Alberto Rodríguez, tras la pista de Paesa, ''el espía de las mil caras''
Vía Fotogramas.es
por wanchope 29 de mayo de 2012
Si en los dos últimos días hemos hablado de los nuevos proyectos de Antonio de la Torre ('Caníbal') y Mario Casas ('Combustión'), los dos cabezas de cartel de 'Grupo 7', ahora toca el turno de hablar de la que será la siguiente película de su director y coguionista, Alberto Rodríguez.
Aunque durante un tiempo estuvo trabajando en el desarrollo de este proyecto Enrique Urbizu, director de 'No habrá paz para los malvados', finalmente será el citado Rodríguez quien se haga cargo de la adaptación del libro del periodista Manuel Cerdá, 'Paesa, el Espía de las Mil Caras', centrado en Fernando Paesa, ex agente del Ministerio del Interior que entregó al ex director de la Guardia Civil Luis Roldán a la policía, además de un diplomático, estafador y traficante de armas que llegó a fingir su propia muerte.
Y como no hay mejor explicación que aquella que dan los que la saben, nada mejor que para poner en antecedentes sobre quién es el tal Francisco Paesa, personaje para el que han sonado como posibles Eduardo Noriega ('Blackthorn. Sin destino') o José Coronado ('El cuerpo'), que recurrir al propio autor de la novela, y de la que a continuación os dejamos aquí, haciendo click en 'Leer Más', un extracto de su prólogo que no tiene desperdicio alguno: El libro que tienen en sus manos es un daguerrotipo de la vida trepidante de un agente secreto llamado Francisco Paesa Sánchez. Un espía que no llegó del frío, como el Smiley de John Le Carré, sino del barrio madrileño de Chamberí. No tenía licencia para matar como James Bond, pero sí vivió con la misma opulencia de un 007: champán Dom Perignon en cantidad y mujeres guapas como Dewi Sukarno. Nacido en 1936, Paesa es el prototipo del espía de las mil caras. Cada una de ellas diferente a la otra, a veces, hasta antagónica. Así es Paesa, el rostro de la imprevisión y de la improvisación. Un camaleón que durante 35 años ha pisado el fango de las cloacas del poder. Su vida —el 28 de febrero de 2006 cumple 70 años— ha sido como una de esa coloridas matrioshkas rusas, en las que cada muñeca contiene en su interior otra más pequeña. Cada nueva página en la vida de Paesa supera la anterior. Su existencia ha sido una sucesión de misiones secretas, montajes políticos, operaciones financieras, embustes, estafas, timos… Todo ello a un ritmo trepidante de thriller cinematográfico, con contenidos de sobra para completar el guión de uno de esos biopic que, hoy día, están de moda en las pequeñas pantallas de la televisión.
He pretendido reunir en este libro todas las escenas mágicas en la vida de un mago del espionaje. Desde su osadía africana de 1968, cuando intentó estafar a Francisco Macías, el recién elegido presidente de la independiente Guinea Ecuatorial, por medio de un virtual Banco Central de Guinea, hasta su rocambolesca desaparición en Bangkok en 1998. Entre esos treinta años de aventuras, un sinfín de hitos: la constitución del Alpha Bank en Ginebra, que acabó en estafa, sus noviazgos con una millonaria suiza y con la japonesa Dewi Sukarno, el tráfico de armas internacional con George Starckmann, la operación de venta de pistolas y misiles SAM 7 a ETA y que culminó con la Operación Sokoa, la presión a una testigo de los GAL que puso a Garzón tras su pista como colaborador del Ministerio del Interior, su condición de diplomático de São Tomé y Príncipe en los organismos de la ONU en Ginebra, el blanqueo del botín de Roldán vía Singapur y su posterior entrega tras una larga negociación con Belloch por la que percibió 300 millones de pesetas…
Una vida apasionante convertida en una continua huida hacia delante: siempre con una causa judicial pendiente y la policía pisándole los talones. Sólo arañándolos porque nunca se dejó atrapar, ni con los GAL, ni con Roldán, ni con el tráfico de armas… Sólo pisó dos veces la cárcel, pero en el extranjero. Paesa aparecía y reaparecía en España cada vez que él quería. Unas veces permanecía escondido en Ginebra, otras en París. Finalmente, desapareció del mundo de los vivos cuando él también quiso. Su fantasmagórica muerte en Bangkok, en julio de 1998 resultó una bochornosa puesta en escena, tan falsa como los famosos «papeles de Laos», armonizada por las misas gregorianas que su hermana María pagó durante todo el mes de agosto de aquel año en el monasterio de San Pedro de Cardeña.
Dicen que el hombre de las mil caras es uno de los estrenos esperados de otoño... Gran apuesta de atresmedia