'El desafío (The Walk)' - Un pequeño paso para un hombre...
En lo que para un servidor eran los primeros tiempos del DVD, mi reproductor consistía en un ordenador portátil. En aquel entonces me valía, al menos, hasta que contraste lo relativamente insatisfactorio de ver una película de aquellas maneras. Después de disfrutar en casa de 'Minority Report', al día siguiente coincidió que pase por un establecimiento tipo Worten dónde se había habilitado una sala independiente para hacer una demostración del potencial del Home Cinema con, precisamente, la citada película de Steven Spielberg como sujeto de pruebas. Como se pueden imaginar, la diferencia fue tal -especialmente a nivel de sonido- que aquel "maravilloso" portátil dejo de ser "tan maravilloso" y el disfrute se volvió muy relativo...
Aunque muchos no lo acepten, o no quieran verlo así, o prefieran mirar para otro lado, la forma en la que vemos una película puede influir sobremanera sobre el veredicto de dicha película. En ocasiones de manera voluntaria, otras de manera circunstancial o fortuita. En un momento en el cual algunas películas incluso aparecen antes por la red que en los cines, conviene tenerlo más en cuenta que nunca. Especialmente, ante una abundancia de opciones proclive a la discriminación de manera demasiado alegre y gratuita. No es lo mismo jugar en tu ordenador personal al Speed Rumbler a través de un emulador que jugar en una máquina recreativa dónde la vida puede tener un coste de pongamos 25 pesetas.
Claro que en el primer caso es "gratis", y por lo tanto más tentador. Claro que también la posibilidad de continuar cuantas veces se quiera le resta la emoción de "una inversión de cinco duros". También, no nos engañemos, la frustración y la decepción de una equivocación, de un error, de una mala elección... igual que en el cine, dónde la realidad actual impone el "cuanto se paga" como una unidad de medida preferencial. La más importante cuando simplificando el concepto a la "aparente gratuidad" de la red el egoísmo personal, genuino e intransferible reduce todo a una sucesión de imágenes en movimiento. Poco más que eso. Y lo mismo da como se llame el fichero, la calidad o que existan otras 20,000 cosas que pudiera ver en su lugar.
Si bien lo es, porque intrínsecamente lo es, no se trata de criminalizar a ese videoclub online del que todos tiramos de vez en cuando -las cosas como son-. Más bien, se trata de todo lo contrario, y porque la ocasión se presenta inmaculada para ello... aunque como en todo, no se trata de blanco o negro, sino de una escala de grises en dónde hay de todo (y para todos). Llega a España 'El desafío (The Walk)', la nueva película de un Robert Zemeckis que a lo largo de su carrera ha demostrado que, dejando a un lado sus insípidos experimentos con la captura de movimiento, sabe lo que se hace cuando se trata de agitar una historia con unos efectos especiales que, en su caso, no suelen estar obligados a lucir como tales.
'El desafío (The Walk)' no es ni mucho menos la excepción, una buena película que como hábil y ágil entretenimiento de perfil bajo, resultón, tiene poco que envidiar al conocido documental de James Marsh, pero que vista en su hábitat natural se "eleva" a otro nivel. Esto es, vista en IMAX 3D -como un servidor tuvo el placer- es casi lo menos que imprescindible, en un título idealísimo con el que demostrar el potencial del formato a futuros compradores que no tardarían en rememorar a Philip J. Fry en una de las memes más conocidas de internet. La diferencia de precio puede ser significativa, pero también el incremento de la satisfacción. Porque un buen chuletón nunca costará lo mismo que una hamburguesa del McDonald's.
El último filme de Zemeckis cumple, sobradamente, y en virtud de un acuerdo no escrito que aún en esta época del año, está más pendiente del espectador que de los Óscar (o cualquier otro sucedáneo). Incluso despojado del oportuno realce de sus virtudes, estas alcanzan como para que la inversión que pueda suponer arroje un saldo positivo sin recurrir a la caridad navideña. Al fin y al cabo se trata de un precio justo, y dónde no es tanto lo que estemos dispuestos a pagar como lo que merece la pena pagar. O lo que se pueda pagar... o lo que pueda ser que tendrá que ser, que no tiene por qué ser cuando en España una sala IMAX es más rara de ver que un perro verde (que en Sevilla seguro que alguno habrá).
'El desafío (The Walk)' pone de manifiesto tres cosas: La habilidad de Zemeckis para usar los efectos especiales en favor de la historia, que no hay nada como una buena sala de cine para disfrutar de una buena película... y que dos salas IMAX para toda España son del todo insuficientes, por más que como espectadores muy posiblemente no merezcamos mucho más. Porque nunca se trata de blanco o negro, como nunca debería de tratarse "de bandos". Simplemente, sentido común. El mismo que a la mayoría de la gente le incita a no subirse a un cable a 42 pisos de altura pero que, al mismo tiempo, le anima a disfrutar desde la distancia de las hazañas de quiénes si tienen el valor de no necesitar de efectos especiales (en 3D) para hacerlo.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
El Zemeckis más desenfadado y relajado al servicio de una historia que, de vértigo, solo tiene el clímax y su epílogo consiguiente. Tras un arranque costoso, quizá por su narrativa apoyada en saltos cronológicos con el protagonista narrando en primera persona rompiendo la cuarta pared, o tal vez por su tono light y ajeno a contenciones, la película se maquilla de thriller una vez iniciado el "desafío" y capta la atención del espectador, con una tensión más que conseguida y lograda.
Joseph Gordon-Levitt calza un personaje con un leve exceso de pastelosidad, pero seguramente sea por esta sobrecarga por la que su tour de force convence, por la evolución que dicha carga de simpatía extra supone en esta versión del funambulista Phillipe Petit que Zemeckis ha llevado a la gran pantalla. Las dos mitades de la película se pueden ver en el personaje de Gordon-Levitt; el leve interés cuando habla y se relaciona, y la atención unánime cuando está sobre la cuerda.
Finalmente, y sobresaliendo como precioso arrebato sentimental, está el precioso homenaje a las Torres Gemelas de Nueva York. Ese "para siempre" final retumba en los corazones de los presentes en la sala a medida que la pantalla se funde a negro con una estampa preciosa de las dos niñas perdidas del World Trade Center. 'The Walk (El Desafío)' es una liviana recreación de un acto sobrehumano, con tal vez demasiada dulzura pero con una dirección sólida y firme. Not bad Mr. Zemeckis.
That´s what I say.
Zemeckis está genial detrás de las cámaras. Nos plantea la historia con el propio Petit narrándola directamente al espectador, rompiendo la cuarta pared. Original, llamativo y útil, pues funciona perfectamente (como ya pudimos ver en 'Los piratas de Sillicon Valley') gracias a una buena interpretación de Levvitt que hasta ahora ha demostrado ser un gran secundario pero en pocas ocasiones lo hemos visto protagonizando alguna película. Es la viva imagen de Petit. Obviamente, a la película se la dota de mucha más espectacularidad (que no impresión) que el documental antes mencionado, pero es lo normal cuando se trata de una película, donde puedes jugar con la ficción. Aún así no desvirtúa mucho la realidad, y si lo hace es en pro del espectáculo. Una de esas desvirtuaciones de la realidad es el hecho de que todo les salga a la primera cuando ni de lejos fue así. Le quita méritos a la hazaña. Pienso que es uno de los mayores fallos en el planteamiento de la historia, ya que se cansan de repetir una y otra vez que era algo imposible (hasta llegar a cansar) pero no lo relatan con hechos. Sabemos que es imposible y que fue algo mágico, pero repetirlo tal cantidad de veces no es necesario. Que lo enseñen, que lo demuestren. Pero no que lo digan una y otra vez.
A parte del fallo comentado, el gran error de esta película está en su guión. No por ser muy edulcorado, ni por hacer que todas las personas sean buenas y no haya nadie malo (que también). Es un canto a la esperanza y a los sueños, y puedo soportar que sea todo de color de rosas. Pero el problema está en que todo es muy acelerado, parece que todo suceda en cuestión de semanas y le quita realismo. A duras penas se encuentran con obstáculos, lo cual no solo le resta realismo sino que también le quita emoción a la película. Joseph Gordon Petit se esfuerza para darle sentimiento pero el resto son meros personajes de relleno que no aportan nada y, lo que es mucho peor, no transmiten nada.
En los últimos 20 minutos Zemeckis se recrea con un momento espectacular pero que poca emoción tiene si ya conocemos el desenlace de la historia. Junto con la interpretación de Levitt, la historia en sí y el resto de dirección de Zemeckis, son lo que la salvan de la quema. Una cinta con mucho potencial pero que acaba siendo algo que ver una tarde de domingo, pues es muy amena, pero que no quedará para el recuerdo como si lo hizo 'Man on Wire'. Lo mejor: Zemeckis en plena forma. Lo peor: A ver si le dan un guión que pueda explotar para hacernos disfrutar como lo hizo con sus obras maestras. Un 5,5.
Muy bonito, eso si, el homenaje final a las torres gemelas.
Diría que algo se le escapa a esta historia, pues el verdadero Petit tuvo que ser mucho más auténtico, más mortal. Uno de los errores de Zemeckis fue posiblemente darle a Petit un protagonismo narrativo en primera persona que creo no le correspondía, pues realmente en algunos momentos resulta redundante y hasta molesto.
Sí sentí un escalofrío de pensar lo que un día fueron esas torres y lo que son hoy.
En la cuerda floja. Nota: 6.