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'Frank': Pelirrojo con ambición y Fassbender con su cabeza de cartón

Vía El Séptimo Arte por 23 de septiembre de 2014

“Fassbender actúa con una cabeza de cartón” parece ser el primer y mayor reclamo para “Frank” allá donde ves información sobre la misma. Este factor, seguramente atraiga a muchos a verla aunque personalmente me hace plantearme por qué cargamos contra el doblaje y defendemos la versión original a ultranza como gran parte de una actuación (algo que es cierto) y ahora nos emocionamos por el hecho de que a un actor de moda no se le vea la cara en (casi) toda una película. Más allá de ello y aún haciendo bastantes días desde que la vi, sigo debatiéndome en si he visionado una pequeña joya o una campaña hipster por la integración del enfermo mental. Seguramente me quede en un término intermedio, teniendo en cuenta sus virtudes pero sin caer en la emoción exaltada por ellas, ni tampoco en el odio extremo por sus defectos, pero intentaré dejar mi opinión y acabarme de aclarar conmigo mismo en las siguientes líneas.

“Frank” arranca divertida y original, con un gran Domhnall Gleeson (que es el verdadero protagonista) que en su aspiración a músico, intenta buscar una inspiración para componer que se le niega. De repente y de forma surrealista (adjetivo patente durante toda la cinta) conoce a un grupo de músicos excéntricos de gira, a los cuales se acaba uniendo. El espectador empatiza con él por muchas cosas, pero sobretodo porque aporta las reflexiones y preguntas racionales en un escenario lleno no está claro si de genialidad o de locura, aunque acabe cayendo ante aquello de “si no puedes con el enemigo, únete a él”. En dicha banda, el líder es el mencionado personaje interpretado por Michael Fassbender, respetado y alabado por el resto, casi más como el líder de una secta que de un grupo musical, un personaje que va 24 horas con una cabeza gigante de cartón sobre la suya propia y que encuentra inspiración musical en prácticamente cualquier cosa, lo que despierta también la admiración del pelirrojo aspirante a músico.

La cinta deja momentos divertidos (jugando como es de esperar con si se quita la cabeza o no) y otros más dramáticos o reflexivos, siendo algunos de ellos y en ambas facetas, interesantes. Moralejas sobre la ambición e integración mezcladas con por un lado con destacables pincelazas de humor negro y comedia surrealista, con momentos de indiferencia y rozando esa barrera de lo pretencioso a la que a este estilo de cintas, muchas veces les gusta acercarse. Pero en el regusto final pesa más lo positivo que lo negativo, con un Fassbender (con cabeza de cartón incluída) que está muy bien, al igual que el resto del reparto y con una película que no la calificaría de altamente original ni revolucionaria pero sí diferente y cuanto menos, curiosa.

Nota: 6,2

Por Abrahán Guirao, AKA Calderilla

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