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'Flor del desierto': United Nations Approved

Vía El Séptimo Arte por 11 de marzo de 2010

Waris Dirie deambula hambrienta por las calles de Londres. El futuro esperanzador que buscaba al abandonar su Somalia natal, no lo encuentra por ningún sitio. Lleva seis años viviendo en Gran Bretaña pero apenas balbucea cuatro palabras en inglés y todo lo que la rodea se le hace extremadamente hostil. Por suerte, entablará amistad con una enérgica vendedora de ropa que aspira a convertirse en una famosa bailarina de ballet. Será ella quien, junto a un reputado fotógrafo, la ayude a destapar su belleza... y un terrible secreto que esconde su cuerpo.

Una inmigrante que gracias a la perseverancia y a sus inquebrantables ganas de salir adelante, consigue el éxito en las pasarelas, dejando atrás las tragedias que sufrió en África durante su infancia. Suena a la clásica historia de superación que nos han explicado incontables veces antes. Y en parte así es, pero hay que reconocer que la directora Sherrry Horman sabe cogerle el punto a la historia con bastante gracia. También es cierto que se permite el lujo de caer en el clásico dibujo maniqueo, simplón y condescendiente que desgraciadamente tantas veces marca tendencia en este tipo de relato. A pesar de ello, el buen ritmo y el estilo/registro desenfadado (a veces incluso parece que estemos viendo un anuncio de colonia), que son fruto sobretodo de la mezcla del drama de la inmigración con el más agradable mundo de la moda, contagian un buen rollo a una historia que, contra pronóstico, se hace muy fácil de digerir.

Hasta aquí todo bien. Donde esta flor del desierto empieza a marchitarse es cuando intenta ponerse seria, que “sospechosamente” es cuando parece que ya no le queda nada más que contarnos sobre su maravilloso y glamuroso mundo. No deja de ser por lo menos destacable el que se eche mano de la -a veces tan cargante- denuncia social cuando la protagonista se queda sin argumentos para seguir obnubilada en su burbuja fantástica... o cuando sus ilusas esperanzas de encontrar su amor de cenicienta se ven momentáneamente truncadas. A eso yo lo llamo tener la cara muy dura. Que conste que me parece estupendo que un filme cuente entre sus objetivos el de concienciar al gran público sobre ciertas atrocidades que todavía hoy en día se siguen cometiendo más a menudo de lo que pensamos... lo que ya no apruebo son determinadas formas.

Es esto lo que sucede con ‘Flor del desierto’. Y es que no sólo me parece de una desfachatez impresionante ponerse a hablar de la ablación de clítoris después de haber estado frivolizando sobre cada aspecto de la vida de Waris Dirie, sino que además el discurso serio se lleva a cabo siguiendo las pautas más odiosas del más reciente movimiento de las “películas ONG”. ¿A qué jugamos? Normal que el momento cumbre de la concienciación en masa se convierta en una oda al petardeo sensacionalista. El marco es inmejorable: la Asamblea General de la ONU (ya saben, aquel organismo que nos juzga cada día y cuyas buenas intenciones raramente se ven reflejadas en el mundo real). Aquí el filme vuelve a hacerse creíble por aquello de los acusadores sermones que nos llegan constantemente desde las Naciones Unidas, pero no por ello menos odioso.

Porque mientras la queridísima modelo nos mira con ojos inquisitivos y nos dice qué es lo que tenemos que sentir, nosotros recordamos la visión de las condiciones de vida de África que nos has brindado la película, y nos vienen a la cabeza abundantes rebaños de cabras bien nutridas; niños que visten ropa que ya la quisieran muchas tiendas modernillas de las grandes urbes; e incluso generaciones progenitoras con consciencia progre occidental (aunque para ser justos con Dirie, sólo el primer capítulo de su libro encierra más crudeza que toda la adaptación cinematográfica). Total, que no hay manera humana de tomarse en serio la supuesta denuncia de ‘Flor del desierto’. Y esto es algo que Sherrry Horman debería saber: este tipo de toques de atención a la sociedad suelen ser un arma de doble filo. En este caso es como si la directora hubiera lanzado con toda su fuerza un bumerang hacia vaya usted saber quién, para que luego éste hubiera vuelto dándole en toda la cara. Y bien merecido que lo tiene.

Nota: 4 / 10

Por Víctor Esquirol Molinas

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Comentarios

  • Avatar de Wanchope
    Wanchope 10 de Marzo de 2010, 10:45:19 PM
    Discrepo con Reporter principalmente en un punto: la cinta nunca acaba de funcionar, directamente, porque no pretende ser más que una denuncia social, nunca una película. Descentrada y desubicada, la película carece de fuerza alguna porque carece de un pilar maestro que dote de cohesión su narrativa, de un punto de referencia que funcione como motor de la historia más allá de un personaje protagonista con tan poca profundidad que no hace más que poner la cara impasible a los acontecimientos. La historia se desarrolla como una sucesión de escenas deslavadas sin propósito común, sumando metraje y picoteando de todo un poco para al final quedarse en nada, sin objetivos ni narrativa, y como la simple excusa que es para tratar de concienciar a base de brochazos del trazo más grueso posible (mirando a cámara directamente!!!). Vamos, que juega a ser la lista de la clase llamando tonto al espectador y a la cara.

    En fin, que me ha recordado a una especie de 'Precious' pero mal hecha y pobretona, y con el agravante de además engañar al espectador vendiendole humo del barato... y es una lástima que derive en la frivolización de su denuncia, por supuesto algo que no deja de resultar grave, pero que su acartonado discurso acaba deformando hasta los límites de la parodia. Suspenso merecido e irrevocable.