Efectivamente, 'Los mercenarios 2' es como ya lo era su predecesora un agradecido y divertido homenaje para todos aquellos que en tiempos contribuyeron a que Stallone, Schwarzenegger, Van Damme y compañía adquirieran la categoría de iconos inmortales del cine de acción. De igual modo que hace dos años lo de menos es la excusa argumental que les trae de vuelta y demás trivialidades que se suelen tener en cuenta en otras ocasiones; lo importante es la complicidad que despierta para permitir que la nostalgia, quien tenga edad para tenerla, se eleve por encima de cualquier otra consideración posible y así disfrutar de ella como si de una fiesta, tanto dentro como fuera de la pantalla, se tratase. Los 'action man' nunca mueren, tan sólo envejecen... otra vez. Y dicen que no hay dos sin tres...

Cuando se estrena una secuela como esta que, en general, viene a ser más o menos lo mismo que el filme que la precede, nombres al margen, uno siempre tiene la tentación de echar mano de lo que ya escribió en su momento con el fin de solventar la papeleta con las menos molestias posibles, algo especialmente tentador cuando al otro lado de la ventana el calor aprieta tanto como nosotros le apretamos al aire acondicionado a este otro lado... como es el caso. Podría hacerlo, la verdad, y vivir con ello como hacen otros de las rentas pasadas porque, encima, echando la vista atrás y releyendo ahora lo que con mi firma se publicó el 12 de agosto de 2010 (y que para los curiosos ES ESTO) no sólo me siento particularmente orgulloso de aquella crítica que, modestia aparte, creo que me quedó bastante apañada, sino que además en ella se viene a decir virtualmente lo mismo que se me había ocurrido decir en torno a esta segunda entrega que, como toda buena secuela, es un más de lo mismo llevado a cabo sin riesgo alguno. Si algo funciona, ¿para qué cambiarlo, mejorarlo... o escribirlo de nuevo?

Más, sí, que no necesariamente mejor, aunque a estas alturas esta cuestión sea totalmente irrelevante pues, para el caso, se disfruta como si lo fuera gracias a la táctica "Torrente" del cameo (donde no obstante la presencia de alguno, léase Jet Li por ejemplo, se hace demasiado breve) y su bien agradecida teoría de que quien muere sangra, o de que si sangra entonces se le puede matar, y a ser posible de forma tan violenta que incluso pueda ser vista a través de un aparato de rayos x con todo morboso lujo de detalle...

Podría, pero no lo voy a hacer. Y no porque no me guste que me plagien aunque sea yo mismo, algo que me hace sentir importante dentro del inmensamente diminuto huequecillo del universo en donde me encuentro cual gota de polvo cuando se le pasa el trapo por encima; tampoco porque la pereza de encontrarme debajo de tantas capas de sudor y otras sustancias que prefiero desconocer me incite a moverme lo menos posible si no es para acercar el vaso de cerveza a una distancia prudencial de mis labios. No lo voy a hacer, sencillamente, porque baste decir que quien haya visto y disfrutado de la primera lo hará de igual modo, y un poco más todavía si cabe, de esta segunda que viene a ofrecer virtualmente lo mismo para lo que fue creada esta ya franquicia que ha devuelto el nombre de Sylvester Stallone al frente cinematográfico contra todo pronóstico (y a ver quién es el listo que ahora sale diciendo que se veía venir esta resurrección tras verle haciendo de malo en la tercera de 'Spy Kids' creo que era).

'Los mercenarios 2' viene a ser como 'Los mercenarios' con un dos detrás, definición tan simple como lo es una película que como los buenos shooters no necesitan de todo ese tipo de cosas que una película suele necesitar para ser respetada, por ejemplo una argumento sin tantos puentes de Einstein-Rosen (en donde la lógica se pierde donde termina la espalda y comienza el cu...), tan sólo rendir tributo y de buen rollo a una máxima indispensable que el propio Sly resume durante la película (y en su propio tráiler): Buscar, encontrar y matar. O lo que es lo mismo, aquí van a haber hondonadas de ostias. Y cualquier cosa que pueda decir, aparte, sería desvelar lo que merece la pena que sea desvelado por la película, como Dios manda.

'Los mercenarios 2' es puro cine "de machos, cerveza y colegas", cine de acción de la vieja escuela. Directo, seco y particularmente violento, moralmente tan reprobable como lo fue en su momento, con un argumento que mal visto es un sin sentido y sin aditivos digitales (evidentes) ni concesiones hacia los que son demasiado jóvenes como para conocer que "Volveré" fue el grito de guerra de toda una generación cuando se disponía a ir al servicio de cualquier bar. Es un filme, en resumen, como los "de antes", de esos que curiosamente en su momento la gente, en líneas generales, menospreciaba por norma de la misma manera que por ejemplo hoy en día se hace con la saga 'Fast & Furious', un tipo de cine más bien "malo" nos pongamos como nos pongamos que sin embargo tenía el don de llenar cines y ocupar lugares de privilegio en las estanterías de los que dios tenga en su gloria polvorientos videoclubs de barrio.

Un tipo de cine que, básicamente, definió una época y a una generación. Ahora, como bien reza su cartel, es hora de recargar y Sly y sus muchachos regresan del pasado para enseñar a las nuevas generaciones como se orquesta un espectáculo de acción sin miramientos ni verguenza alguna, y de paso, demostrar que todo se resume en pasárselo bien, sin ofensas... otra vez, y esta vez con Willis y Schwarzenegger dejándose ver algunos minutos más. Y de paso, por si fuera poco, ofrecernos a gente como yo saldar una deuda pendiente: Poder decir que hemos visto una película de Chuck Norris, el creador del Chun Kuk Do (aka, soltar leches a lo Norris), en el cine. Sólo por esto, sólo por ver aparecer a Chuck Norris en pantalla acompañado de esa musiquilla y su posterior diálogo, creanme que con o sin incremento del IVA merece la pena pagar la entrada... esa, e incluso la del amigo con quién aún se disfrutará más.

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex