'Cautivos': El éxito ambiguo
En el cine el éxito es muy ambiguo. Éxito económico (buenos números en taquilla), éxito crítico (opiniones bastante acordadas en lo buena que es la película en cuestión) o éxito de premios (tras una gran temporada de triunfos en Festivales y en ediciones de premios de diversa índole). Hay películas que simplemente son exitosas por crear un patrón argumental muy potenciable, independientemente de su calidad. Un ejemplo de esto último (y aquí es donde se demuestra la ambigüedad del término "éxito") es "Prisioneros", la penúltima película de Dennis Villenueve sin contar su "Sicario" que próximamente podrá verse en el Festival de los Festivales, Cannes.
"Prisioneros" es un thriller de tintes dramáticos que recordó que un buen pozo de calidad narrativa se construye con la fórmula del secuestro de un menor en una familia. La película es muchísimo más, esto es obvio, pero de aquí es donde se vale Atom Egoyan (could be true, why not?) para escribir la idea de "The Captive", película que bebe mucho de la protagonizada por Gyllenhaal y Jackman pero con mimbres propios que la hacen, se la considere mejor o peor, diferente. "The Captive" cuenta con una trama de estructura sólida pero de montaje terrible. Pocas grietas se le ven al guión seguramente si se deja ser leído, pero el recurrir constantemente al flashback y al flashforward brindan confusión en el seguimiento de la película. Quizá éste sea su mayor pecado y le resta muchos puntos cara a la opinión post-visionado.
Del reparto no hay apenas queja. Todo el elenco está bien, cumplidores y aseados la mayoría, destacando a un notablemente dramático Ryan Reynolds (defensor a muerte de que este hombre tiene talento interpretativo a raudales pero su filmografía no le permite demostrarlo aún) y, cómo no, al showstopper del film, Kevin Durand, vilmente perturbador en el rol de antagonista de la función. Dicen las lenguas entendidas que lleva repitiendo el mismo papel en piloto automático muchos años, algo así como cuentan que le pasa a Denzel Washington desde que fuese Alonzo Harris en "Training Day". ¿Y qué si es así? ¿Acaso no pueden permitírselo los actores con talento? ¿Donde hay que firmar para que así sea por más y más años?
Otro aspecto muy plausible de la película es su estética, la cual recuerda ineludiblemente a la obra de culto de los Hermanos Coen "Fargo"; Esos terrenos nevados, poco poblados, desolación, soledad y frío a partes iguales. Su ambientación, también gracias a una fotografía remarcable a cargo de Paul Sarossy, colaborador acérrimo de Egoyan en incontables películas, es uno de los logros más admirables de una película buena y seria, sabedora de lo que tiene y de cómo presume de ello, sin alardes ni pretensiones autoaduladoras, sin necesidad de teñirse en música atronadora o incesante o de sobrarse a diálogos pedantes. Una película que se ve igual de amena que se escribe, y esto es ya un hito digno de elogio en esto del cine hoy día.
Nota: 6,75
Por Jesús Sánchez Aguilar
Contada en formato de flashback, al inicio crea confusión y extrañeza por la breve duración de sus tiempos alternos lo cual implica una esmerada atención de tu parte para descubrir cada pieza y reubicarla en el puzzle, pero conforme se alarga la narración en cada tempo va cogiendo firmeza, consistencia y una sólida correlación y, a partir de ahí, es un machaque continuo de las más ferviente felicidad perturbada, sutil retrato del monstruo más cruel de tus pesadillas, del ahogo y asfixia de una existencia amarga, insoportable cárcel de tus propias esperanzas y miedos manipulados sin compasión en medio de un contexto igual de seco, áspero y frío que sus atacantes.
Ryan Reynolds vuelve a renacer como actor en su interpretación del agonizante padre herido de muerte en su alma, insaciable consumo de una insoportable vivencia con diálogos igual de fríos y cortantes que todo el relato pues Atom Egoyan, como director-guionista-productor, ha querido reflejar con masacre y maestría esa horripilante distancia cercana, esa magnífica infiltración del Satanás más sediento de sangre que indigesta por su ingenio y cuidado, mostrando el mundo de la violencia más atroz con elegancia y delicada exquisitez ofensiva, las atrocidades del secuestro y la pedofilia con buenas maneras y educación, la inquietud de una brutalidad que se dejar leer en su forma verbal sin un fotograma de exhibición física o carnal, evidencia innecesaria dada la maldad comunicativa ofrecida a cada segundo.
Prepárate para sentirte cautivo por su narración, atento sin pausa a su cronología, incómodo y atraído por sus eventos, estupefacto por su perfecto anclaje y productivo escondite, asfixiado de tanto látigo imperante que se crece conforme alimenta el horror y la impiedad de sus actos, hipnótico ante el poder, control y sabiduría del retrato impúdico del diablo más escabroso.
Tus cinco sentidos atentos a la pantalla, con escucha y mirada penetrante para un relato nada complicado de personajes comunes pero cómplice de un sinsabor aterrador e impactante que no permite un respirar tranquilo y que paraliza tus emociones pues espeluznante, espeluznante es la palabra que más se repite en la visión de esta maquetación inmutable que juega sin pudor y con delirio a la mortificación.
¡Disfruta del tren de los horrores, de la desgracia y de su viaje al infierno!
Un puzzle intenso. Nota: 6.
Spoiler
Atom, te estas minimizando, pronto seras Protom o Neutrom
3.5/10