El lema de la primera edición de la revista LIFE era
“Mientras haya vida, hay esperanza”, con el que sentaron de antemano los principios y políticas para sus lectores: “Nosotros deseamos que se diviertan con esta publicación… Nosotros trataremos de domesticar tanto como podamos la alegría casual que merodea en un mundo poco amistoso… Nosotros tendremos algo que decir de la religión, acerca de la política, modas, sociedad, literatura, teatro, la bolsa de valores y la estación de policía, y diremos lo que nuestra mente nos diga sea justo, verdadero y decente como lo conocemos”. Y algo así es 'La vida secreta de Walter Mitty', la cual sencillamente se puede definir como LIFE. O cine buenrollista en su vertiente más populista, eso siempre cuando viene firmado de la mano de alguien como Ben Stiller.
En un discurso Henry Luce, fundador de Time, Fortune, Sports Illustrated y People, describió de la siguiente manera los objetivos de la publicación que en 1936 había comprado para dar prioridad total a las imágenes:
«Ver la vida, ver el mundo, ser testigos de grandes eventos; [...] observar cosas extrañas [...], ver cosas que están a miles de kilómetros, cosas escondidas detrás de los muros de las habitaciones, cosas peligrosas, [...] buscar y adquirir placer al ver, ver y asombrarse, ver y aprender; por lo tanto, ver, y no sólo ser visto, es ahora y siempre será la nueva esperanza de la humanidad». To see LIFE, see the world. Esa es la determinación que toma casi sin proponérselo el personaje de Ben Stiller en 'La vida secreta de Walter Mitty', personaje con el que resulta complicado no identificarse... como resulta complicado no rendirse al evidente y claro mensaje de esta "feel good movie", más no necesariamente a la película (se admite a concurso). Porque de todo tiene que haber y la amabilidad con la que Stiller tiende su mano hay quien puede entenderlo como un gesto de debilidad, de blandeza.
De la misma manera que en 'Los becarios' se echaba mano de Google, en 'La vida secreta de Walter Mitty' se echa mano de la ya extinta revista LIFE. Aunque la similitud entre ambos filmes acaba ahí, por suerte. Y es que a diferencia de sus colegas, Owen Wilson y Vince Vaughn, Stiller pretende ganarse la billetera de la audiencia a través de su orgullo como cineasta, experimentando un considerable paso adelante en lo que a prestaciones (y ambiciones) cinematográficas se refiere; especialmente, salta a la vista (atención a su extraordinaria fotografía), a nivel de dirección. Stiller sabe ser serio de la misma manera que sabe no serlo, justo el punto exacto en donde juega este "Mitty". Este cuento para adultos pretende ser una exaltación nada disimulada y tal vez gratuita de la vida, el clásico canto optimista que podríamos resumir tatareando el 'Always look on the bright side of life' de los Monty Python. Walter Mitty es un hombre esclavo de sus sueños y fantasías que no ha hecho nada en la vida por una sencilla razón: miedo. Eso, y que el mundo de los sueños es más bonito, cómodo y seguro. ¿Les suena?
Es esta empatía innata que sugiere, tanto de la historia como de un personaje sazonado por la apariencia cotidiana de Stiller, lo que unido a su poderío audiovisual especialmente durante su primera mitad, lo que nos predispone ingenuamente a sentirnos partícipes de una aventura que arrolla con el indudable buen rollo que transpira. Quizá no por casualidad en esta producción de la Fox se siente la presencia del último filme de Ang Lee, producido por aquella. Los valores son los mismos, lujo y técnica rendidos a una historia humana. Pero Stiller ni es Lee ni 'Walter Mitty' es tan rematadamente redonda como lo era 'Pi': en lo que en Lee parecía un instinto fluido y natural en Stiller aparenta ser impostado, e incluso un tanto artificioso. Y aunque esto no le resta ni un ápice de interés a sus numerosas reflexiones, en especial el momento con Sean Penn en escena, si carece de ese corazón para que la experiencia resulte tan arrebatadora como debería. 'La vida secreta de Walter Mitty', como fábula, se disfruta y mucho, pero su alegría no nos impulsa a la salida del cine a desprendernos del móvil y empezar a vivir un poco más con un poco menos... para entendernos.
Es quizá esta relativa ausencia de naturalidad, la misma que atenaza a la fría y distante '12 años de esclavitud', el único pero serio que le podemos echar en cara a una cinta por demás muy seria que en cierto sentido recuerda a 'El curioso caso de Benjamin Button', y no sólo por la escena en la que se le rinde tributo directo. La experiencia, repetimos, la experiencia está bastante bien, pero no está de p. madre. Stiller demuestra eso sí su validez como actor/director a tomar en serio más allá de dudosas noches en el museo y demás juergas socio-festivas con o sin Owen Wilson a su lado. La cinta muestra un notable temple dramático y está plagada de brillantes apuntes narrativos, por no mencionar lo logrado que esta su descenso progresivo hacia una realidad cada vez más exenta de lujos audiovisuales no necesariamente alegre, pero sí ante la que siempre hay que ser optimista. Cabe entenderlo como lo que es: no hay mayor aventura que la vida. LIFE. Y en ese sentido este 'Walter Mitty' es tan relativamente imperfecta como tan relativamente disfrutable es la vida. Porque a una película así no se le puede y/o debe negar la sonrisa. Y ahí está la clave.
Nota:
7.5
por Juan Pairet Iglesias
Tenía muchas expectativas en esta película, más de las que debería haber puesto. Estas "good-feeling movies" siempre me interesan desde que vi esa pequeña maravilla llamada 'Pequeña Miss Sunshine'. Desde ese momento, estoy buscando una película parecida que me llegue tanto como lo hizo la dirigida por Jonathan Dayton y Valerie Faris, pero no ha habido suerte. Esto no significa que no haya visto buenas películas por el camino... pero solo eso, "buenas". Y 'La vida secreta de Walter Mitty' es una de esas.
El debut de Ben Stiller en la dirección es un canto a la libertad y a su vez es la pura realidad. ¿Quien nunca ha soñado despierto? Fantaseando con lo que nos gustaría hacer o con las aventuras que nos gustaría vivir. Continuamente estamos haciendolo. O mejor dicho, pensando que lo hacemos. Porque nunca, o casi nunca, nos aventuramos a llevar a cabo todas esas locuras. Muchos no tenemos el valor de salir fuera del marco de nuestra rutinaria vida como le pasa a Walter Mitty. Sea por un hecho en concreto que nos marcó en demasía o porque, sencillamente, no tenemos el valor suficiente para ello. Esta es una película para todas esas personas que nunca llegaron a cumplir sus sueños, para que vean que nunca es tarde para cumplirlos. No es un film realista pero... ¿acaso nuestros sueños lo son? Con un guión como el escrito por Steve Conrad y James Thurber cuesta no meterse de lleno en ella, absorbiendote desde el primer instante con la historia de un pobre hombre que no está a gusto con su vida.
Stiller se saca de la manga una dirección muy dinámica y con un poderío audiovisual enorme. Visualizar la película es un gustazo. Planos muy bonitos, paisajes preciosos y para rematar, esa (como ya he dicho antes) inspiradora y cautivadora historia a la que acompaña una banda sonora verdaderamente bella. Esta road movie consigue encandilar al espectador con el personaje protagonista, Walter, lo "atonta" con una belleza visual y musical muy grande y le llega con una historia con la que cuesta no sentirse identificado. Elementos que podrían hacer de ella una gran película, pero que solo se queda en buena. Con el recuerdo ha ganado puntos pero aún así, no me ha llegado tanto como pensaba que lo haría. Lo cual no significa nada, pues quizá con un segundo visionado (y en V.O) la cosa mejora. Pero por ahora, ha sido una ligera decepción.
El reparto es correcto, sin más. Todos hacen bien su trabajo, que es lo único que se pedía. Stiller sorprende con su papel, pocas veces se le ha visto tan melodramático y a su vez sin perder la gracia que tanto lo caracteriza, pero más allá de él y de la breve (pero muy buena) aparición de Sean Penn, el reparto no es lo que destaca en esta cinta.
Muchos decís que el final no es adecuado... Pienso igual que vosotros.
Spoiler
Muy recomendable si lo que queremos es ver una película y que cuando acabe, haga que nos sintamos vivos. Que podemos hacer lo que nos apetezca. Que solo hay que echarle valor.
La dejaremos en el 6,7.
Con pocos trabajos cuenta Ben Stiller en su faceta de director, con bastante separación en el tiempo entre uno y otro. Recuerdos vagos tiene servidor de "Un loco a domicilio", "Zoolander" que parece tener fans y detractores casi por igual es una cuenta pendiente de hace mucho (quizá llegó el momento) y la más reciente, "Tropic Thunder" si quizá no me gustó cuando la vi en el cine (el ambiente hostil que acompañaba no era el más propicio), en un revisionado me pareció una cinta original a la par que divertida, dos cualidades que comparte con esta que nos ocupa. Él mismo protagoniza una aventura apasionante con un mensaje que puede ser facilón pero no deja de resultar inspirador, resultando en una película del grupo del "buenrollismo".
Walter Mitty era un chaval espontáneo, natural, con muchos sueños al que se le cruzó como a casi todos, la vida por delante, en su caso el fallecimiento de su padre. Cambió las ganas de viajar y vivir aventuras por la necesidad de un trabajo que llevara dinero a casa y casi dos décadas después, se encuentra en un trabajo rutinario de oficina (aunque lo vive con pasión y lo realiza como nadie), mientras sueña por los pasillos y fantasea con una nueva compañera la cual está también en una web de contactos a la que se ha apuntado. Cualquier persona que se crea perfeccionista y minuciosa con su trabajo queda a la altura del betún cuando Mitty decide viajar en búsqueda de un negativo de fotografía perdido, la que puede ser la última portada de una revista que cierra y el único que habría "perdido" en toda su carrera.
Como comentaba al principio, el film es original, a la vez que divertido y por momentos emocionante. Quizá sea exagerada, predecible en algunos aspectos y excesivamente complaciente en otros pero si uno se deja llevar y entra en su juego, es altamente satisfactoria, con una historia de una vez más, una lección de animarse a hacer uno lo que le apetece, animarse a vivir, a ser feliz, esta vez contado de forma algo distinta y en general de modo más que disfrutable. No me olvido de una maravillosa fotografía e idem BSO.
Nota: 7'2
Entre lo real y lo imaginario. Nota: 7,5.
Y sobre el debate de la portada...
Spoiler
Mi nota es 6/10.