí mismo que termina por afrontar su propia discurso narrativo con un cierto conformismo industrial, tratando con ello de agradar a todo el mundo bajo una apariencia de liberalismo de muy corto alcance que no se atreve a ir más allá de una pose intelectualoide. La historia, tan sencilla como bien escrita por mucho que deje abierta una serie de puertas que nunca cruza, está contada con buen ritmo, fluidez, un punto de vista discreto y una ligereza que ayudan a sobrellevar su metraje sin complicación alguna, las mismas que plantea su prudente y muy comedido discurso dramático por más que nunca logre tapar esa sensación de que algo le falta, sensación que se hace evidente cuando la cinta resuelve su narración de una forma que deja mucho margen a la indiferencia, la misma que parece ejercer a la hora de dar cabida a sus propias limitaciones.
Mezcla de comedia y drama, donde la comicidad no trasciende de la sonrisa y el dramatismo del clásico suspiro propio de una sitcom de sobremesa, a la última película de la directora de 'High Art' le falta esa valentía que dote de la personalidad necesaria para hacerse un nombre propio, quedándose por debajo no ya sólo de sus propias expectativas sino de otras producciones a las que el reconocimiento les ha sido esquivo como a 'Madres e Hijas', donde por cierto también se dejaba ver Annette Benning. Y esa percepción no siempre es buena... o mala. Sigue siendo una película apreciable, fácil de digerir y digna de merecerse una oportunidad, de visionado ameno a la que en todo caso cabe alabar por la cotidianidad y naturalidad con la que expone sus elementos y se desenvuelve con ellos, un trazo que aunque bastante más superficial del que aparenta su pretendida sutileza resulta tan inofensivo como válido, y por qué no decirlo, tan necesario como útil. Y a una mala siempre nos quedarán las interpretaciones de sus protagonistas para rescatar una producción "de bien, gracias".
Nota:
6.5
Por Juan Pairet Iglesias
Un 6
Grande Wasikowska
5/10
Exacto. Está claro que la Academia ha querido tocar todos los palos posibles con las cinco -en teoría- "suplentes" por la carrera a Mejor Película. A 'The kids are all right' la ha tocado representar las reivindicaciones de los modelos familiares modernos dentro del cine independiente. Podría haber entrado cualquier película en el saco, preo quizá ésta cuenta con interpretaciones de renombre y no huele a telefilm. Eso sí, en un mes no se acordará de ella ni el tato a pesar de tu tremebundo reparto.
Un 5.75/10.