Los padres del joven Mariah desaparecen de repente, obligándolo a cuidar de su hermano menor. Cuando unos desconocidos secuestran al pequeño, Mariah se une al aventurero Charity para ir en su busca. Su viaje los lleva del Londres victoriano al misterioso Prince Regent, un majestuoso hotel situado en una pequeña isla remota. Tras su extravagante fachada descubren un submundo sorprendente lleno de aventuras y peligros. Mariah deberá descubrir los secretos del hotel para salvar a su hermano y, de paso, conocer la verdad sobre la desaparición de sus padres... y sobre el cofre de Midas, que según la leyenda tiene el poder de convertir cualquier cosa en oro.

'Mariah Mundi and The Midas Box', como se la conoce en VO, es un co-producción entre Gran Bretaña y España que aspira, según sus responsables, a llenar parte del vacío dejado por Harry Potter... ni en sus mejores sueños, siquiera de casualidad o mediante intervención divina. Esta especie de remedo pobre (y a lo pobre) de un episodio alargado de 'Las aventuras del joven Indiana Jones' es un amago que, aparte del por qué de un nombre tan poco "glamouroso" como Mariah (heredado de la novela), tan sólo plantea un misterio mínimamente intrigante: qué carajo hacen en ella Michael Sheen y Lena Headey, ambos con dos agendas lo suficientemente repletas como para saber decir que no. ¿Dinero tal vez? Mmmmm, posiblemente... tampoco.

'El secreto del cofre de Midas' -como se la conoce en España- sigue el manual del cine de aventuras para todos los públicos, a pies juntillas y sin ofrecer por el camino ningún chispazo de cosecha propia; nada que nos haga sospechar que se ha asomado la cabeza por encima del libro para escuchar al profesor. Y así, en vez de postularse como un aspirante a ese universo cinematográfico que habitan Indi, Sherlock o incluso Percy Jackson, se estrella como un vulgar y anodino capítulo de relleno de una serie televisiva... de relleno, y porque queda más bonito ver algo en movimiento que la carta de ajuste. Lee las palabras, ni las interpreta ni les da vida. Y ni su reparto le salva el expediente... ni Michael Sheen es Robert Downey Jr., ni Aneurin Barnard es Logan Lerman.

Y es que la primera (¿y última?) incursión cinematográfica de Mariah Mundi es, principalmente, un filme muy básico cuya efectividad como producto netamente familiar -sin violencia, tacos o detalles moralmente dudosos- parece escasa, ante los pequeños y ante los mayores. Sus evidentes limitaciones técnicas y presupuestarias no sirven de justificación a la torpeza de su montaje, sin ritmo; a la terriblemente anodina realización de Jonathan Newman; a un acabado audiovisual tan sumamente correcto que pasa completamente inadvertido; o a un hilvanado argumental repleto de agujeros que permiten exponer a la mínima unas carencias entre las que no se encuentra la banda sonora de Fernando Velázquez, prácticamente lo único que suena bien en esta descafeinada "aventura".

Nota: 3,5

Por Juan Pairet Iglesias