'Larry Crowne. Nunca es tarde' - La intención cuenta, pero no es lo único que cuenta
Desconcertante. El segundo trabajo como director de Tom Hanks tras la simpática de 'The Wonders' arroja un saldo final verdaderamente desconcertante. No sé me ocurre una palabra mejor que describa la sensación con la que sus ridículos títulos de crédito finales nos invitan apresuradamente a salir afuera de la sala. Y no lo es porque sea una película mala, que no lo es... no al menos desde un punto de vista frío y racional, sino porque su bondadosa y bienintencionada ingenuidad resulta tan extraña de digerir como dolorosamente incómoda, un filme en el que contradictoriamente su absoluta ausencia de maldad se transforma en una nueva especie de maldad a lo Flanders, algo así como el conejito blanco que en manos de los Monty Python se transformaba en una voraz bestia asesina.
Por contraposición tampoco afirmaría que se trata de una buena película, porque no le alcanza para tal... no al menos desde el mismo punto de vista frío y racional con el que descartamos que sea mala, y por mucha falsa simpatía que admito pueda despertarme por parte de aquel que reconoce y valora las intenciones pero no acaba de verlas concretadas a favor de la causa, más bien si acaso incluso en contra debido a un exceso de almíbar que le resta credibilidad como algo más que una ficción más o menos convencional y plana. La intención cuenta, si, pero no es lo único que cuenta y se podría decir que es una película tan amable y educada, apenas un solo apunte mínimamente ácido, que en un mundo tan deshumanizado como este no resulta fácil empatizar con ella. Triste, pero cierto. O al menos esa es mi verdad, y si no les gusta lo cierto es que no tengo otra... aunque dicen que nunca es tarde.
Si bien la acción de 'Larry Crowne. Nunca es tarde' está ambientada en la actualidad, por alguna extraña razón resulta más creíble el peluquín de Nicolas Cage en cualquiera de sus películas que el mundo que se desarrolla dentro de su nunca mejor llamada ficción, una ficción vestida como una especie de cuento de hadas contemporáneo. Si JJ Abrams se marchó hasta finales de los 70 para tratar de traernos de vuelta la digitalizada esencia de la Amblin de Spielberg, Hanks retrocede aún más en el tiempo para retornar por su cuenta y riesgo, en cuerpo y alma, a una época en la que ingenuidad lucía a través de un blanco y negro que en el mundo actual aparenta ser casi ciencia-ficción, un mundo de fuertes contornos retro en el (casi) todo el mundo es güeno -salvo los que, ejem, escriben en Internet...-, la mentira aún no ha sido inventada por Ricky Gervais y no existe una cruda realidad que no pueda ser combatida (y vencida) con una sonrisa. ¿Se han fijado en el cartel? Pues eso mismo, que ahora se comprende que no por casualidad Hanks viajó hasta los años 60 en su debut tras las cámaras, alguien que al igual que el Owen Wilson del último Woody Allen parece convencido de que ha llegado tarde al mundo en el que le hubiera gustado vivir.
¿Quién es Larry Crowne? Larry Crowne es un cincuentón chapado a la antigua y ex cocinero de la Marina que ve como pierde su trabajo en una cadena de grandes almacenes, a pesar de ser con creces su mejor empleado, por no tener ningún tipo de estudios, así que separado y con una situación económica aparentemente delicada decide "enrolarse" en la uní y prepararse para el mundo del mañana, donde conocerá a una serie de personas muy amables y simpáticas que le harán renacer como un hombre de nuestros días. No mucho más de donde rascar, y el 'Nunca es tarde' añadido a la versión castellana de su título ya dice todo lo que hay que decir. Allí conocerá, entre otras, a una verdaderamente radiante Julia Roberts (con la que en esta sí que apetecería comer, rezar, amar...), y lo que iba para comedia amabilísima en torno a un hombre que se encuentra a sí mismo en un mundo distinto al que conocía se mezcla con una comedia romántica igualmente amabilísima.
¿Crisis? ¿Paro? ¿Divorcio? No dejen que la realidad estropee el buen rollo y al mal tiempo buena cara, esos no dejan de ser pequeños problemas que apenas inquietan e incapaces de borrar la risa fácil y cómplice pero educada que busca Hanks continuamente, simpatía pretendida sin ápice alguno de sibilina mezquindad e igualmente exenta de tacos, insultos o expresiones de mal gusto, ni mucho menos chistes que vayan más allá de la edulcorada ofensa infantil, algo que si bien se agradece en el fondo por su respeto y caballerosidad queda tristemente poco convincente ya se por como está expuesto aunque sea... y a excepción, eso sí, del personaje de Bryan Cranston, único retrato de cariz diabólico y maquiavélico cuyo pecado reside en haberse dejado corromper por el nuevo e inhumanizado mundo en el que Internet sobresale como una suerte de espada de damocles sobre nuestras cabezas. Y es que 'Larry Crowne. Nunca es tarde' va de personas hablando cara a cara, esa cada vez más rara avis... ¿verdad?
Puede que en otro tiempo la presencia siempre carismática de Hanks ('La terminal') y la sonrisa de Roberts ('La boda de mi mejor amigo') hubieran salvado los muebles de una producción tan blandita como esta, proyecto muy corriente, vulgar y del montón, consecuente a un nivel técnico en el que nada destaca sin que nada disguste, y con el que el Tom Hanks director se muestra tan competente como discreto donde el aspecto sobresaliente es sin duda su edulcorado contenido moral en el que el blanco reluce más que en el atuendo de Gandalf. Y lo cierto es que si bien no salvan la función, cabe reconocer que en buena medida entre los dos y el resto del reparto hacen que este 'Larry Crowne. Nunca es tarde' no naufrague y cuanto menos permita un visionado indoloro a pesar de la irritante sensación de que a uno se le toma por tonto, acepción hoy en día más común del ingenuo de antaño. Y es que ya lo dijo el crítico Lou Lumenick del New York Post, al que me permito parafrasear del todo (aunque sea a través de terceros): "Si buscas una película a la que puedas llevar a tus padres o a los niños pequeños sin miedo de avergonzarte o la necesidad de dar interminables explicaciones, ésta es la adecuada". Estoy de acuerdo, complicaciones las justas y resultado muy justo. Si sólo fuera por la intención...
Nota: 6.0
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex