¿Por qué no empezar por el principio? Cuando nada más comenzar escuchamos la inconfundible melodía que acompaña al logo de Universal Pictures cantado a capela, una re-interpretación al nivel de la genial a 8-bits de 'Scott Pilgrim contra el mundo', es imposible no esbozar una sonrisa cómplice que, se intuye, abre la puerta de par en par a lo que promete ser pura simpatía. El arte de saber cómo empezar una película, baste un simple detalle para poner al espectador de tu parte incluso antes de mostrar el primer plano. A partir de ahí... sentimientos encontrados ante lo que sería un filme en donde conviven la capacidad tanto de "no ser otra estúpida película americana" como la incapacidad de no dejar de serlo, una especie de irregular al 50% en el que primarán más, a los ojos del espectador, a qué le demos más valor, si a sus virtudes o a sus defectos... o a lo que nosotros consideremos sus virtudes o sus defectos.Intercalada en una filmografía bastante discreta donde se incluyen títulos tan poco estimulantes como 'Ponte en mi lugar', 'Los fantasmas de mis ex novias' o 'Los pingüinos del Sr. Poper', el director Mark S. Waters sorprendió en 2004 con 'Chicas malas', una comedia denominada "de instituto" que se hizo con el dudoso honor de ser la mejor película de Lindsay Lohan, algo que por otro lado no era nada difícil como dicen que tampoco lo es ella... el caso es que dicho filme a todas luces menor, sin ser ninguna maravilla ni dejar de ser un filme netamente norteamericano (con la desidia que eso puede conllevar), mostró la suficiente inteligencia y/o habilidad como para sobreponerse, con humor y un poco de mala leche, a las limitaciones de un subgénero que suele jugar con una baraja de posibilidades demasiado limitada. Más o menos lo mismo que títulos como '10 razones para odiarte' o por qué no, 'No es otra estúpida película americana', filmes a los que ante el beneficio de la duda lo mejor es tildar, simplemente, de "simpáticos", y que más allá de valores cinematográficos se valían de la plena consciencia de no tomarse en serio más que lo justo y necesario.
Claro es que la simpatía es un factor muy relativo, muy susceptible de ser usado para salir de un apuro sin mojarse con un veredicto en firme. Es algo... interesante, y quedas como un señor sin haber dicho casi nada, porque el fútbol es así. Hay quien encuentra simpática esa tontería llamada 'Rumores y mentiras' mientras que un servidor encuentra simpática esa otra tontería llamada 'El diablo metió la mano'. Y 'Dando la nota' es el último filme en participar de esta dinámica aunque, si bien lo aparente y sí sea una comedia adolescente norteamericana, estrictamente no sea una "de instituto" al estar ambientada en el primer año de universidad. Tanto monta que monta tanto, este detalle como tantos otros son anecdóticos en lo que vendría a ser un humilde e inocente pasatiempo centrado a ratos en la música que, a la manera de las tonterías anteriormente citadas, y siendo a todas luces un título menor y prescindible, resulta potencialmente igual de simpático aun con sus defectos (más que con sus limitaciones). Por valer nos puede valer, y aunque su resultado en el mejor de los casos no pase de resultar eso mismo, simpático.
En su debut el televisivo Jason Moore ofrece una especie de 'A por todas' ambientado en el mundo del canto a capela universitario, y como aquella con los bailes de las "cheerleaders" en esta sólo cuando las cuerdas vocales de sus protagonistas se ponen a "dar la nota" esta encuentra una voz a la que merezca la pena escuchar, siendo evidentemente la acertada selección musical un factor esencial en donde a la manera de las cintas de Jackie Chan lo que hay entre pelea y pelea, canción y canción, es un mero trámite que en este caso uno puede aprovechar de igual manera que durante las pausas publicitarias de Antena 3 al hacerse tan largas como estas. Este factor de irregularidad dentro de un filme, además, acuciado de la misma sobredosis de metraje típica del cine de Judd Apatow (superando con creces los 95 minutos de rigor que se aconsejan para los filmes del montón) y que permite tantos tiempos muertos sin oficio ni beneficio es precisamente lo que hace que el conjunto pierda fuerza, un constante ir y venir que no acaba de encontrar acomodo en un ritmo que sostenga el tono en todo el momento.
En última estancia 'Dando la nota' parece un producto sin pulir más propicio como serie de televisión a lo 'Fama' que como una película, un formato dentro del que en ocasiones no parece saber ni qué hacer ni cómo lucir. La relación de la protagonista con su padre o con su compañera de piso, su trabajo en la radio, su ambición por ser pinchadiscos, cualquier atisbo de personalidad de las secundarias más allá del cliché que representan... en vez de centrarse en "dar la nota", darle al amplificador y afinar ese tono burlón que por momentos se sale de la partitura institucional, la cinta juega al perro del hortelano, esbozando algunas posibilidades que no explota mientras otras no van a ningún lado en vez de centrarse únicamente en aquello que le da personalidad, el canto a capela, que es cuando la cinta se gana a pulso esa simpatía que amenaza con perderse en sus momentos menos inspirados. O lo que es lo mismo, no termina por apostar en favor del todo o nada, y al final se queda en ese punto medio apreciable pero relativamente fallido, y que según nos pueda pillar en un día de más o menos azúcar en la sangre lo toleraremos más o menos.
Nota:
6.0
por Juan Pairet Iglesias