'Big Bad Wolves' - Wolves in sheep's clothing
La israelita 'Big Bad Wolves' fue una de las mejores y más recomendables películas que tuve la suerte de presenciar en la pasada edición del Festival de Sitges, si es que algo así cuenta. Al menos así ha quedado registrado en la cabeza de un obstinado aragonés de pura cepa junto a los nombres de 'Enemy', 'Juegos sucios', 'Coherence' o 'Drug War'. Con la vorágine de un festival tan intenso como el de Sitges no obstante uno siempre tiene miedo de caer en un veredicto gratuito, de descubrir a la mañana siguiente que no ha compartido la cama con quien creía que la había compartido.
La generosidad del enaltecimiento fortuito tan propicio de nuestros días que, junto a la crueldad del vituperio sibilino, ensalzan la sonoridad de un titular rotundo (u oportunista).
Una vez recobrado el sentido del tiempo y reactivada la monotonía del día a día uno desea que llegue el día de la reválida cual final de Copa (de Europa), el día de la prueba del algodón que no engaña... salvo que así lo queramos, por ejemplo por salvar las apariencias de esa inmediatez que parece que, bajo la presión de un mundo abierto al público 24 horas al día, demanda formarse una opinión irreversible en menos de lo que Dios tardo en crear ese mismo mundo. Seis meses después dicha reválida le ha llegado a 'Big Bad Wolves', cinta cuyo recuerdo durante todo este tiempo ha permanecido estable en un rincón de mi cabeza. Inmutable. Y a la espera validar su entrada al paraíso.
"Partiendo de una premisa similar a la de la reciente 'Prisioneros', el segundo trabajo del dúo Aharon Keshales y Navot Papushado comparte alma con la no menos notable 'Memories of Murder', un thriller turbio, molesto y moralmente ambiguo cuya seriedad formal se ve constantemente salpicada de unos muy acertados toques de humor (negro). Con una dirección y look visuales muy atractivos, el único pero relevante que le podemos sacar es un epílogo prescindible, el cual termina por aclarar una cuestión que hubiera sido mejor dejar en manos del espectador (a diferencia por ejemplo de 'Cheap Thrills', cuyo epílogo no hace sino rubricar la genialidad del filme)".
Más o menos, lo dicho por aquel entonces ya tan lejano en el calendario.
Prueba del algodón superada. Me reafirmo, y se reafirma. Gracias al Dios de la vergüenza mis pantalones siguen en su sitio. Salvo el apunte final, si bien y aún aceptándolo ahora como una combinación válida es una de esas ocasiones en las que, muy posiblemente, mantener ESE beneficio de la duda hubiera realzado el eco de su sadismo. Dedo por dedo, uña por uña. En cualquier caso, tras sorprender en 2010 con una promesa en forma de 'Rabies', Aharon Keshales y Navot Papushado pegan el estirón con una remasterización de aquellos ideales para asentarse como un dúo a tener muy presente, tanto que su estilo americanizado, tempo sinfónico y apetito por el argumento enrocado no deberían de tardar en encontrar cama en Hollywood...
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
No lo habia considerado de esa manera, muy buena Wancho pero entonces...
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Veremos si gana en el recuerdo con el paso de los días o simplemente se queda en un trabajo interesante por el que tener en cuenta a estos dos cineastas israelíes, de cualquier forma por sus virtudes bien vale la pena darle una oportunidad.
Me encanta el reparto, especialmente el padre de la niña secuestrada al inicio. Es un personaje muy Tarantino y es el que más potencial tiene. La historia del lobo que cuenta y la forma en la que lo hace es tremenda. Cuando se trata de ser sarcástico, se luce aún más, y algunos momentos como:
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Algunos decís que es un personaje muy frío para lo que le ocurre. Yo pienso que forma parte del estado de shock en el que está y de su personalidad. Es así y punto, y se ve cuando cuenta el porqué de ser tan bestia y vengativo. Otro que se sale es el actor que hace del principal sospechoso:
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El guión no veo que cojee por ningún sitio más que por el final. Es un buen y atípico final, pero podría haber sido incluso mejor si lo hubieran cortado unos minutos antes. Aún así, es una cinta que impacta, y esa es la sensación que deja. El ritmo va de menos a más, para, llegados a nudo del film, ser muy lineal, aunque no lento. Cada personaje que aparece es genial, aunque el último de ellos se lleva la palma. Ese soplete... Au!
Un 7.