'Abraham Lincoln: Cazador de vampiros' - Sonríe, que no piensen que lo has pasado mal
Por si no hubiera quedado claro con anterioridad en su segunda incursión en el cine norteamericano el ruso Timur Bekmambetov ratifica que es un director al que no hay que tomar en serio, para nada. De hecho adoptar como predisposición esta misma y total falta de seriedad viene a ser una de las pocas vías posibles, tal vez la única, para poder sobrevivir al azote de este Abraham Lincoln, mitad presidente mitad cazador de vampiros, una producción que vista sin atisbo alguno de exigencia y aún menos pretensiones puede hacerse incluso lo suficientemente llevadera como pasar por un aceptable pasatiempo, sumamente light eso sí. Sin atisbo alguno. Porque a la mínima que asome de reojo por muy pequeña que pueda ser algo de ambición...
En esta ocasión en particular me molesta ser así de directo, pero si quiero que esta o cualquier otra noche la conciencia me deje dormir tranquilo, o simplemente dormir, no me queda más remedio: por mucho que me moleste tengo que admitir que 'Abraham Lincoln: Cazador de vampiros' es una producción que, para entendernos, resulta bastante flojita... por decirlo de manera más o menos cortés, respetuosa y edulcorada. Demasiado, incluso, para lo que cabría esperar de una producción que demandaba ser genuina serie B de la buena, del estilo a esa 'Castigo sangriento' capaz de disociar mente y alma. Y es una lástima, de ahí que me moleste hablar mal de ella (aunque más que lo sea merecidamente...), porque la idea en manos de un director como el de la notable 'Wanted (Se busca)' se prestaba a un resultado mucho más estimulante... por no decir, directamente, que a un resultado algo estimulante que no se limite a ser una especie de remedo pobre de uno de esos arcades que fueron incapaces de resistir ante el avance de los ordenadores y las consolas, y de a los que además cuesta encontrarles la ranura en donde insertar los cinco duros de rigor.
El principal problema de 'Abraham Lincoln: Cazador de vampiros', o uno de tantos, es que no transmite sensación alguna de diversión, algo que resulta fundamental para la supervivencia de una producción de estas características surgida, además, de forma ajena al sistema y con toda la libertad para crecer como le hubiera venido en gana. Nos referimos a lo que el Dr. Maligno llamaría "el mojo", la libido, la fuerza vital, el rollo que mola, lo que los franceses llaman... bueno, un no sé qué. Para entenderlo baste mencionar la reciente 'Los mercenarios 2'. ¿Acaso es, técnicamente, lo que llamaríamos una buena película? Ummmmm, ya fuera en su momento o ahora, más bien no. ¿Importa?
A cualquiera con dos dedos de frente, tampoco. 'Los mercenarios 2' transmite ese buen rollo que deriva en complicidad para con el espectador, que tiende una mano para que la audiencia se sienta partícipe de la fiesta aun a pesar, incluso, de que la propia fiesta pueda dejar que desear. 'Abraham Lincoln: Cazador de vampiros' no, para nada, y ahí es en donde muere, principalmente, esta criatura incluso antes de llegar al teatro y que además incurre en el error igualmente grave de tomarse en serio, demasiado, como si con dos frases lapidarias se diera forma a todo un discurso.
Sonríe, que no piensen que lo has pasado mal, cantaba hace un buen puñado de años Siniestro Total. 'Abraham Lincoln: Cazador de vampiros' parece una película que ha llegado a la línea de meta por simple compromiso, que da la sensación de deambular sin alma alrededor de la figura de Abraham Lincoln sin saber muy bien que pinta en este mundo, sin saber ofrecer un argumento sólido para tomarnosla en serio o en broma si bien, esta segunda opción siempre va a ser la más recomendable para mantener nuestro culo pegado al asiento hasta el final, algo que durante su primera mitad podemos lograr sin ruborizarnos o temer por nuestra integridad moral mientras mantenemos a la postre vana esperanza de que a continuación va a venir lo bueno, de lo que mejor está por llegar.... ingenuidad, se llama, o que la esperanza es lo último que se pierde, también.
Porque más o menos hasta la mitad la carencia de entidad de la cinta puede pasar lo suficientemente inadvertida como para que sus ocasionales escenas de acción, tan plenamente exageradas, caricaturescas y divertidas como nos tiene acostumbrados el ruso, sirvan de sustento para una distracción inofensiva y muy aceptable, tan de usar y tirar como ver Impacto total en la madrugada de Antena 3. Pero no olvidemos que el personaje al que con tanta voluntad da vida Benjamin Walker, que al igual que el resto del interesante reparto hubiera merecido de un fondo de pantalla con más brillo, no es un cualquiera: es Abraham Lincoln.
Llegado un punto, lo dicho, más o menos hacia la mitad de metraje, que la presencia del que hasta ese momento había sustentanto el relato, el cazador de vampiros, deja paso a la figura histórica de este gran hombre que le reportará una nueva nominación al Oscar a Daniel Day-Lewis en apenas unos meses. Pero Bekmambetov no es Spielberg, a buen seguro, y sus expectativas nunca deberían regirse por el sentido común. Si algo funcionaba en 'Wanted (Se busca)', si algo funciona en el cine de Bekmambetov, es su gusto por una exageración que no computa ni en un ordenador de la NASA con algo que revista algo de seriedad, sentido o lógica: el más puro desmadre como argumento cinematográfico.
Así, cuando la figura histórica que tanto respeto infunde en los hijos de las barras y estrellas se adueña del relato, directamente, lo hunde al dotarle de una seriedad que refleja lo hueco, vanal y estúpido de una película que apenas se sostiene en pie porque Lincoln empuña su hacha, y que languidece en sus últimos minutos hasta hundirse por completo en el que probablemente sea el más torpe, estúpido y anticlimático clímax de una película visto en un mucho tiempo, un claro ejemplo de que la búsqueda del más difícil todavía puede ser una pesada losa más perjudicial que el tabaco, e incluso capaz de hacer que el final de 'Alerta máxima 2' sea todo un ejemplo de mesura, realismo y buen gusto.
'Abraham Lincoln: Cazador de vampiros' no tendría por qué haberse diferenciado mucho del reverso infame de turno auspiciado por Asylum, 'Abraham Lincoln vs. Zombies', si acaso en la calidad de su acabado visual, su puesta en escena y un reparto de lo más solvente... bueno, y en haber sido de verdad un divertido pasatiempo de serie B y homenaje para todo amante de la sangre y acción barata, sea dicho sin acritud alguna (más bien todo lo contrario, que al fin y al cabo un servidor es hijo del VHS). Pero no es así, y la cinta termina por ahogarse en una seriedad fuera de tono, dejando a la película vendida y en fuera de juego, en vez de apostar por la acción pura y dura, de darle continuidad a una escena como la soberbia persecución que tiene lugar entre una estampida formada por todos los caballos que hay en Estados Unidos (a juzgar por la cantidad de tales mamíferos que se ven en pantalla) sin importarle nada más que la sangre, y por supuesto sin necesidad alguna de ponerse seria, que para eso ya está Spielberg, y sin empezar a lanzar teorías tan absurdas como lo de que el esclavismo es un concepto meramente vampírico. Pero no, al tiempo que la película se toma en serio a sí misma pierde su alma, y con ello al público, condenando a ambos a un descenso a los infiernos que apenas si convencerá a los más duros de mollera. La noche esconde muchas cosas... algunas incluso deberían seguir bien escondidas.
Nota: 4.0
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex
Es la peor que se ha estrenado en todo el año
Un 1 o un 2.
Si algo ha demostrado en sus películas Timur Bekmambetov es que le encanta la potencia visual, el exceso en general y las fantasmadas en particular y el slow motion.
Y con esas palabras se puede resumir esta que nos ocupa y casi que daría por finalizada la crítica pero haré un pequeño esfuerzo. Abraham Lincoln desde pequeño se rebela ante la injusticia. Uno de sus arrebatos hace que su padre tenga que intercedir y el "hombre" para el que trabajan mata a la madre. Y lo pongo entre comillas porque realmente es un vampiro y apartir de entonces empieza su cruzada contra estas criaturas sirviéndole de mentor un vampiro vengador y teniendo algún compañero de lucha como amigos pasados y presentes, a la vez que avanza en su conocida carrera política.
Partiendo de la base que ponen al famoso presidente de los EEUU, el espectador es consciente del poco rigor histórico al que se va a enfrentar, pero quizá no espera tantos despropósitos por minuto. La historia es basicamente cumplir su venganza y cargarse a todo vampiro que se encuentre por el camino. La primera parte de la película es muy ágil, entretenida y dispone de buenas escenas de acción. En la segunda parte y hasta llegar al climax final ya decae y tiene como máximo aliciente los ojos de enamorada de la preciosa Mary Elizabeth Winstead y todo la fotografía y aspecto visual y digital que salvo en algunas escenas, es bastante bueno.
Si hacemos nuestra la bandera de la objetividad y nos ponemos en plan crítico cinéfilo de escuadra, lupa y cartabón, posiblemente por sus actuaciones, por su guión, por sus nefastas caracterizaciones, por sus despropósitos y por sus fantasmadas, seguramente estemos ante una bizarrada considerable y una de las películas más malas del año. Luego está esa parte subjetiva de las apreciaciones personales, de lo que te transmita y las sensaciones que te cause y personalmente aún reconociendo lo primero, la verdad es que me he entretenido bastante y he disfrutado con algunas escenas, como buen amante de los excesos y como ya disfruté en este sentido en anteriores trabajos del director como Wanted o Los Guardianes de la Noche.
Es una pena que en la segunda parte se ponga más seria en vez de llevar los excesos y el cachondeo al límite ya que se pone. Aún así y reconociendo que sobre el papel, es una película mala, es muy disfrutable si sabes a lo que vas y si te gustan las "cualidades" anteriormente mencionadas en una película.
Nota: 4'8
Ni siquiera esos tiernos momentos entre Lincoln y Mary Todd salvan este proyecto al que estoy seguro Timur Bekmambetov intentó inyectar la mayor cantidad posible de diversión, pero que se queda en un tremendo plof.
Lo mejor... ¡El hacha!
Nota (por las buenas intenciones): 5.