'The Post: Los oscuros secretos del Pentágono' - Un Ridley Scott dirigido por Steven Spielberg
Steven Spielberg nunca ha negado que su interés en 'Los archivos del Pentágono' surge en gran medida por culpa de Donald Trump. Ese tal Donald Trump al que un servidor le hace tan poco caso como le hacía a su antecesor en el cargo, fuera quién fuera. Un servidor al que hoy en día ya hay pocas cosas que no le suden un poco las narices, así en general (y por no usar otras palabras), y aún menos lo que pueda decir cualquier medio de comunicación que uno sospecha, de manera fundada, infundada o interesada, responde en cualquier caso a una voluntad de todo menos objetiva (más o menos remunerada a fin de mes).
Aunque no es por echar mierda sobre los medios de comunicación, los de los otros pero también los de los propios (como oportunamente gusta de ignorarse), que para eso ya están las redes sociales. No hay más que echar un vistazo en Twitter, y revisar los comentarios a cualquiera de los hashtag que puedan sonar míninamente polémicos. No hacen falta más de 5 minutos. Quién esté libre de pecado, que lancé la primera piedra. Y lo peor de todo es que el mundo probablemente ya fuera así, con la diferencia que ahora tenemos las herramientas para darnos cuenta de que además, formamos parte de ello, nos guste o no.
'Los archivos del Pentágono' es una película que, como película, se ha concretado con la intención y el propósito claro de reafirmar el papel de la prensa... contando una historia de hace casi 50 años con una ingenuidad equivalente a la de aquel momento, sobra decir, un momento totalmente distinto al de hoy en día (aunque sólo sea por internet). Y aunque lo pueda parecer, no se trata de una cuestión de ese cinismo tan propio del siglo XXI (o si), que el efecto que provoca esta bañado en una incredulidad proporcional al inmaculado buenismo de sus intenciones que, prácticamente, la sitúan dentro del terreno de la ciencia-ficción...
... sobrepasada por un presente que, gracias en gran medida a su falso clasicismo formal y un respeto desmedido, prácticamente la dejan obsoleta. Y si bien Spielberg nunca ha sido un cineasta especialmente incisivo, en títulos como 'Múnich' si había mostrado una cierta inquietud para ir más allá de la estampa que sería 'Los archivos del Pentágono'. Los medios, y sobre todo el reparto lo tiene entre manos, pero carece de ese carácter aguerrido del que no sólo lo cuenta, sino que además parece que se ha arremangado y ha puesto de su parte para poder contarlo como si estuviera allí (en vez de habérselo copiado a otro).
Al igual que 'Spotlight', 'Los archivos del Pentágono' se siente tan a gusto en su zona de confort que su discurso suena impostado, condescendiente, incluso oportunista en por ejemplo su feminismo (que respalda a Meryl Streep pero ignora a Carrie Coon) con el agravante, además, de situarse en un contexto ante el que es fácil tomar distancias. Una fábula demasiado pulida, tan acomodada en sus propias convicciones que podría pasar por ser una obra clásica norteamericana, de no ser por el modernismo lumínico de Janusz Kaminski o un reparto tan poco aprovechado que juega a quién es quién en el actual panorama seriéfilo.
Este contrapeso teóricamente artístico a la teóricamente comercial 'Ready Player One' vendría a ser como capítulo de la estupenda 'The Newsroom' pero sin la garra, ni el nervio o la punzada de un Aaron Sorkin. Siempre entretenida, siempre decentísima y por supuesto, siempre formalmente inmaculada como corresponde a un Steven Spielberg que aquí ha hecho un poco la de Ridley Scott, como quien dice, la de filmar sin bajarse del autobús. Un artículo correcto pero demasiado institucionalizado (como evidencia su final) donde sólo destaca la partitura de un John Williams, este sí, que suena con la ilusión de un chaval.
Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex