Cuando muere su esposa, Kjetil ha de quedarse al cargo de su hijo adoptivo de seis años de edad llamado Daniel. Kjetil quiere conocer los orígenes del niño, por lo que decide llevarle a Colombia para encontrar a su madre biológica. Una vez en Bogotá, un taxista y su familia ayudan a Kjetil en su misión, a la vez que el pequeño vuelve a conectar con el que es su lugar de procedencia. A medida que pasa el tiempo, cada vez es menos descabellada la idea de que padre e hijo se queden a vivir en el país del continente americano.