... o como sobrevivir a ese mismo sentimiento catártico, desencantado y apático que a principios de los años noventa hizo llegar a nuestros oídos los nombres de Kurt Cobain, Eddie Vedder & compañía. O algo que se le pueda parecer. No sé por qué pero cuando pienso en 'Las ventajas de ser un marginado' me viene a la cabeza en su lugar 'Memorias de un zombie adolescente'. Lo mismo que un huevo a una castaña. Lo sé. Puede, tal vez, es una posibilidad, sólo una teoría, que mi subconsciente prefiera echar mano de una película que tengo ganas de ver antes que de una que no me importa olvidar, algo que ya hubiera hecho de no haberse cruzado este mismo texto por delante de mis dedos. Porque ese mismo sentimiento de desencanto y apatía es el que siento hacia esta película sobre la que escribo sumido en una infinita pereza...

Hay quien dice que toda crítica no deja de ser la opinión de una sola persona. Puede, tal vez, es una posibilidad, sólo una teoría. En tal caso la mía sobre 'Memorias de un zom...', perdón, sobre 'Las ventajas de ser un marginado' no es que sea precisamente halagüeña, si bien más que una opinión como tal es un estado de ánimo, lo que podríamos catalogar como simple y pura pereza, la misma en la que me dejó sumido su visionado y de la que por más que lo he intentado cuando lo he intentado no he logrado ni escapar ni recuperarme, ni tan siquiera cantando a cappella el Science Fiction Double Feature. Todos hemos experimentado alguna vez esa sensación, una especie de apatía que se traduce en la incapacidad para dar forma a un pensamiento perezoso. Le das vueltas y más vueltas y aunque te torturasen los del Mossad da la sensación de que no soltarías ni un ¡Ja me maaten...! Pues lo mismo, o cuando el infinito se hace tan grande como un vacío que amenaza con devorarte.

De igual manera que 'Las ventajas de ser un marginado' no pretende ser sólo una simple película sobre adolescentes esto que leen en realidad no tienen por qué ser algo más que unas cuantas palabras juntas. Aunque el objetivo de ambas viene a ser divagar... supongo, cada uno a su manera y a la manera de cada uno. Difusa, irregular, anodina y por qué no, también pretenciosa a pesar de su aparente (y manipuladora) sencillez. Y demasiado americana, también, sobre todo esto último remarqué en la chuleta que siempre hay que hacer en caliente, y que en esta ocasión no ocupó más que lo que se podría escribir en un clínex usado por las dos caras. A ella me agarro como un clavo ardiendo. Pereza, recuerden. Cuestión de cultura, la norteamericana, y del momento, principios de años noventa, sendos factores a tener muy en cuenta, como lo pueden ser también lo desarrollada que tengamos nuestra sensibilidad hacia la falsedad del universo hipster o nuestras simpatías hacia la ex de Harry Potter.

Para el caso a 'Las ventajas de ser un marginado' le une a ese divertidísimo facepalm en toda regla que es 'Spring Breakers' un espíritu afín recauchutado de trascendencia cuasi mística que, desprovista de los excesos que hacen del filme de Harmony Korine una delicia, le arrebata la gracia que a ratos tiene y al espectador la paciencia. Cuando vas de listo pero te pasas de listo, para entendernos, un visión que se cantea demasiado a la hora de posar "distinta", de simular "importancia", de lucir "guay". O quizá dependa de hacia dónde sople el viento, si bien es cierto que ni es una propuesta comercial al uso ni es suficientemente particular como para ser todo lo contrario. Bostezo. Y aunque apreciable en sus intenciones su esfuerzo por resultar profunda, distinta, importante, marcan una diferencia más no por ella hacen de esa diferencia un valor al alza, tal vez respetable pero no por ello satisfactoria. Claro que esto es sólo una opinión: la mía.

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex