'El Hobbit: La desolación de Smaug' - Se hace camino al andar
De la misma manera que ya sucedía con la segunda entrega de la trilogía de El Señor de los Anillos, esta segunda entrega de la trilogía de 'El Hobbit' supera prácticamente en todo al filme que la precede. O al menos transmite esa sensación. La ventaja de ser el eslabón intermedio, muy posiblemente: Ni necesita perder el tiempo con presentaciones ni su narrativa se ve condicionada por un final que no se produce. Caminante, no hay camino, se hace camino al andar. 'La desolación de Smaug' es ese camino: Empieza en ninguna parte para ir hacia cualquier parte, libre de ser y para ser disfrutada como un relato de aventuras, muy eficiente además, que no le tiene que rendir cuentas a nadie, siquiera a un espectador al que con un mínimo de conocimiento de causa no se le pide ni paciencia ni condescendencia... ni tampoco ser fan: Si acaso se le hace.
Hay algo muy importante que se produce con 'La desolación de Smaug', y es que a través de ella la futura trilogía de 'El Hobbit' adquiere sentido, e incluso fundamento. La fatigosa sensación que desprendía 'Un viaje inesperado' se ahoga directamente en las bondades de 'La desolación de Smaug', la quintaesencia del cine de aventuras en su máxima expresión actual. Y es que aún a pesar de seguir cayendo en buena parte de los mismos y molestos excesos, especialmente a nivel visual, Peter Jackson no cae en el peor de ellos y que en la cinta vista ahora hace un año era particularmente notable: El exceso de metraje. 'La desolación de Smaug' dura "sólo" dos horas y media sin contar créditos, lo que le permite hacer uso de una cualidad fundamental, más aún en una épica tan retórica y recargada como esta: El equilibrio.
Esa es sin duda la principal virtud de esta cinta, su equilibrio. Ya no hablamos de una cinta que, en apariencia, gira en torno a enanos que caminan atropelladamente de peligro en peligro sin más dramatismo que la irrupción siempre mágica de Gollum. La trama y el argumento, ya sea con o sin los oportunos añadidos para hacer de ella tres en vez de dos, se puebla tanto de personajes como de distintas subtramas argumentales que nutren su discurso, más rico en matices, recovecos, momentos y sobre todo variedad. Todo ello apoyado además con un sentido del ritmo mucho más afinado, trepidante pero sumamente atlético. La cinta no sólo gana en eficiencia y profundidad, también lo hace en satisfacción al hacer de ella una experiencia más interesante y sensible, e importante, durante la cual apenas si echamos en falta el mando de la Play Station.
Además, y al igual que ya ocurría con 'Las dos torres', esta segunda entrega no sólo se beneficia de su primera entrega, el peaje necesario para poder pisar el acelerador en esta autopista que es la segunda. También se vale de la presencia de un secundario que, como Gollum, sin duda pasará a formar parte de la historia del cine... eso es, el dragón Smaug, un elaborado trucaje visual muy logrado que además brilla con cada sílaba que sale de la boca de Benedict Cumberbatch, cuyo trabajo sembrará de nuevo la duda sobre cómo valorar la aportación de "una voz" sobre un "efecto especial" al que dota de... ¿alma? Un estupendo acabado audiovisual extensible a todo el filme, como cabe esperar, más allá de puntuales guiñapos o enfermizos movimiento de cámara de un Jackson al que, alguien, Santa Claus tal vez, debería de regalarle un trípode.
Los aciertos de 'La desolación de Smaug', ya sea en 2 o en unas 3 dimensiones muy convincentes, convierten a esta en una experiencia ágil, sólida y muy dinámica que obra el milagro de hacerse corta y dejar con ganas de más... a pesar y/o gracias al sabor agridulce que supone un final equiparable a dejar un polvo a medias. Se entiende, se respeta. Aunque se nos quede cara de tonto y haya que esperar un año para ver un final de verdad no importa, dado que 'La desolación de Smaug' invita a ese segundo o tercer visionado que 'Un viaje inesperado' niega a quien no es fan acérrimo de los manuscritos de Tolkien. Y es que esta nueva incursión en la Tierra Media es, con sus pros y sus contras, una auténtica gozada, capaz de provocar que uno se mee encima antes que perderse un minuto. Se sepan o no el nombre de los integrantes de la "comunidad de los enanos".
Nota: 8.0
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Es una saga que nunca ha terminado de llenarme, cosa curiosa porque tiene todos los elementos para ello. Gran ambientación, vestuario, dirección, técnicamente impresionante, una fotografía inmensa, una BSO espectacular... Y para colmo a pesar de su duración no se hace pesada. En fin, que ni yo me lo explico.
Vista la segunda parte mantengo lo dicho, menos que en esta ocasión sí se me hizo pesada. Tanto que estaba loco por que se acabase. Vi una película lenta, sin inspiración. Rodeada de gente cansada, sin pasión. Esto no me cuadraba nada, porque a pesar de que 'El señor de los anillos' está lejos de ser mi saga favorita, si por algo se caracteriza es por su historia llena de matices, sin nada de relleno. Fui a Wikipedia y miré las páginas que tiene la obra de Tolkien de 'El señor de los anillos': 1.368 páginas; seguidamente miro las páginas que tiene 'El Hobbit', que no olvidemos será otra trilogía: 324. No hay más preguntas, señoría.
Tras hora y media de aburrimiento pensé: Bueno, estas películas suelen ser épicas, al menos en su final. Pero ni por esas. Como el resto del viaje, esta escena de Smaug es lenta, larga, torpe y vacía. Me parecen increíbles las notas para una película que cuenta con un guión lleno de parches, cuyos escritores, estoy seguro, tuvieron que sudar sangre para confeccionar. Supongo que será el efecto fan que tantas veces se ha criticado en otras sagas.
Por la escena de los barriles, lo único que se salva. Nota: 5.
Lo que más me ha sorprendido es la aparición de un personaje que no salía en la versión cinematográfica y que seguro que algunos lectores de la obra de Tolkien echaban de menos...
Spoiler
Así que nada, he quedado relativamente contento con las escenas incluidas en esta versión extendida, sobre todo aquellas que hacen referencia a la novela.
Aún así a mitad de la extendida ya no hay nuevas escenas y sigue siendo una aberración
Pensar que Peter dijo que era la mejor de las 6 JA!
Ha pasado un solo día desde el visionado de 'El hobbit: un viaje inesperado' (la fecha de estreno de la última entrega se echa encima) y acudo a una nueva cita con la Tierra Media y con sus seres de distinto pelaje. Una vez echa las presentaciones en la primera entrega, esta segunda parte no iba, en teoría, a pasar por el mismo proceso.
Y así es. Casi desde el principio, Bilbo, Thorin, Gandalf y los demás enanos, de cuyos nombres recuerdo unos pocos, se les presentan los primeros obstáculos.
Además de ser unas escenas de acción bien ejecutadas y amenas, el ritmo de la película era rápido, pero no demasiado como para saturar. Y entre acción y acción, más incorporaciones viejas y nuevas entre medias, llegamos a la primera hora casi sin pestañear. De esta primera hora destacar, sobre todo, la parte de los barriles, en esta escena la técnica la hace una delicia para la vista.
En la segunda hora llega un merecido descanso en el que tampoco dejan de pasar cosas, previo paso a la parte final con la gran incorporación de toda la película y cuyo nombre está en el subtítulo. Aquí las claves son el magnífico trabajo para construir al personaje y el trabajo de Benedict Cumberbatch, donde queda a la altura del hasta ahora no mencionado labor impecable de Martin Freeman interpretando a Bilbo Bolsón (¿que a lo mejor está por encima de la interpretación de Freeman? Que cada uno piense lo que quiera ;)). Cumberbatch y Freeman, compañeros en la miniserie 'Sherlock', hacen suyos los personajes.
'La desolación de Smaug' es, para mi, mejor película que 'Un viaje inesperado' en los apartados de efectividad y narración. En la primera película el ritmo se hacia un poco lento y aquí es cierto que hay menos profundidad que en la antecesora que algunos echarán de menos, pero lo gana en más ritmo gracias a, como he dicho, unas escenas de acción bien ejecutadas y amenas. Por otro lado, la narración es tópica con un principio, un nudo y un desenlace, mas aquí se plasma de una forma acertada en una película de más de dos horas donde hay más peligro de aburrir. Aburre menos que su precursor.
¿Defectos? Claro que los tiene. El final se alarga en exceso, por ejemplo, o también que la película se puede contar en menos tiempo yendo más al grano considerando todos los acontecimientos que pasan. No son graves defectos, eso sí, por lo que se dejan pasar.
Y el último acto está por venir...