'El niño' - Ni rey... ni príncipe
Un joven cruzando a bordo de una lancha el Estrecho (de Gibraltar) mientras es acosado por un helicóptero de la policía. Esta imagen es la génesis de 'El niño', que no el resumen de la nueva película del responsable de 'Celda 211', para unos cuantos una de las tres o cuatro únicas películas que el cine español ha producido en los más de 200 años de historia de Estados Unidos (personalmente, prefiero 'El robo más grande jamás contado'... o 'El corazón del guerrero'). 'El niño' pretende ser algo más que un 'Morirás en Chafarinas', del mismo modo que pretende ser algo más que una versión española, una modernización del llamado cine quinqui de los 80 o una alternativa cinematográfica a la chabacana 'El príncipe'. Algo más, o algo distinto, quedándose a mitad de camino de ser cualquiera de las dos cosas. Vamos, lo habitual en Monzón, a quién sigue faltando ese filme que sitúe su nombre entre los recurrentes del cine español actual más allá de ser "el de Celda".
'El niño' es de esos filmes donde resulta más interesante el cómo se ha hecho que lo que se ha hecho, propiamente dicho y sin desmerecer. Un proyecto realmente complicado en muchos sentidos, más para una cinematografía como la española que, al menos sobre el papel, ha sido solventado con notable eficacia y credibilidad, algo por otro lado habitual en el siempre interesante Daniel Monzón. El durante largo tiempo usado "no parece española" se puede aplicar a lo que no obstante es, salvando las distancias y evidentes limitaciones, como aquellas de Steve McQueen protagonizada por un joven de Cádiz; esto es, de aptitudes universales pero enmarcado en un contexto claramente autóctono: el Estrecho. Nuestro Estrecho.
Como suele ocurrir en todas las películas de Monzón la vocación comercial de la empresa es clara, como claras son las ideas de un realizador que sabe jugar de cara al espectador. Y como también suele ser habitual se aprecia la voluntad, el esfuerzo, pero ni el uno ni el otro se ven recompensados por un resultado plenamente redondo, satisfactorio. En el caso de 'El niño', principalmente, por la descompensación que existe entre los distintos ejes argumentales, así como por la difusa ejecución de alguno de ellos. Aunque pueda parecer 'El niño' no pivota sobre un versus frontal entre Luis Tosar y Jesús Castro, sino que expande (su ambición) sobre el microcosmos que florece alrededor de aquellos 14 kilómetros de agua.
'El niño' vendría a ser un cruce entre el 'Traffic' de Steven Soderbergh con la 'Corrupción de Miami' de Michael Mann matizado por las particulariedades de la fauna local. Algo así, para entendernos. Y como en todo pretendido collage el equilibrio de la primera es tan fundamental como la energía con la que agita la coctelera la segunda, dos aspectos a los que Monzón no azuza convenientemente. 'El niño' enseña los dientes pero no muerde. Multitud de personajes, de relaciones, de tonos, sugerencias y arcos argumentales que no siempre aciertan a darse el relevo ni a compartir las distancias a recorrer, y que a pesar de dos horas y pico hubieran requerido o bien de más espacio para desarrollarse o bien de un espíritu IKEA más refinado.
Aunque sólida y solvente, 'El niño' acaba tirando demasiado de fórmula y rindiendo un exceso de pleitesía y respeto, aplicando con mesura sus directrices antes que golpeando con nervio. No acierta a fijar sobre qué pivotar, se dispersa y ofrece multitud de variantes pero sin apostar claramente por ninguna. Y así el conjunto carece de fuerza, de tensión, ofreciendo un muestrario que a pesar del oficio y naturalidad de sus intérpretes -dependiendo de la edad- no adquiere suficiente volumen para escapar del tradicional déjà vu del cine de mafiosos. No obstante, y a pesar de sus concesiones industriales, topless gratuito made in Spain incluido, este "niño" al menos es tan decente como para no ser el "príncipe".
Pd. ¡Gibraltar español!
Nota: 6,5
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Y lo volveré a decir
Yo también os quiero, piratas.
El tema que pretende explotar, es interesante. No recuerdo ninguna película española que lo haya tratado. El problema es que el suceso de los hechos no importan nada. La indiferencia se encuentra por encima de cualquier otra cosa en esta historia. Las escenas de acción tienen poco o nada de trepidantes, pues con decir que no consiguen que el ritmo de la película suba, ya se dice todo. Daniel Monzón no consigue una buena dirección en esta ocasión, la falta de ritmo mata a la cinta. El antecedente era 'Celda 211', una película notable con una dirección ídem, pero en esta no va más allá de grabar lo que está pasando. La prensa destaca en especial las persecuciones y las apariciones de 'El pájaro', que no están mal dirigidas, pero escenas así se ven un montón en cada película de acción estadounidense, y nadie las realza tanto como han hecho con estas. Yo destaco un momento de tensión absoluta, donde los protagonistas son un rehén y una pistola. De lejos, me parece la mejor escena de todo el metraje y la única que me dice algo.
La sensación, en general, es que los elementos no concuerdan. Los actores no parecen esforzarse mucho en lo que están haciendo, la banda sonora en muchos momentos no pega con lo que sucede y el director parece que va con el piloto automático. Sigo flipando con las grandes críticas que tiene en general. Este es el camino, pero no es la forma de hacerlo. Un 3.
Un 6
Respecto al debate de un protagonista o varios: 'La isla mínima', los dos, nominados a mejor actor masculino en papel protagonista. No hay debate...
Quien sepa un poco sobre cine español se le harán los ojos chiribitas cuando vea en un mismo reparto los nombres de Luis Tosar, Eduard Fernández, Bárbara Lennie o Sergi López e incluyendo al gran Ian McShane, conocido actualmente por dirigir en una serie de películas un hotel donde hay más armas que toallas y, claro, uno ante tal plantel así es difícil decir que no; pero de nuevo estamos ante otro caso de que teoría y práctica no van de la mano.
De la mano de Daniel Monzón ('Celda 211') se nos presenta el mundo del narcotráfico con el peñón de Gibraltar como punto central de toda la historia con un chaval al que apodan 'Niño' que poco a poco irá abriéndose a su camino; pero llegados a este punto hay que preguntarse, ¿de verdad era el villano de la historia? Porque, aparentemente, así era y durante el filme dan a entender que podría haberse dedicado al contrabando de droga como a trabajar en un Mercadona porque no se lo tomaba lo suficientemente en serio. Quien ejerce más como villano como tal es Rachid (Moussa Maaskri) como capo que no se anda con tonterías si ve que le intentan joder.
Para más sorna, el 'Niño' está interpretado por un Jesús Castro con el mismo registro interpretativo de un ladrillo. Si esto era una gran promesa del cine español a mí me da la risa ya que yo no he visto ni muchísimo menos una gran interpretación. Diría que solo está peor que él Ian McShane y porque a este no le usan demasiado. Castro prácticamente cuenta con la misma expresión de malote con algún cambio de expresión de vez en cuando como sonreír y ya.
En el resto del elenco están los auténticos reclamos e, incomprensiblemente, no están como se podían esperar porque no han sabido aprovecharlos. Tanto Tosar como Lennie como Fernández y López consiguen unas correctas interpretaciones, si bien estamos hablando de la élite de la actuación del cine español y no sacan trabajos que podrían haberme dejado de piedra, mas durante todo el metraje no saco ninguna escena que me hiciese decir aquella frase usada también para memes de "joder, esto sí es cine". Si tuviese que destacar a algunos serían a los tres primeros sin ser los mejores papeles que les haya visto hacer. Jesús Carroza, interpretando al 'compi' de Castro, diría que es el mejor actor de todos, contra pronóstico; al menos, transmite más con sus flipadas y su forma de ser entre lo extrovertido y lo chulesco.
'El niño' sí que consigue, por otra parte, mantener el interés por los movimientos de la policía, de los dos jóvenes con ganas de comerse el mundo con el transporte de droga; aunque aquí también le falta dar un golpe sobre la mesa que se ve muy de vez en cuando como cuando aparecen colgados cuerpos sin cabeza. Las persecuciones, sobre todo la última, están bien ejecutadas, eso sí.
Una película muy inflada, en mi opinión, en la que se suponía que debería haber visto de lo mejor del cine patrio y lo que más extraigo de toda su historia es: ¿y para ésto tanto bombo y platillo? Pues esta mercancía no la compro.
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