'Espías desde el cielo' - La habitación del pánico
'Espías desde el cielo' cuenta a su favor con un arma muy poderosa, la verosimilitud con la que se desenvuelve frente al espectador. El nuevo filme de Gavin Hood logra traspasar la barrera de la ficción para que, nosotros, humildes e ignorantes espectadores que, posiblemente, no sepamos la misa la media, podamos llegar a sentir que lo que se nos está contando con pasmoso pragmatismo es tan auténtico como un día cualquiera en la vida misma. Esto es, 'Espías desde el cielo' parece un pedazo de realidad, no una ficción cinematográfica.
A ese cineasta frustrado que se oculta en el interior de muchos cinéfilos le gusta, de vez en cuando, fantasear con un mundo ideal en el que se haría cargo de la dirección de las películas que más le gustan (a toro pasado). Siempre, por supuesto, con derecho a final cut y un presupuesto generoso al servicio de su voluntad. Es de hecho un sistema bastante certero para cuantificar el impacto de una película en uno mismo, siendo que generalmente fantaseamos o bien con producciones fallidas a las que pensamos que le hubiéramos sacado mucho más provecho, o bien con producciones tan logradas como para que nuestro ego sea susceptible de llegar a las puertas de la hostiabilidad.
'Espías desde el cielo' es una agradabilísima sorpresa para quién esto suscribe, siendo que el cineasta frustrado que hay en alguna parte de mi no se la ha podido quitar de la cabeza en una semana rumbo hacia la hostiabilidad imaginaria. Y en gran medida es por la capacidad de la cinta para plantear, con sencillez pero a la vez gran realismo, un conflicto ético y moral que nos pone a prueba no sólo como espectadores, sino también como personas. Pero sobre todo con absoluta verosimilitud a la hora de construir un relato que fusiona lo bélico, lo político y lo moral en una sola causa que desarrolla con agilidad y solidez sin desfallecer en ningún momento.
'Espías desde el cielo' no es sólo una brillante exposición sobre lo que vendría a ser la guerra moderna, sino también una muy inteligente y accesible representación de que la realidad es una suma de dilemas repletos de complejidades que no hay que tomar para nada a la ligera. Una situación, tan aparentemente sencilla como para ser resuelta en un pim, pam, pum de haber estado protagonizada por Chuck Norris, que a cada nuevo paso crece, y crece, y crece alimentado por las concisas y pequeñas pinceladas con las que Guy Hibbert jalona el guión para dar vida y humanizar a unos personajes que, como nosotros, no dejan de ser peones de carne y hueso.
Ahí es cuando entra el por qué de la presencia de Helen Mirren, Aaron Paul, Iain Glen, Barkhad Abdi o el tristemente fallecido Alan Rickman, pues 'Espías desde el cielo' no es un thriller "de película" pensado para su consumo junto a un bol de palomitas... sin dejar de serlo: al tiempo que funciona como un thriller trepidante lleno de suspense, también lo hace como una sátira política no exenta de mala leche o como un drama de corte reflexivo del que hablar horas y horas en una barra de bar. Todo ello servido con muchísima eficiencia y concisión por un Gavin Hood que, junto a 'El juego de Ender', deja claro que lo de 'X-Men orígenes: Lobezno' no fue culpa suya.
Y todo, prácticamente, sin salir de un puñado de habitaciones desperdigadas por todo el mundo en lo que perfectamente podría ser una obra de teatro. Esto es, una obra de corte bélico en dónde lo importante es el por qué se aprieta el gatillo, no el hecho de apretar el gatillo. Las palabras, no los misiles Hellfire. 'Espías desde el cielo' parece un pedazo de realidad, no una ficción cinematográfica. Y lo mejor de todo es que está servida de manera imparcial, cual crónica periodística dónde el juicio de valor lo emite cada cual, a su manera y a su gusto, ofreciendo a partes iguales algo sobre lo que pensar y algo con lo que mantenernos de lo más distraídos.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Daños colaterales. Nota: 7,5.
Raro será que no esté en mi top del año.
+1. Me parecía que se estaba tomando demasiado tiempo hasta que comprendí de qué iba realmente la película. Quizá demasiados diálogos que suenan "no creíbles" en la realidad metidos para que el espectador se entere desde el primer momento quién es quién, pero cuando se hace bien no molesta en absoluto. Un verdadero gozo, ayudado por las actuaciones.
Mejor planteada que 'Good kill', que dió vueltas sobre la misma temática pero le faltó chicha.
8/10
PD: Revisando la filmografía del director Gavin Hood ahora recuerdo porqué tenía esta olvidada. Después de los bodrios de 'El juego de Ender' y 'Orígenes Lobezno' no había razón de confiar en él