James Gandolfini, quien dejó su marca en la historia de la televisión como el atormentado capo de la mafia en el exitoso drama de la HBO 'Los Soprano', ha muerto a los 51 años.

El actor murió en Italia de un ataque al corazón, según se ha informado. Se encontraba en estos momentos en el país transalpino para asistir a la 59ª edición del Festival de Cine de Taormina, en Sicilia; estaba previsto que participara en un evento festivo este mismo fin de semana, junto al director italiano Gabriele Muccino.

Gandolfini interpretó a Tony Soprano, el mítico jefe criminal de Nueva Jersey, durante seis temporadas, de 1999-2007, consiguiendo tres Emmy consecutivos (más un Globo de Oro) al Mejor Actor en categoría dramática. Dicha serie fue una pieza clave en la consolidación del ahora prestigiosísimo canal de tele por cable que se hizo cargo de realizarla.

Este intérprete italiano-americano nacido en Westwood, Nueva Jersey se graduó en 1979 en la Park Ridge High School y obtuvo su licenciatura en la Universidad de Rutgers. Participó también en películas como el remake de 'El hombre que nunca estuvo allí' (2001), 'Asalto al tren Pelham 123' (2009), 'Welcome to the Rileys' (2010), 'Mátalos suavemente' (2012) (por la que, muy justamente, hubo muchos que pidieron el Oscar), 'Not Fade Away' (2012), 'La noche más oscura (Zero Dark Thirty)' (2012) y este año en 'The Incredible Burt Wonderstone'.

Antes de 'Los Soprano', Gandolfini apareció en películas, casi siempre en calidad de secundario de lujo, como 'Amor a quemarropa' (1993), 'Cómo conquistar Hollywood' (1995), 'Un marido para mi mujer' (1993), 'Velocidad terminal' (1994), 'Marea roja' (1995), 'La noche cae sobre Manhattan' (1996), 'Atrapada entre dos hombres' (1997) y 'Un mundo a su medida' (1998).

Dilatadísimo currículum, pues, en una sombra en la que se cimentó uno de estos raros y solidísimos talentos, que sin apenas darse cuenta el gran público, casi siempre lograba aportar calidad y prestigio en cualquier proyecto en el que se implicara. Ya sea por marcar la diferencia en un segundo plano como por comerse la pantalla cada vez que la cámara le dedicaba el protagonismo que realmente merecía... muchas gracias por todo, y descanse en paz.

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