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'Bárbara': La vida de la otra

Vía El Séptimo Arte por 04 de abril de 2013

Quien haya tenido ocasión de estar en Berlín y de hablar con alguno de sus habitantes, se habrá dado cuenta de que ni uno ni los otros son representativos del resto de Alemania. A rebufo de la tradición estadounidense, en la que la capital de estado es la ciudad más insospechada. En el corazón de la nación germana, es fácil detectar los códigos de buena educación que rigen la comunidad, así como las características de la arquitectura o la configuración del horario que rige el día a día. No obstante, y siempre dentro de la esfera alemana, lo que pasa en Berlín se queda en Berlín. No porqué sus calles estén plagadas de casinos, hoteles y capillas (lugares en los que el pecado se cocina como en ningún otro sitio), sino porqué su realidad, para lo bueno o para lo malo, es un oasis que poco o nada tiene que ver con lo que se cuece en el resto del país.

Es por ello que no es de extrañar el que la protagonista de la película que ahora nos ocupa sea vista entre sus nuevos compañeros de trabajo, y ya de entrada, como una completa extraña. La punta del iceberg nos muestra a una doctora que recientemente ha sido transferida de Berlín a la periferia de las provincias, y claro, las distancias geografías la marcan como un bicho raro. No hacen falta más explicaciones. Pero a medida que nos sumergimos, descubrimos y entendemos que las tensiones que puede llegar a despertar la ''otra'' no solamente se explican mirando el mapa... sino más bien, y ahí es realmente donde quiere llegar el filme, a través de un contexto histórico-político a estas alturas fácilmente reconocible. Porqué resulta que el conflicto de marras no lo determina el ser o no de Berlín -o tal vez sí...-, sino más bien un país trágicamente dividido longitudinalmente de norte a sur. Este contra oeste, para simplificar las cosas, que buena falta hace.

'Bárbara', último trabajo del tristón Christian Petzold, nos habla de la RDA y de la RFA, pero sobre todo, y cómo no, de la primera. Nos ofrece pues, como era de esperar, otra historia triste de su sobrio, trascendental y triste repertorio, confirmándose de paso un sello de identidad muy reconocible, que como bien sabemos, es requisito sine qua non para colarse en esas supuestas grandes citas cinematográficas que son los más prestigiosos certámenes de clase A. Berlín es quizás la anomalía en Alemania, pero su festival desde luego que no marca la excepción a la regla. Una regla cuyo manual da también prioridad al cine de casa, con lo que no chocó en absoluto ver, en la conclusión de su 62ª edición, a este cineasta alzarse con el Oso de Plata a la Mejor Dirección. Máximos honores durante la culminación de una celebración que, dígase también, en 2012 no vivió precisamente uno de sus años más potentes.

No por ello hay que quitar brillo a esta cinta de ritmo pausado y frialdad extrema, cuyas conquistas, a veces puestas en peligro por una peligrosa tendencia a la frialdad y al cripticismo (el resultado de la suma de dichos elementos es la antipatía hacia el producto o, peor aún, el aburrimiento... manías del cine alemán moderno), son más altas de lo que aparentan, y no hablamos solamente de un impecable balance técnico o de la contundente e incontestable interpretación de la diva germana Nina Hoss, a quien Petzold cede muy sabiamente la práctica totalidad del peso dramático de la cinta. Hablamos sobre todo de emular, de una manera muy especial, a maestros como Rembrandt, al conseguirse dibujar con trazo firme pero nada obvio en sus intenciones (y combinando los estilos de primero la multipremiada '4 meses, 3 semanas y 2 días', de Cristian Mungiu, en todo lo referente al retrato de un poder represivo brutal en sus métodos y su prácticamente invisible omnipresencia, y segundo de la igualmente aclamada 'La vida de los otros', demostrando que el calor humano no desaparece ni en las más circunstancias inhumanas) el escalofriante fresco de una época oscura y terrorífica, de impoluta y clínica barbarie; tan oscura como gélida.

Nota: 6 / 10

por Víctor Esquirol Molinas

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