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'Lore': Vencedores y vencidos

Vía El Séptimo Arte por 13 de diciembre de 2013

Papá no está en casa. Está luchando por la patria. Hace tiempo que la guerra se extendió por todo el continente y él tuvo que responder a la llamada del deber. Lo hizo de buen grado, porque siempre ha creído en el Tercer Reich, en sus ideales y, por supuesto, en su líder, quien en su ausencia ha pasado a ocupar su posición. Mamá sí está en casa, cuidando de la familia un poco a desgana, pero también aporta su granito de arena a la gran causa. Ella también defiende a ultranza el dogma del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán. En la memoria de ambos progenitores todavía están demasiado frescos los recuerdos de la ruina, del hambre y del colapso general. Saben quiénes fueron los culpables; saben cómo se llegó a tal calamitoso panorama... y saben que no van a volver a pasar por esto. Pero un día papá vuelve a casa... y vuelven también con él las caras largas, las tensiones, los silencios incómodos y, sobre todo, las prisas.

Al parecer, no hay tiempo que perder, y tampoco hay documentos reveladores que dejar sin calcinar. En un abrir y cerrar de ojos, la familia se reúne, abandona su ostentoso hogar y se dirige hacia una austera casa de campo. Contado así, todas las piezas encajan con una facilidad pasmosa. Cosas de una historia (y de una Historia) que, afortunadamente nos han contado infinitas veces antes. Quizás por esto lo que hace la directora Cate Shortland es tirar de sutilidad (toda la que le permite la situación) a la hora de proceder con las presentaciones. La audiencia ya sabe a lo que se enfrenta y es su propio conocimiento el que acaba de poner las conclusiones sobre la mesa. No hace falta esvástica alguna, pues el fantasma del nazismo, aunque agonizante, sigue invadiéndolo todo.

Y así, sin tiempo para digerir completamente la propuesta, lo que en este paraje bucólico y con esta familia de rubitos inmaculados podía ser la cara oculta (por no decir oscurísima) de 'Sonrisas y lágrimas', se convierte, cosas de los conflictos bélicos, en la radiografía a pequeña escala (pero totalmente esclarecedora) del momento en que la pluma con la que se escribe la Historia cambia de manos. Cuando los vencedores pasan a ser vencidos; cuando los primeros pasan a ser los últimos... y en este juego macabro de las sillas a la cámara le ha tocado quedarse con los ahora perjudicados. Las secuelas más inmediatas del horror del nazismo impregnan la acción de este drama familiar convertido repentinamente en una especie de escalofriante road movie con tintes post-apocalípticos (como no podía ser de otra manera) en la que Lore, una forzada hermana-coraje se ve obligada a tirar del pesadísimo carro de su familia, aferrándose a sus incomodísimos valores (al menos para nosotros) y a la esperanza de un futuro mejor en casa de su abuela, al otro lado de la legendaria selva negra.

El escenario, según las enseñanzas de los hermanos Grimm, invitaría al cuento de hadas (sin duda al de brujas o lobos), pero si éste realmente existe es habiendo pasado antes por el peaje de una crueldad (manifiesta en su mismo planteamiento, véase las juventudes hitlerianas obligadas a enfrentarse a su propio infierno) que pone los pelos de punta. Cate Shortland filma con solidez y muestra con inteligencia el día después de una devastación que se prolonga y que alcanza todos los niveles. Ésta también se ceba, por supuesto, con unos personajes cuya degeneración va más allá de lo meramente físico. Todos y cada uno de ellos van a darse cuenta, tarde o temprano, de que hay ciertas manchas imposibles de quitar, y de que la cruda realidad es ''para'' y ''de'' los adultos... pero hasta los chavales la sufren (desde luego, a veces, la culpa sí es de los padres). Nadie está a salvo; mucho menos, ni falta hace decirlo, el espectador.

Y es que lo que en un principio apuntaba a -asfixiante- drama familiar acaba transformado en escalofriante crónica histórica donde, maldita la fonética, el horror ha dejado paso al terror en estado puro. La supervivencia es, efectivamente (y qué ironía), como la muerte: nos iguala a todos, pero estirando desde -muy- abajo. Mezclando extraña, pero convincentemente los géneros (del mismo modo en que se han mezclado las nacionalidades en el proceso de producción, no en vano, esta cinta rodada en el Alemania, hablada en alemán y basada en una novela cuya acción sólo podía darse en Alemania y Europa del este... será la representante de Australia para los Oscar), 'Lore' destaca por encima de la mayoría de películas (post)bélicas por tirar continuamente de magia negra y por querer situarse en un resquicio por lo menos difícil de encontrar: en la frontera que separa lo extremadamente íntimo de lo desesperantemente colectivo. En este hueco claustrofóbico, Shortland y su nuevo trabajo consiguen lo más complicado, que todo su impacto dramático, por veraz y desolador, no pueda caer en la consideración de tremendista, reivindicándose así ambos como una de las sorpresas más desagradablemente agradables de la temporada.

Nota: 7 / 10

por Víctor Esquirol Molinas

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