Nada más ver este estropicio de película, uno ha de cuestionarse si de verdad le ha aportado algo. En mi caso la respuesta es tan simple y rotunda como negativa. He sentido cómo una hora y media de mi vida se ha ido cual papel higiénico al inodoro, ni siquiera el exiguo encanto que radia Hilary Swank me van a hacer cambiar de opinión sobre la cinta. Ésta, asentada en la típica fórmula dentro del subgénero de la intriga en cuanto a personaje/s que deciden irse a vivir a siniestros apartamentos, es un quiero y no puedo que no hay por dónde cogerla.
Totalmente prescindible, os lo aseguro. Ni hay terror elocuente (olvidaos de sangre, sesos y/o vísceras) ni intriga, ya que todo el argumento está expuesto con las cartas boca arriba encima del tapete. Al director, un tal Antti Jokinen, me gustaría mandarle una carta y expresarle cordialmente que me mandase un póster de la película con su rúbrica, para colocarle dentro de la jaula de mis canarios y que ya ellos vayan depositando sus heces en nombre mío.Vayamos al lío.
'La víctima perfecta' nos presenta a Juliet (Hilary Swank), una joven doctora que alquila un enorme (pero también barato) apartamento en Brooklyn, Nueva York. Ante esta elemental y seductora premisa, pensé que la cinta me invitaría a pasar un rato divertido lleno de sustillos a través de, por ejemplo, puertas y ventanas con vida propia o sombras por aquí y por allá. Vamos, todos esos tópicos ya inventados con los que nos siguen friendo en esta clase de películas. Pero... mi gozo en un pozo, ya que de terror tiene lo que yo de astronauta. A medida que avanza el metraje, y con las ilusiones por los suelos, para más inri veo que el género se torna a un drama romántico (con tintes de thriller perturbador, eso sí) insostenible, tanto por ser demasiado pasteloso en algunas escenas para el tipo de película que hemos decidido ver, como de irse por los cerros de Úbeda en contadas ocasiones. Muchos momentos juegan con trampa, de ésa que hay que creerse sí o sí.
Los personajes no ayudan tampoco nada. La oscarizada por partida doble Hilary Swank, inevitablemente lleva el peso de la película. Ni su personaje (demasiado estereotipado y sin fundamento) ni su interpretación cautivan, si acaso lo hace a veces su cuerpo semidesnudo de cara a la galería para los más pajilleros. Jeffrey Dean Morgan, quien parece el hermano mellizo de Robert Downey Jr., tampoco brilla en su papel de obseso arrendador. Christopher Lee, a quien daba por desaparecido, también se deja ver aunque su personaje apenas aporta nada al guión. Todos los personajes carecen de fuerza, son demasiado planos. Parece que hasta ellos mismos han debido pensar que esto es carne de cañón para el mercado doméstico y que no les importa someterse a un guión tan paupérrimo si con ello no dañan en exceso su caché y se ganan unas buenas perras (hablamos de algún que otro millón de billetes verdes). Y es que precisamente el guión es muy cochambroso, resulta turbio y lo peor es que a la media hora da la vuelta a la tortilla desparramándose todas las patatas que había en la sartén. El aceite le quema en los ojos el espectador hasta que se da cuenta de que esta película ni pasará a la historia ni se la recomendará a ningún amigo suyo.
El filme carece de coherencia, el guión -repito- es para olvidar, ningún personaje transmite misterio (ni el que lo tiene que dar), no se le ve con ganas de intentar seducir, pierde mucho fuelle a medida que avanza y la traca final de 15 minutos se vuelve como una secuencia de clichés bastante aburrida. Mi consejo es que os la ahorréis y no perdáis el tiempo como he hecho yo.
Nota:
2.25 / 10
Por Eduardo Obregón Castanedo
No entiendo que actores como Hilary Swank hagan este tipo de películas tan predecibles y que tan poco aportan a sus carreras
Nota: 4,5.
Viniendo de tí me fio un poco más que del criterio de Edu... no obstante gracias a los dos pues ya me sé que nunca perderé el tiempo con ella.
Si no tienes nada que hacer y estás aburrido igual puedes verla, pero vamos que yo me reí más que otra cosa
Tranquilo, que aburrir yo nunca me aburro y siempre tengo algo que hacer... el truco de no hacer algo para así siempre tener algo que haccer. Al menos que me prometas caquita de la buena va a ser que no cuela.