Básicamente, el argumento de 'Four Lions' gira en torno a cuatro musulmanes que, sin conocimientos ni habilidades especiales de ningún tipo, pretenden llevar a cabo un atentado terrorista en nombre de la yihad y de forma independiente en algún lugar de la Inglaterra en la que viven. Y aunque pueda parecer extraño dado su argumento 'Four Lions' es en realidad una comedia, una comedia incluso a ratos bastante divertida que se permite el lujo de lograr con pasmosa (y aparente) facilidad una de las cosas más complicadas de esta vida: Encontrarle la gracia a algo que en verdad no debiera de tener ninguna... y salir victoriosa, y más aún. O puede que simplemente la vida no sea más que una "broma", tal y como decía Edward Blake, un cúmulo de estupideces que depende de cada cual tomárselas más o menos en serio, pero ante las que lo más práctico es poner buena cara.

Porque extrapolemos su argumento a España, ¿se imaginan la que se podría liar si alguien se plantease hacer una película en torno a cuatro etarras que pretenden cometer un atentado? O más bien, ¿se imaginan que alguien hiciese dicha película en torno a cuatro mentecatos que sueñan con ser etarras y tratasen de cometer un atentado? Pero aun se puede reformular de forma más interesante, ¿se imaginan que todo ello fuese narrado a través de un punto de vista netamente cómico en el que incluso la muerte de un inocente pueda ser la causa de un chiste? Habría que verlo, especialmente en un mundo corroído hasta los michelines por eso a lo que llaman "lo políticamente correcto"... Aunque puede que sin embargo el individuo, alejado de la masa, siga siendo inteligente después de todo. ¿La prueba? 'Four Lions', un filme tan inteligentemente disparatado como la vida misma, y que entre risa y risa es capaz de hablar más y mejor que cualquier discurso de Mario Vargas Llosa sin que casi ni nos demos cuenta ni, mucho menos, nos podamos ofender de alguna de las maneras. ¡Chapeau!

Aun a riesgo de caer de lleno en el siempre resbaladizo terreno del spoiler que nunca me ha gustado transitar... puntos suspensivos de advertencia para quien quiera saltarse cuatro o cinco líneas... comentar que la imagen que ilustra esta crítica se produce bien entrado el metraje de la cinta, cuando los cuatro sujetos protagonistas se disponen a participar en un maratón popular en el que se presentan disfrazados para ocultar los explosivos que llevan sujetos al cuerpo listos para detonar en medio del citado evento. Fíjense en la imagen y díganme, ¿parece el fotograma de una película "seria" una vez situado el contexto de la misma? Lo cierto es que resulta difícil contener la sonrisa, primero, y la risa nerviosa después durante la mayor parte de una escena en la que la simple imagen de una tortuga ninja huyendo de la policía como pollo sin cabeza justifica el visionado entero de toda la película... y sólo es una muestra del potencial de un filme indispensable para todo aquel que guste de pasar un buen rato y además de una buena película, sombra que no todos los árboles cobijan, y cuya facilidad de visionado no está para nada reñido con un fondo dramático que brinda la oportunidad de una velada reflexión posterior: Atención a como con un único plano al final logra el efecto dramático completo que algunos dramas son incapaces de lograr aun estando dos horas o más dando la tabarra...

Con un estilo genuinamente británico a mitad de camino entre el de Paul Greengrass y el de Sacha Baron Cohen, 'Four Lions' más que una parodia es lo que podríamos calificar como una especie de sátira inteligente, nada que ver con el humor televisivo de trazo grueso a lo Muchachada Nui ni mucho menos con las infames producciones de tipejos como Jason Friedberg y Aaron Seltzer, nada más insultante con lo que insultar todo sea dicho de paso. Porque el debutante Chris Morris, humorista británico de reconocido prestigio en la pequeña pantalla, toma la realidad como fuente directa de inspiración con la intención de buscar el absurdo que de por sí reside en ella sin necesidad de forzar los límites de la credulidad. Es pues, un relato que se presenta y fluye en pantalla con naturalidad y como la vida misma protagonizado por cuatro personajes que continuamente caen en el más estúpido de los ridículos no porque sean unos bufones al servicio del chiste de turno, como por ejemplo los clásicos dummies en plan 'Dos tontos muy tontos', sino porque son personas tan idiotas como cualquiera de nosotros cuando en nuestra cabezonería pretendemos realizar algo que ni sabemos hacer ni sabemos cómo hacer... o ni tan siquiera el por qué lo hacemos, como es el caso de estos occidentalizados cruzados en contra de occidente que se dirigen a la batalla cantando al son de "Dancing in the Moonlight".

Este aspecto humano, el mismo que sobre salía en cierta manera en la notable versión francesa de por ejemplo 'La cena de los idiotas', y que rezuma credibilidad, es donde 'Four Lions' encuentra gran parte de su fuerza, de su maná, con el sostén a través de estos cuatro leones a los que hace referencia el título del filme que resultan tan divertidos como entrañables de la misma manera que resultaba el François Pignon de Jacques Villeret, y cuya estupidez manifiesta lejos de retratarles como subnormales evidencia su condición de personas de carne y hueso envueltas en un embrollo contradictorio que ni entienden ni quieren entender porque, simplemente, "es lo que hay". Esa es la grandeza de 'Four Lions', un filme indispensable que hace del absurdo del ser humano su razón de ser, llamase terrorismo o cualquier otra cosa, y que arroja una lúcida mirada siempre simpática y divertida sobre algo que no tiene puñetera la gracia. Sólo por esto, sólo por transitar un terreno tan inestable, peligroso y volátil y salir con vida ya merecería un respeto. Pero si encima logra que nos resulte gracioso mientras a la par humaniza el concepto y sobrevive... apaga y vayámonos, pues se merece todos los respetos. Al fin y al cabo, es por una buena causa...

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex