El sorprendente relato de un año tumultuoso en la vida del internacionalmente aclamado actor, Joaquin Phoenix. Haciendo gala de un acceso privilegiado, 'I’m Still Here' sigue a Phoenix tras anunciar éste públicamente que abandonaba su exitosa carrera cinematográfica, para reinventarse como músico de hip-hop. A veces, divertida, otras sorprendente, y siempre fascinante, la película retrata al artista en medio de la encrucijada. Desafiando todas las expectativas, explora hábilmente el coraje y la reinvención creativa a la que se somete Joaquin Phoenix, así como las ramificaciones de una vida siempre en el punto de mira.
Breve crónica de un largo engaño: Ya estaba en boca de todo el mundo; ya se había anunciado -en voz baja- por alguno de los protagonistas, pero fue la noche del once de febrero del 2009 la que marcó el pistoletazo de salida de lo que más tarde acabaría conociéndose popularmente como 'I’m Still Here'. El escenario elegido: el Show de David Letterman. En el programa del famoso humorista se presentó un irreconocible Joaquin Phoenix que entre silencios incómodos e ininteligibles balbuceos anunció de forma oficial que dejaba su carrera como actor (según decía, estaba ''cansado de interpretarse a sí mismo'') para probar suerte... como cantante de hip-hop.
A partir de ahí, se disparó la rumorología y las especulaciones. Todo el mundo opinaba sobre el asunto; todo el mundo creía saber de lo que hablaba, pero en el fondo nadie entendía nada. La prueba: después de la presentación de la película en el incomparable marco del último Festival de Cine de Venecia, ninguno de los asistentes al Lido se atrevía a poner la mano en el fuego sobre si lo que acababan de ver era ficticio o no. Esta incertidumbre se alargó hasta el estreno comercial en los Estados Unidos, momento en el que por fin las mentes pensantes del proyecto confirmaron que todo se trataba de un engaño.
La pregunta que nos quedó al resto fue la siguiente: Una vez descubierto el pastel ¿qué encanto le queda a 'I’m Still Here'? Ciertamente se trataba de un proyecto que se creció en la incertidumbre, en la confusión, en saber si nos estaban tomando el pelo o no (y de paso, en saber si el mundo del cine había perdido verdaderamente a un gran actor). Una vez desenmarañado todo, este falso documental ya no tenía tanto a ofrecernos... lo que de ninguna manera deja a la propuesta con encanto cero. Es más, como todo buen capítulo de 'Perdidos', a medida que el menor de los Phoenix y el menor de los Affleck iban contestando a nuestras preguntas, otras nuevas se ponían sobre la mesa. De acuerdo, Joaquin y su querido cuñado se quedaron con nosotros... pero a partir de aquí ¿quién estaba en el ajo y quién no? O lo que es lo mismo, ¿a quién tocará pedir disculpas? Es por esto que para los realmente interesados en esta colosal jugarreta, sería imprescindible echarle también un vistazo al making of de la cinta, prueba que evidencia que, a pesar de todo, 'I’m Still Here' sigue conservando buena parte de su encanto y misterio original.
Este juego, en el que queda claro quién es el estafador pero no del todo quiénes son los estafados, no se sitúa demasiado lejos de las últimas y ultra-pintorescas composiciones de Sacha Baron Cohen: 'Borat' y 'Bruno' (obviamos 'Ali G' al no haber descubierto aún su autor durante su concepción el jugo que podría sacarse al formato ''no-ficción'', siempre entre comillas, obviamente). Gran parte de la gracia de dichas propuestas, más que estar en la saturación de golpes humorísticos soeces marca MTV, subyacía en el efecto espejo. La transformación del siempre irreverente cómico británico conseguía que la gente con la que interactuaba luciera por todo lo alto sus prejuicios, sus desconfianzas, sus miedos... en definitiva, conseguía que sus víctimas mostraran su peor -o verdadera- cara. Hay en 'I’m Still Here' algo del espíritu de la archiconocida cadena musical, especialmente en lo referente al acercamiento a la faceta más sórdida y petarda de la supuesta crème de la crème hollywoodiana.
Es el colectivo que encarna los sueños y aspiraciones de buena parte de la juventud de todo el mundo. Algo triste, pero comprensible... Al fin y al cabo, hablamos de gente que vive con la seguridad de saber que, a pesar de que se encuentre muy lejos de su mejor estado de forma (físico/mental/creativo) podrá seguir teniendo un nivel de vida muy superior al de la mayoría de mortales. ¿Cómo se explica sino que, por ejemplo, un actor claramente venido a menos y en plena caída libre siga teniendo a su disposición un jet privado para desplazarse de costa a costa de los Estados Unidos? Hay en esta realidad tan lejana (pero a la vez tan próxima, por la cantidad veces que nos la han retratado) mucha degeneración y decadencia... pero también muchos argumentos que dan pie a la fascinación. La triste pero atractiva existencia de personajes atrapados en jaulas de oro. El debut de Casey Affleck podría definirse pues como una versión a lo bestia del cine que tanto tiempo lleva ya ofreciendo Sofia Coppola.
Del creador del más famoso reportero de Kazajstán a la última vedette de la Mostra. De Joaquin Phoenix a ''JP''. De actor consagrado y respetado a calamitoso cantante de hip-hop. De fuente de inspiración a blanco de todas las burlas... De tema de debate de la prensa rosa/amarilla a hiriente radiografía de Hollywood; de pedorreta de dimensiones titánicas a puñal envenenado dirigido al stablishment galáctico cinematográfico. Un proceso metamórfico que traspasa la pantalla con la intención de crear el poso reflexivo necesario para que cualquier documental -sea falso o no- trascienda más allá de lo que pueda captar la retina.
Unos meses atrás, 'Exit Through the Gift Shop', enésimo ataque de genialidad del no menos genial Banksy, nos demostró que un mockumentary (en aquel caso, sobre un tal Thierry Guetta) podía convertirse en un excelente documental (sobre el demsesurado mercantilismo al que se ha visto abocado el mundo del arte, casi nada). Del mismo modo, 'I’m Still Here' es un mockumentary en toda regla, pero detrás de sus excesos (que por definición, siempre son peligrosos) se esconde un documental puro y duro, en el que el ''ave Phoenix'' renace después de la combustión autoinfligida, exorcizando el espíritu de su hermano River, y de paso reivindicándose como uno de los mejores actores de nuestros tiempos. Un documental en el que además se reflexiona muy lúcidamente sobre el estado líquido del star-system y sobre cómo el gran público (mal)trata a la figura del héroe caído... al tiempo que la industria se las ingenia para lucrarse de todo este circo, de la forma más escatológica imaginable.
Nota:
6,4 / 10
por Víctor Esquirol Molinas