'El niño y la bestia' - La de dibujos animados
Vamos a ser directos: 'El niño y la bestia' me suscita una pereza del tipo "si no hubiera escrito algo sobre ella en aquel ya lejano mes de Septiembre, cuando la vi durante el Festival de San Sebastián, ahora no me molestaría ni en intentar siquiera enfrentarme a un folio en blanco". Pero claro, no es lo mismo partir de cero que revisar un texto ya existente; esto es, la teoría sobre la que prácticamente se fundamenta cualquier remake.
La última película del japonés Mamoru Hosoda, 'El niño y la bestia', llegó a San Sebastián el pasado mes de septiembre bajo el titular de ser la primera película de animación que en 63 años hacía acto de presencia en su Sección Oficial. De ahí a ser conocida popularmente -no sin cierto desdén- como "la de dibujos animados", ni tres segundos de reloj. Si es que llegaron a ser tantos.
"La de dibujos animados" se portó bien... aunque no llegase al nivel de lo deseado ni de lo esperado, desluciendo ligeramente un debut que al margen de los habituales no pareció despertar ningún entusiasmo al margen del citado titular. Esto se puede deber a que en esta ocasión Hosoda no sorprende de la misma manera que hiciese con 'La chica que saltaba a través del tiempo', 'Summer Wars' o 'Los niños lobo', reincidiendo en un ideario familiar atenazado en esta ocasión por un desarrollo previsible al que no consigue imprimir una entidad propia.
En parte y/o en especial y/o en particular durante su segunda mitad, cuando lo que hasta entonces era un relato sencillo, convincente y modélico se resquebraja y se dispersa en varios frentes sin resultar concluyente en ninguno de ellos, algo a lo que no ayuda un clímax grandilocuente y épico que rompe su delicadeza y se abandona innecesariamente a los excesos del anime japonés.
Lo uno no quita lo otro: al menos hasta entonces 'El niño y la bestia' es un filme muy digno, competente y solvente que satisfará a los amigos del medio, a quiénes les bastará con su exquisita técnica -faltaría más- para sentirse satisfechos. Hasta aquí no hay problema, si bien y a diferencia de los anteriores filmes de Hosoda no es ni mucho menos la mejor oportunidad para hacer afición, siendo una producción que a pesar de sus bondades no logra sobreponerse ni al recuerdo de sus referentes ni al currículum del propio Hosoda.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
En fin, de nota supongo que sería algo así como un 8'5.
Que no engañe su etiqueta de película de animación: Esta película tiene mucho que contar.
A pesar de que su director parece tener mucha reputación, no había oído nada de él hasta ahora, y es que en el territorio del anime japonés soy un principiante aún. Ha sido bueno volver a este terreno para descubrir un buen largometraje.
No solo es un filme bastante entretenido (si bien tiene partes que creo que se alargan un poco más de la cuenta), sino que cuenta una historia que no veo demasiado a menudo como es el proceso de crecimiento en la vida, lo que aprendemos, lo que fallamos y la importancia de tener un buen mentor (sean padres biológicos o no, la propia historia de 'El niño y la bestia' no hace distinciones). Y que el peor enemigo a veces podemos ser nosotros mismos, como trata de explicar Kaeda cuando habla sobre la novela 'Moby Dick', una afirmación que es muy cierta.
Perfectamente le sobra algo de espectacularidad ya que considero que se mueve mejor cuando narra sin tantos efectismos y también le sobra algo de metraje; aún así, esta es una historia que merece ser contada y una película que merece ser vista.
7