Puedes estar en la cola equivocada durante horas, puedes confundir el nombre de tu pareja en pleno orgasmo, puedes tirarte de cabeza a la piscina de los niños. Pero si te das una hostia con un coche robado, hasta arriba de pasta que le traes al mayor hijo de puta de la historia del hombre, entonces la has cagado… la has cagado por todo lo alto. Esto que han leído, tacos incluídos, es la sinopsis oficial de 'Impávido', y con esta misma locución en off es como empieza esta nueva producción con Ñ que se suma, al igual que 'Carne de neón', a la causa de rendir pleitesía al desvergonzado espíritu de las dos películas que hicieron de Guy Ritchie un hombre para toda una generación, y que entremezcla drama, comedia y thriller con la suficiente complicidad, alegría y eficacia como para no mostrarse "impávido" ante ella... en el buen sentido.Con tan sólo dos películas el nombre de Guy Ritchie se quedó grabado a fuego en la memoria de toda una generación de cinéfilos, dos películas que definieron tan a la perfección un género en sí mismo que nunca se ha vuelto a encontrar un mejor exponente ni a manos del propio Ritchie, quién decepcionó en su intento por cerrar la trilogía temática y con ello recuperar el crédito perdido en brazos de Madonna (filme que sigo sin entender como puede gustarle tanto a la que aún a pesar de esto sigue siendo mi chica), y cuya posterior carrera por mucho que las dos entregas de 'Sherlock Holmes' sean muy entretenidas, que lo son, no le hace justicia al nombre que hizo a Brad Pitt presentarse voluntariamente a sus pies para trabajar prácticamente gratis.

Ambas películas, cuyos títulos no mencionaré por simple respeto hacia la evidencia (pues quien no los conozca no se merece siquiera ni la falta de respeto de ser escupido en la cara), han servido de inspiración casi tanto como el cine de Tarantino para los siempre llamados nuevos valores del séptimo arte, aka los cortometrajistas, en donde mayor partido se le ha sabido sacar a un modelo que tiende a ser tremendamente irregular e insastisfactorio cuanto más se extiende la mecha. Al igual que Paco Cabezas, quien a principios del año pasado tuvo el honor de estrenar a partir de su propio cortometraje la notable 'Carne de neón', Carlos Therón también se inspira para su puesta de largo en la gran pantalla en su propio cortometraje homónimo, a su vez igualmente impregnado del olor inequívoco de quién se ha dado placer a sí mismo viendo una y otra vez los dos primeros filmes de, ¿adivinan?, Guy Ritchie.

Ambos filmes, tanto el protagonizado por Mario Casas como este protagonizado por el más simpático Julián Villagrán, son harina del mismo costal tanto en formato corto como en largo, obra de dos jóvenes realizadores que juegan a ser sin disimulo alguno la versión castiza de Guy Ritchie. 'Impávido', al igual que lo era 'Carne de cañón', viene a ser la historia de un pequeño grupo de personajes de baja estofa, de delincuentes con o sin corazoncito cuyos caminos se entremezclan dejando tras de sí una estela de casualidades, equívocos, caprichos, malentendidos y demás artimañas de las que el destino, aka el guionista, dispone a su antojo. Una historia de esas que se han dejado caer al suelo para luego ser recogidas del suelo de manera aleatoria, y un modelo que a la mínima que se le dote de algo de sentido, simpatía, ritmo y violencia suele resultar de lo más entretenido... como es el caso.

A diferencia de lo que sucedía en su segundo y muy pobre filme, 'Fuga de cerebros 2. Ahora en Harvard', estrenado en primer lugar por esas cuestiones que tan difícil resultan de entender a veces para todos los que no están metidos en el mundillo de la distribución (y a veces ni aún así), Theron consigue que 'Impávido' sea un filme eficiente en sus propósitos, tarea número uno, y que lo sea siendo además simpático, tarea número dos, por mucho que no logre sumar el suficiente mérito como para concederle el "muy" delante de ambas tareas. Porque a 'Impávido', un filme referencialista por naturaleza, le falta para logar sobresalir por debajo de las que le hacen sombra, las de Ritchie, si bien sus intenciones le alcanzan de sobra para ser un digno tributo al que echarle algo más que un ojo, que no es poca cosa.

Puede que 'Impávido' sea más la sombra de lo que pretende ser que lo que pretende ser; y puede que la falta de presupuesto no se haya sabido compensar del todo como para que no resulten evidentes sus carencias en la puesta en escena; y puede que su condición de ópera prima le haya privado de una experiencia que hagan de ella un producto más sólido. No obstante si sumamos "entretenido" con "simpático", "voluntarioso" con "corrección", nos da para un visionado más que agradable de una película que no va de farol, cuya voluntad no es redonda pero si apreciable, y a la que si acaso lo que le faltan son manos para ganar una partida que de todas formas tenía perdida de antemano, que la sombra de Ritchie es tan alargada que sigue dándole de comer más de diez años después. No será cuestión de ganas, como no será cuestión tampoco por ello de dejar de disfrutarla como se merece, ni mucho ni poco, con o sin suerte.

Nota: 6.5

Por Juan Pairet Iglesias