'El discurso del rey' - Con Mayúscula
Hay películas que de lejos se las espera sean de una manera o de otra. Es más, hay proyectos cuyo desarrollo parece predestinado a sortear cuantas vicisitudes salgan a su paso por cumplir con un resultado concreto. 'El discurso del rey' es una de ellas, condenada en el buen sentido de la palabra a ser lo que aparenta que es, una notable obra de arte en forma de largometraje en el que sus elementos se juntan de la única manera deseable: Correctamente, y en su justa medida. Y es que de la suma de un buen guión, un buen director y un buen reparto no cabe esperar sino algo verdaderamente bueno. Y hay quien duda del sentido común.
Pero aunque suene raro, quizá este mismo factor sea a su vez el principal defecto, por mucho que sea involuntario, de una de las mejores producciones del año. Y es que 'El discurso del rey' es tan buena como cabe esperar que lo sea, de ahí que exista cierta sensación durante su visionado de que tanto la propia película como el espectador se saben tan acertados ofreciendo y correspondiendo que la cinta cumple... pero no sorprende. Lo uno no quita lo otro, porque no obstante si éste fuera el defecto más habitual del grueso de producciones que se dejan ver por la cartelera, como quien dice, hasta el ateo rezaría el padre nuestro en una iglesia.
Decir que 'El discurso del rey' es buena se queda corto, eso nos ha quedado claro, porque si atendemos a razones puramente objetivas y a valores cinematográficos es, sencillamente, una película muy buena. Se nos acaban los dedos de las dos manos si quisiéramos enumerar las virtudes de un film que sobre el papel es soberbio, por emplear un término de esos que resuenan en la garganta, una vez más, para que quede claro que es una de esas que cualquier amante del buen cine tiene que ver sí o sí. No sólo por las excelentes interpretaciones de Colin Firth o Geoffrey Rush, las cuales demandan como condición inexcusable una versión original que se antoja imprescindible, sino también por la excelente labor de puesta en escena por parte de Tom Hooper, un minucioso ejercicio de estilo que juega constantemente con la cámara forzando espacios, tonalidades y encuadres en función de la psique de sus personajes. Si con 'The Damned United' dejaba ver las mismas aptitudes que su Brian Clough para hacer frente a los grandes, con 'El discurso del rey' se proclama al igual que su rey Jorge VI como un contrincante que está aquí para dar guerra.
Tenemos actores y tenemos director, ¿qué nos falta? Si descontamos que estamos hablando de una producción británica, lo que de por sí significa que su acabado técnico está fuera de toda duda, nos queda por hablar de un guión no menos notable obra de David Seidler, un guionista de carrera no particularmente brillante pero al que este episodio de la historia británica le ha regalado un libreto de esos que justifican toda una carrera. Entre éste y los demás nombres involucrados en la ecuación, pues no conviene olvidar los aportes de un brillante y ejemplar reparto "de fondo" con intérpretes como Guy Pearce y Helena Bonham-Carter o el de una partitura del siempre muy a tono Alexandre Desplat, el largometraje esquiva las convenciones del género para alzarse como una joya por y para la corona en la que su equilibrado ajuste de medios, elementos y velocidades, de la comedia al drama y de la emoción al deber, se alza como un deslumbrante mix que sirve para encuadrar tanto un relato de superación personal como el de una improbable amistad, al tiempo que apunta al impacto de los medios en la evolución en las instituciones tradicionalistas o sirve de marco histórico para los primeros compases de la Segunda Guerra Mundial.
'El discurso del rey' resulta conmovedora en su planteamiento, nudo y desenlace, tanto la película como el propio "discurso" hacia el que se encamina el relato al que hace mención su título, el de un Rey dígase con mayúscula, ya desde su magnífico prólogo en Wembley donde podemos sentir en nuestras carnes la amenaza de un micrófono como si del machete de Jason Voorhees fuera. Todos, más grandes o más pequeños, tenemos nuestros defectos de fabricación pues, por mucho que digan, sospechamos que ni Dios es perfecto, de ahí que quien más quien menos todos podamos identificarnos con un personaje que no pidió ser quien fue, sino poder decir quien era del tirón y sin incómodos silencios entre medias. 'El discurso del rey' tampoco es perfecta, aunque lo parezca, porque su propia perfección le resta ese ápice de rabia, instinto y nervio que logra que una película reine por derecho propio, y no por imposición, y que se traduce en cierta frialdad inherente que aflora de su teatralidad demasiado racionalizada. Pero lo dicho en la introducción, por decir algo malo que justifique una nota imperfecta porque lo uno no quita lo otro e igualmente este "discurso" sigue siendo de los que tocan la fibra sensible, básicamente, por una razón: sentido común. Y es que cuando las cosas se hacen bien el resultado está predestinado a merecer mucho la pena...
Nota: 8.5
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Venia yo a decir eso mismo... jaja, solo que tacho lo de entretenida, porque a mi me aburrió bastante, pero eso.., correcta, buenos actores, pero te deja muy frio, nada del otro mundo, como bien dice lobo, dentro de 10 años de esta película no se va a acordar ni.... pues eso.
Y la banda sonora muy normalita, pero que ven mis ojos!!, si estuvo nominada al oscar
5/10
6/10
Eso si, a veces, Jorge VI podía ser un tanto repelente con esa mala leche que gastaba; pero, en el fondo, era un buen tipo.