Una de las películas más recordadas de los últimos tiempos sin lugar a dudas fue 'Legally Blonde (2001)' que no sólo reafirmó a Reese Witherspoon como una de las actrices más rentables de Hollywood, sino además porque proponía algo que si bien no era diferente si era loable, al presentar otra visión de las típicas rubias. Siguiendo esta línea, su director, Robert Luketic se lanza con una nueva producción después de varios años de deambular por la televisión y de su pasado hit veraniego de apuestas y engaños '21 (2008)'. Con todas estas credenciales no podemos esperar nada menos que un buen rato delante de la pantalla grande; y esto es justamente lo que obtenemos.
Un guión que cae sin miramientos en absolutamente todos los sitios comunes del género. Chica linda, exitosa profesionalmente y necesariamente desdichada en el amor (y por supuesto triste debido a ello), Katherine Heigl (27 Dresses 2008) sigue en la línea que ha escogido para ser la nueva Meg Ryan. Junto a ella el no tan conocido Gerard Butler (300 2006), interpretando al chico con todos los vicios dignos del género masculino (al menos en este estereotipo), pero eso sí con un buen corazón detrás de ese disfraz de macho alfa. Con esta mezcla, todo es tan sencillo como dejarlos ser para obtener risas, situaciones y rutinas que aseguran un éxito comercial inmediato.
La mano del director se nota de sobremanera en esta historia que peca de predecible y superficial. Poco a poco el personaje de Butler comienza a dar diálogos que de cierta manera (y con todas las concesiones del mundo) podrían parecer inteligentes, pero que al no tener un sólo personaje que pueda rebatirlas, cae sobre terreno infértil y pasan casi desapercibidas. Esto ocasiona que en cierto momento, pensemos que el director, las guionistas (tres mujeres inexplicablemente) y los mismos actores vean como dueño de la verdad absoluta a un personaje con ideas misóginas, grosero y sumamente irritante, situación que se pudo revertir y de hecho el personaje de Heigl al inicio lo ve por lo que es. Sin embargo faltó atrevimiento del director para llevar la película en otra dirección que la convencional.
Por lo demás, tenemos una comedia romántica ligera, divertida, con rutinas muy bien logradas en ciertos momentos que nos hacen olvidar lo que pudo ser y nos invitan a disfrutar lo que hay. Y lo que hay es una película más que inyecta los valores preestablecidos, estereotipos sexistas y el mensaje de que una mujer para ser feliz debe tener un hombre.
La cruda realidad es que es una más.
por Jalex
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