'El amor es extraño': Ligera, sutil, sencilla... y humilde
'El amor es extraño' es un tipo de filme con el que a uno le sabe mal ser duro. Principalmente por la ligereza, sutileza, sencillez y humildad con las que narra lo que sea que narre, en una evidente falta de pretensiones que se agradece, más cuando -con buen ojo- se la convierte en una alternativa y contrapunto ideal a un filme de las características de 'Interstellar', del que vendría a ser su opuesto casi, casi en todos los sentidos. Dos formas de concebir el cine que, bien resueltas, bien ejecutadas, pueden conducir exactamente al mismo destino ya sea en esta u otra galaxia, el más importante al que puede aspirar cualquier filme: la satisfacción del espectador a ser posible en esta vida.
'El amor es extraño' es un tipo de filme con el que a uno le sabe mal ser duro. Eso ya lo he dicho, pero lo vuelvo a repetir. Y esto también lo he dicho ya: principalmente cuesta por la ligereza, sutileza, sencillez y humildad con las que narra lo que sea que narre, básicamente, la relación entre Ben y George. Ligereza, sutileza, sencillez, humildad... se agradecen, e impiden que seamos "duros" con ella, algo del todo inapropiado, injusto y sobre todo cruel por más que, y he aquí el pero, se pase de ligereza, sutileza, sencillez... y de humildad, en una evidente falta de pretensiones de doble filo que tanto hace por ella como tanto no hace por ella, en especial cuando a la salida del cine nos reencontramos con la realidad de la calle.
En otras palabras, si al 'Interstellar' de Christopher Nolan se le podría acusar de "pasarse de frenada" el caso de 'El amor es extraño' es justo lo contrario: el de un filme que se queda corto; incluso, el de un filme que en ningún momento "le pisa". Y es que el nuevo trabajo de Ira Sachs viene a ser tan poco perspicaz como lo vienen siendo prácticamente todos sus filmes. Producciones por lo general demasiado correctas que ni molestan ni dejan de molestar, y que ceden casi toda la responsabilidad a unos actores de quiénes recibe el aire que respiran. Es más, en el caso de 'El amor es extraño' la cinta ES/SON -en mayúsculas- sus intérpretes con, por supuesto, John Lithgow y Alfred Molina a la cabeza.
Porque 'El amor es extraño', dentro de su ligereza, sutileza, sencillez... y de humildad, es un título que en el mejor de los casos resulta simpatiquillo, dicho así con ese deje "por los pelos" y casi como si nos estuviéramos apiadando de él. Dicho de una manera algo más coloquial, es el tipo de película que uno le recomendaría a su madre, y el tipo de película poco ambiciosa (ligera, sutil, sencilla... y humilde) concebida para agradar al público más bien adulto -incluso para los adultos- y menos exigente, aquel que puede estar más cerca de paliar sus carencias con sus propias vivencias y sensaciones. Muy pero que muy sencilla, demasiado, tanto que acaba por resultar tan irrelevantemente banal que a uno le sabe mal ser duro con ella...
Nota: 6,0
Por Juan Pairet Iglesias